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Escuredo, Clavero, Blas Infante y Bonilla con Escudero

¿Respetará la derecha más que el PSOE el legado de Blas Infante cuya Fundación corre peligro de desaparecer?

 

A finales de la década de los 70 Andalucía se disponía a recorrer un largo camino para lograr su autonomía por la vía constitucional más difícil y complicada, la del 151 de la Constitución.

El PSOE, que aún no se apellidaba con el nombre de Andalucía, había empujado a Plácido Fernández Viagas a su jubilación política anticipada víctima para muchos, el bueno de Plácido, de las conspiraciones internas en la cúpula de su partido en Sevilla.

Fue tras la caída de Plácido cuando irrumpe en el escenario el que hasta entonces había sido su consejero preautonómico de Obras Públicas, un abogado estepeño llamado Rafael Escuredo Rodríguez al que todos fuera de Sevilla llamaban “Rafael Escudero” y que había formado parte del despacho jurídico de Capitán Vigueras con Felipe González y otros jóvenes abogados progresistas o de izquierdas, instalados en la revolución permanente contra la dictadura.

Recuerdo que una tarde otoñal, quizás del año 79,  en un velador cercano al Pabellón Real del Parque María Luisa, segunda sede de la preautonomía tras la provisional de la Diputación de Sevilla, tomando unas cervezas, salió en la conversación el tema del apellido del presidente que, por aquel entonces, nadie pronunciaba correctamente ya que todos le llamaban públicamente “Escudero”.

-No os preocupéis, dijo Rafael en un momento de la charla, llegará el día que a los que se llaman ‘Escudero’ les llamarán Escuredo, ya veréis, ya.

Aquella previsión entre risas del presidente preautonómico, pasado el tiempo, acabó cumpliéndose a pies juntillas y era fácil oír en las radios y televisiones como algunas veces se rebautizaba a los Escudero de turno.

 

El espíritu de Blas Infante sobrevoló la cena

 

Viene a cuento esta lejana época y su anécdota por varias razones. La primera porque hace unos días, en una nueva puesta de largo de la Fundación Rafael Escuredo, se homenajeó al ex ministro para las Regiones Manuel Clavero Arévalo, el segundo gran protagonista junto al socialista Escuredo del proceso autonómico andaluz. Uno en Madrid y el otro en Sevilla, derribando muros, ganando enemigos y también adeptos a la causa autonómica del 151.

En aquella época el bipartidismo funcionaba a tope entre el PSOE y la UCD – Guerra, Abril Martorell-  y fue clave que ambos partidos desde Andalucía, frente a sus aparatos centrales y centralistas, instaran a todos sus ayuntamientos a suscribir mociones a favor del 151, tal y como exigía la complejísima Ley a la que nos habíamos acogido para lograr la misma autonomía que catalanes y vascos. Clavero por UCD y Escuredo por el PSOE fueron las palancas que activaron decisivamente el complicado proceso autonómico andaluz, ese en el que nadie nos regaló absolutamente nada como sucedió en cambio con otras autonomías por llamarse ‘históricas’.

 

Clavero, Escuredo y la Fundación Blas Infante

 

A Manolo Clavero, hoy con 93 años y con una mente más lúcida que nunca, le rodearon en el homenaje familiares, amigos y la plana mayor de la Fundación Blas Infante, fruto de la apuesta de Escuredo hace décadas por la figura y la obra del Padre de la Patria andaluza. Al acto no fue invitado José Rodríguez de la Borbolla, quizás el presidente que menos sensibilidad haya demostrado en su acción de gobierno a favor del mundo infantiano y la fundación que administra su legado.

Escuredo y Clavero apadrinaron política y culturalmente un proyecto históricamente justificado como fue recuperar y poner en valor la herencia política e intelectual del notario de Coria asesinado por sicarios falangistas y militares de Queipo de Llano en agosto del 36.

La llegada de Pepote Rodríguez de la Borbolla a la Junta, tras la caída de Escuredo impulsada desde Madrid por Felipe González y Alfonso Guerra (por este orden, no al revés como siempre se creyó) supuso que el PSOE-A, ya creado como partido, eliminase de los atrezos autonómicos los símbolos del “andalucismo”, robados previamente al PSA por el PSOE de Escuredo y que el PA intentó recomponer años después, aunque siendo ya un partido débil, dividido y abrazado hasta el exterminio por el oso de la coalición con Chaves.

 

Lapsus del Presidente Bonilla

 

Pero volvamos a la confusión que generaba el apellido presidencial hace cuarenta años, algo que volvió a suceder en el contexto del acto de homenaje de la Fundación Rafael Escuredo a Manolo Clavero.

Fue el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla, quien en el uso de la palabra en su discurso deslizó el apellido “Escudero”, aplicado al anfitrión del acto. Todos pensaron que se trataba de un lapsus presidencial, pero tras seguir escuchando su discurso comprobaron que no se trataba de un error, sino que Moreno Bonilla lo repitió varias veces, convencido de que Rafael Escuredo en realidad se llamaba Rafael Escudero.

La anécdota es solo eso, un sucedido sin mayor trascendencia salvo que nos sitúa en una época donde casi todo estaba por hacer en Andalucía, casi como ahora cuando seguimos igual que entonces con las tasas de paro.

 

Fundación Blas Infante, mejor su muerte que la agonía actual

 

El homenaje a Manuel Clavero, aparte de tenerlo merecido por una vida intensa dedicada a servir a su tierra, todo ello en el contexto de la Fundación Escuredo, prima hermana de la Fundación Blas Infante, tiene necesariamente otras lecturas que no conviene dejar pasar.

Clavero, comprometido desde primera hora con la figura, la obra y la familia de Blas Infante, no ha querido dejar pasar esta oportunidad para elevar al actual gobierno de la Junta un SOS para intentar salvar la fundación que administra todo el legado de Blas Infante. Una entidad que, según publicamos en su momento con la firma más que autorizada del periodista Alejandro Delmás Infante, nieto de Blas Infante, estaba rozando la quiebra técnica.

 

El segundo fusilamiento de Blas Infante, escándalo y resurrección en agosto de 2019

 

En ese contexto actual de abandono institucional de la Fundación Blas Infante habría que situar este oportuno homenaje a Clavero, de donde sale un mensaje claro y nítido al bipartito para que se restablezcan las ayudas públicas como sucedió en otras épocas.

Bonilla, que eligió a Manuel Clavero como el primer andaluz con el que se entrevistó como presidente de la Junta, nada más resultar elegido, tiene sobre su mesa la posibilidad de demostrar que cuando menciona a Infante no lo hace por quedar políticamente correcto y ganar votos, sino porque cree que es un activo de la identidad andaluza que merece la pena seguir apoyando y preservando. Si, por el contrario, cree el gobierno PP-Cs (Vox) que se trata de un chiringuito más, pues que lo elimine de una vez y lo explique a la opinión pública. Eso mejor que dejar que se apague lentamente la Fundación, como le está sucediendo a su impulsora María de los Ángeles Infante, internada en una residencia desde hace dos años, sin ayuda pública y que ya no recuerda ni su apellido.