The news is by your side.

El ruido vacunal que tapa todo

Que no nos engañen. Esos bebedores de té pretenden que olvidemos la agenda separatista vasca.

 

A la chita callando, el Gobierno y el gobierno autonómico vasco acordaron, el pasado viernes, el traspaso, del primero al segundo, de las competencias de la gestión penitenciaria en el País Vasco. Un acuerdo de enorme calado político y nueva remesa del inagotable precio que Sánchez, con el patrimonio de todos, está pagando al PNV por su apoyo parlamentario en el congreso de los diputados. Una connivencia despreciable que no solamente alcanza lo económico con el abusivo “cupo vasco”, sino que también es un chalaneo de recíprocos beneficios políticos de Sánchez y Urkullu.  

 

La firma del acuerdo, que en su recta final ha sido cautelosamente gestionado por detrás (¿cómo no?) por Miquel Iceta, se ha pospuesto hasta seis días después del 4-M. Se trataría así de evitar que ese mangoneo carcelario, en el marco de la llamada Comisión Mixta de Transferencias, hundiera aún más las ya menguadas expectativas de Sosomán de alcanzar el gobierno de la CA de Madrid. Finalmente, el 1 de octubre, tomará cuerpo el nuevo “modelo penitenciario vasco” que incluirá, entre otros, la gestión de las tres cárceles vascas: Basauri, Zabala y Martutene. 

 

Esta sustancial transferencia es otro paso más del perverso camino hacia el empobrecimiento político del Estado. Algo asquerosamente coherente con el paulatino acercamiento al País Vasco de los convictos etarras encarcelados. Oculto bajo la manta de la lucha contra el CV-19, asistimos a otro capítulo del inventario de cesiones, concesiones y regalos que pagamos todos ―en política nada es gratuito―, a los nacional-separatistas vascos. Me temo que, dentro de seis meses, a similitud de lo que viene sucediendo en Cataluña con los sediciosos del procés, veremos una ampliación de privilegios penitenciarios en favor de los etarras.  El vocablo “transferencia” tomará, en ese contexto, un carácter sangriento que ni será equívoco (de significados dispares y sin conexión), ni analógico (de varios significados de un núcleo semántico común). Será de signo unívoco: desigualdad entre españoles en beneficio de los terroristas.   

 

Tras la derrota de ETA, después de casi 60 años de crímenes y con más de 950 asesinatos en la mochila, los “buenistas”, que tanto proliferan últimamente, tratan de vender que el camino a la normalización y el apaciguamiento definitivo debe pasar por una suerte de “borrón y cuenta nueva”. Lo cual parece de una ingenuidad estúpida. Que no nos engañen. Esos bebedores de té pretenden que olvidemos que la agenda separatista vasca contiene un objetivo irrenunciable: la independencia de las tres provincias vascas, junto con la anexión de Navarra (una especie de Anschluss nazi de Austria de 1938). En eso, bien por acción o bien por omisión, están unos y otros, aprovechando el ensordecedor ruido vacunal que ahora tapa todo.