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El día que Antonio Burgos descubrió quién mató al Marqués de ‘Mañana sale’

A la hora del adiós al compañero y amigo, quiero recordar su pasión por la copla y algunas vivencias compartidas.

 

Hoy, 21 de diciembre de 2023, Sevilla y Andalucía lloran la partida de su cronista más auténtico y comprometido de las últimas décadas. Antonio Burgos Belinchón fue sedado por los médicos el pasado día 19, tenía ochenta años. Paradojas de la vida, justo en el aniversario de la ida de uno de sus grandes amigos y cómplices en la lucha por el andalucismo y la copla: Carlos Cano. Así lo recordé en este post:

 

 

Sin saber nada de su delicado estado de salud, ni que se hallaba ingresado, me permití recordar ese último 23 aniversario de la partida de Carlos, con una imagen de los “padres” de las ‘Habaneras de Cádiz’ en el programa de la SER en Andalucía ‘Las cenas de La Dorada’, encuentro gastronómico con Burgos presente, uno de los almuerzos que a lo largo de nuestras vidas hemos compartido Antonio y yo con un denominador común: la copla, una de nuestras grandes pasiones.

El primer almuerzo que organicé se celebró en el restaurante del Hotel Alfonso XIII. Nació tras mi llamada a Burgos para contarle, impresionado, que había tenido la suerte y el honor de conocer y tratar al más grande poeta popular – después de Federico- que ha parido Andalucía:  Rafael de León y Arias de Saavedra, Marqués del Valle de la Reina y autor de miles de coplas muy admiradas por ambos. Y junto a Rafael de León también estaba Juan Solano, otro de los grandes compositores que hicieron coplas que son parte de nuestra historia sentimental. Noté a Antonio encantado con el relato, con los chismes de varios días de compartir algunos encuentros con la pareja que, por aquel entonces, habían bajado a Sevilla para apadrinar a una joven promesa de la canción llamada Isabel Pantoja. “Esta niña promete, pero es muy dura de mollera, muy cazurra” comentaba con guasa y distancia Solano. No sé cómo pero se me ocurrió decirle a Antonio que podría organizar un encuentro de los cuatro y así sucedió. No recuerdo detalles de lo que se habló durante la comida – cara y no muy decentita para un 5 estrellas de entonces- sí recuerdo una de las preguntas de Antonio a Rafael de León:

-Don Rafael,  en “Mañana sale” , ¿quién mata de verdad al Marqués?

Ni confirmó ni desmintió, pero dejó meridianamente claro que fue la mano de la lotera la que usó el puñal.

 

 

Anécdotas al margen creo que aquel encuentro en el que tuve el honor de estar presente, sirvió para que Burgos, Rafael de León y Juan Solano establecieran canales de comunicación que durarían hasta la muerte del poeta sevillano y del músico cacereño.

No sería aquel almuerzo el último que nos sentara con la copla por bandera a Antonio Burgos y a mí. Años después tuve la oportunidad de realizar la primera entrevista que concedía Concha Piquer tras su famosa ‘retirada’ en Isla Cristina un 13 de enero del año 1958. La Piquer hacía ese esfuerzo después de tantos años en silencio para ayudar a su hija Conchita Márquez que preparaba un espectáculo a estrenar en Sevilla que se iba a llamar “El baúl de La Piquer”. Producido por el boticario y empresario Juan Mota, finalmente no se llegó a representar, pero Doña Concha cumplió con su hija y la promocionó con aquella primera entrevista en años y una segunda, la última de su vida, que concedió días después al ABC de Sevilla, creo recordar que al querido Manolo Ramírez Fdez de Córdoba.

Abierta la posibilidad de organizar una entrevista en directo con Concha Piquer presente en el camarote reservado de La Dorada y dado que se disponía de espacio suficiente llamé a Antonio e Isabel y les invité a cenar, que aceptaron encantados.

Y sí, Antonio le preguntó algo que incomodó a la estrella valenciana que mejor ha interpretado la copla y fue sobre su supuesta rivalidad con el represaliado republicano Miguel de Molina, ‘Ojos verdes’ de por medio. Y fue cuando Doña Concha reveló de quién eran los famosos ‘ojos verdes’, los de un soldado que iba a visitar a Rafael de León en el camerino del teatro sevillano y que, por supuesto, la canción la habían escrito para ella.

He querido traer estos encuentros personales con Antonio Burgos justo cuando mucha gente está descubriendo hoy la dimensión de alguien que, desde su libertad defendida a capa y espada, con aciertos y errores, nos marcó durante décadas un magnífico e irrepetible recuadro andaluz.

Y en estas apresuradas líneas de recuerdo y homenaje al amigo y compañero que nos deja, he pretendido destacar al Burgos que más en serio y apasionadamente ha trabajado por conocer y dignificar cómo se canta en Andalucía a través de un género, la copla, manipulado, denostado y manoseado interesadamente por el pasado. En esa estela de recuperación de nuestra crónica sentimental, que ya marcó en su momento otro genio de este oficio, Manolo Vázquez Montalbán, Burgos ha ido más al fondo, siempre supo de lo que hablaba o escribía con detalle curiosón en rosa, muchas veces de la mano de los propios personajes de la historia de la copla y el cante como Juan Valderrama o Rocío Jurado. Con el exyerno de La Piquer, Curro Romero, que es punto y aparte en su obra.

Se nos ha ido uno de esos personajes que considerábamos de la familia, con el que a veces te mosqueas, discrepas y te cabreas, pero al que profesas todo el afecto por lo mucho y bueno que te ha aportado durante décadas. De sus muchas cualidades me quedo especialmente con una: Andalucía por encima de todo.

Descansa en paz admirado y querido Antonio Burgos, aunque José Luis Sanz no te ponga un rótulo de cerámica de Triana con tu nombre, pasarán décadas para que Sevilla olvide los retratos recuadrados que escribiste con maestría difícil de igualar. Y, desde luego, quien quiera trabajar e investigar sobre la poesía musical andaluza necesariamente deberá buscar en la obra de Antonio Burgos, por cierto, pionero columnista en la red con su propio dominio.

Mi más sentido pésame a su mujer, querida Isabel, a su hijo Fernando y al resto de su familia. También a los compañeros de Abc de Sevilla que hoy han lanzado un periódico magnífico, con cuarenta páginas dedicadas a la figura excepcional del compañero, escritor y periodista. No se merecía menos, desde luego. Descansa en paz, Antonio.