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El Pleno al Quince de Paco Baena

No capitular. Eso es lo que hace Baena Bocanegra a diario, en eso se ejercita.

 

Carlos Navarro ha escrito un magnífico artículo sobre el error de Baena Bocanegra. Con el bisturí elegante con que su cerebro y mano maneja la realidad y nuestro idioma, pone la llaga de la abogacía de esta circunscripción colegial sobre la mesa de la forense Kay Scarpetta. Sombrero en mano, maestro.

Quiero aportar otro folio al informe forense. En este folio hablaré solo de la gallarda valentía que el declarado caido en el combate colegial del pasado veintidós de este mes de difuntos en esta levítica capital, ha demostrado, toreando de capa tras recibir a porta gayola el morlaco que el anterior decano sacó de toriles tras los clarines vibrantes presidencialmente preceptivos.

Vamos a dejarnos de malabarismos de compañeros que se adulan en público o en el foro y tiran de daga a degüello en tertulias y despachos insonorizados o en conversaciones de Chapineros a Alemanes para coger un taxi en la punta del brillante.

Cincuenta y un años de abogacía ejercida en pasillos de juzgados de toda clase y condición, en salas de vistas de juzgados de instrucción, de audiencias provinciales, en pueblos, pueblitos y villas ignoradas, en la Real Chancilleria de Granada, en el Tribunal Supremo, perdidos los pasos incontables, pleito tras pleito con sólo su sabiduría de horas de estudio de leyes y sumarios, subrayados, anotados, aclarados, señalados, con la toga letrada que iguala al tonto de remate, al pillo descarado, al que engaña al cliente, al que se sabe el pleito al dedillo y la ley artículo por artículo, y su verbo contundente y sonoro, como únicas armas, son, sin más un apabullante triunfo en este Ilustre Colegio y omito señalar más.

 

 

Vamos a dejarnos de malabarismos de compañeros que se adulan en público o en el foro y tiran de daga a degüello en tertulias y despachos insonorizados…

 

Pero, sí, hay más. Sigue haciendo a estas alturas de la vida, la suya de él, lo que siempre ha hecho. Ha oído a miles, sí miles, de personas, de personajes, de compañeros en apuros gravísimos, pidiendo árnica de su intuición, de su silencio, de su cerrada convicción de que defender es lo único que le importa como abogado de quien le pide su entereza profesional y su entrega de horas de madrugadas que no acaban nunca con la jurisprudencia necesaria y los hechos desmenuzados como en un quirófano del Virgen del Rocío.

Sabe de esta ciudad, incluidos letrados en peligro, mucho más que los penitenciarios que han ocupado el confesionario de la Santa y Metroplitana Iglesia Catedral. Ni Segura, Bueno Monreal, Amigo y Asenjo, conocen de primera mano tanta miseria humana, tanta maldad envuelta en paramentos de perdigueros y ceroferarios del Martes Santo, tanto descalabro, tropiezo, acabamiento y suicidio, como éste primer espada de una candidatura colegial condenada a no vencer. Muchos de los que han acudido a él cuando no tenían a quien y necesitaban tener quien los defendiera, asesorara, restaurara, han preferido, (oh ¡ejemplo de junta de gobierno de cristiana cofradía, de cabildo de horas con vicario al frente!, ¡en Sevilla hay que morir!), mirar para otro lado y no votar, para no votar a quien saben que sabe lo que les avergüenza que sepa quien no debiera saber.

 

Ni Segura, Bueno Monreal, Amigo y Asenjo, conocen de primera mano tanta miseria humana, tanta maldad envuelta en paramentos de perdigueros y ceroferarios del Martes Santo, tanto descalabro, tropiezo, acabamiento y suicidio, como éste primer espada de una candidatura colegial condenada a no vencer.

 

Si con setenta y seis años y la vida hecha, con hijos y nietos, con compañera de gracia y donaire, con despacho propio y prestigiado, con el horizonte resuelto, encuentran ustedes alguien del Ilustre Concilio colegial hispalense de abogados que tenga arrestos para enfrentarse a pecho descubierto a las añagazas que todos conocemos y que se muestran elección tras elección cuál PSOE en el poder, díganlo. No hay uno, ni un poco cargado de vino como don Federico Estudillo a las diez de la noche en Becerra de la calle Gamazo.

Lo ha escrito Ricardo Piglia antes de morir: “Porque la cuestión no es lo que el mundo hace con uno, sino cómo uno es capaz de enfrentar el horror y el horror y el horror del mundo, sin capitular”. No capitular. Eso es lo que hace Baena Bocanegra a diario, en eso se ejercita. Por eso ha ganado estas elecciones. Porque ha ejercido el señorío de no capitular.