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El PSOE de Andalucía y su futuro

Pilar Gómez Casero: 'Susana Díaz encarna los modos y la gobernanza de un PSOE desorientado y falto de nuevas ideas'.

 

Desde el anuncio de la convocatoria del próximo congreso federal, no dejan de aparecer reflexiones y comentarios en medios y redes sociales sobre la conveniencia o no de renovar la dirección del partido socialista en Andalucía e intentar recuperar el gobierno de la Junta. En el vórtice de una pandemia terrible, que ha provocado un retroceso evidente en las expectativas de mejora económica y en el bienestar, cuando no de un empobrecimiento alarmante de muchas familias, la sensación de muchos militantes es de que el partido debe liderar un cambio profundo en la manera de hacer política en nuestra Comunidad y al mismo tiempo generar ilusión entre los propios socialistas y los votantes desafectos.

Entendiendo la dificultad que supone hacer oposición para un partido que ha gobernado durante tantos años sin apenas haberla sufrido, y aún habiendo ganado las últimas elecciones, la realidad debe imponerse y hacer reflexionar a quien ha sido responsable de la pérdida de confianza sobre la evidencia de un proyecto agotado y una exigencia de renovación de líderes y programas.

El horizonte de un partido político es gobernar e implementar las medidas contenidas en un programa electoral en consonancia con sus principios ideológicos y fundacionales, no simplemente ganar para alimentar el ego de sus dirigentes. Cuando el objetivo se queda en eso, son ellos los que deben analizar los resultados y dar un paso atrás que permita recuperar el terreno perdido.

El asalto a la Ejecutiva Federal en aquel Comité del uno de octubre supuso un vuelco definitivo para el papel de la militancia en los procesos internos. A mí entender, no fueron las primarias que devolvieron a Pedro Sánchez la Secretaría General las que lo auparon luego a la Presidencia del Gobierno, sino la rebelión de las bases socialistas ante una traumática operación de acoso y derribo orquestada desde Andalucía por Susana Díaz y apoyada por los representantes de la vieja guardia con muy honrosas excepciones.

Su posterior afán por convencer de que lo único importante era Andalucía y de que todos sus desvelos irían encaminados a seguir gobernándola, no caló demasiado en la ciudadanía, a tenor de los resultados obtenidos en las elecciones que permitieron el ascenso de las derechas a la Junta.

Es ahora cuando los y las militantes socialistas andaluces tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo del Partido para intentar desalojar a los inquilinos de San Telmo y recuperar las claves para una política social que asegure la sanidad y la educación públicas, el respeto al trabajo de los profesionales de los medios de comunicación también públicos, la ayuda a la dependencia, el fomento del empleo digno, la transparencia en la acción de gobierno…

El PSOE-A necesita una renovación. De ideas, de talante, de personas, en definitiva. Que devuelva a la militancia los cauces de participación activa y cotidiana y a nuestros votantes que dejaron de apoyarnos las razones para hacerlo de nuevo. Un proyecto distinto, que parta de la realidad actual de la Comunidad, sin rémoras, sin ajustes de cuentas en el deber y con mucha ilusión en el haber, coordinado con la Ejecutiva Federal y reclamando voz y presencia en la misma sin pretensiones de protagonismo, caminando juntos hacia una meta común de bienestar y conquistas sociales, de lealtad, y de compromiso para que nadie se quede atrás.

Susana Díaz tiene tanto derecho a postularse para seguir dirigiendo el partido en Andalucía como cualquier militante lo tiene a disputarle esa responsabilidad. Con una diferencia, ella encarna los modos y la gobernanza de un PSOE desorientado y falto de nuevas ideas, inflexible ante la crítica y alejado de la realidad que perciben las bases, que es la misma que perciben los ciudadanos. La generosidad de Iceta, como apuntó días atrás Gómez de Celis, debería ser ejemplo de cómo anteponer los intereses generales a los particulares sin tensionar cuerdas ni desgastar a la organización.

Queda tiempo para la reflexión. Y hay mucho trabajo por hacer. Como siempre, la militancia responderá con empuje y dedicación y el profundo convencimiento de que podemos cambiar las cosas para decidir nuestro futuro. Como socialistas y como andaluces.

 

Pilar Gómez Casero
Profesora de Secundaria
(Jubilada)