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Facebook y la nueva policía política

La libertad de expresión en Facebook va a estar controlada por empresas con una ideología política explícita que, como han hecho antes de colaborar con la red social, elegirán según su conveniencia política qué es verdad o qué no, qué debe publicarse y qué no.

 

Muy pocos han prestado atención al hecho de que a partir de ahora la censura ideológica en Facebook estará a la orden del día, como ya lo está en Twitter.

En esta última Red, sus creadores ni siquiera han dudado en proclamar abiertamente cuál es su orientación política. Y los filtros que operan a la hora de bloquear cuentas o contenidos.

Resulta que Facebook, plataforma que cuenta con cantidad ingente de nuestros datos, que suministra a las empresas y a los gobiernos sin que nosotros tengamos el más mínimo control sobre lo que hace, se ha subido al carro de las fake news y su prevención hipocondríaca con la colaboración de tres empresas españolas para su programa de verificación.

 

De ellas, dos son las que hacen levantar la pestaña: Newtral y Maldita.es

 

La segunda se ha caracterizado durante toda su actividad por señalar contenidos ‘falsos’ relativos a o procedentes de ideologías políticas diferentes a los que dicha empresa abandera. Con un porcentaje significativamente menor de contenidos seleccionados que afectan a ‘los suyos’.

La primera es la empresa de Ana Pastor, periodista y capitoste de La Sexta, cadena de Televisión perteneciente al grupo Atresmedia. Caracterizada por su impecable imparcialidad y rigor informativo.

Esta empresa ya ha tenido oportunidad de actuar anteriormente, quedando expuesto a la luz pública el descarado sesgo ideológico empleado a la hora de identificar ‘bulos’.

 

Un sesgo, dicho sea de paso, tan sólo comparable con el que emplea la propia Sexta

 

Que no ha hecho nunca esfuerzo alguno por trasladar información con un enfoque mínimamente imparcial y equidistante. Lo que en una cadena de televisión es algo aceptable dentro del juego democrático -al fin y al cabo, uno elige lo que ve por televisión, lo que escucha por radio o lo que lee por prensa- no lo es en modo alguno en el manejo de una red que utilizan millones de usuarios todos los días.

Entre otras cosas, porque se confirma el lado más perverso de la intervención deseable contra las ‘noticias falsas’: utilizar la excusa de la seguridad informativa para imponer la censura política de los contenidos y de los perfiles no deseados por el poder de turno.

 

Algo que se enmarca dentro de la desagradable tendencia que imparablemente se abre paso de reducir espacios de libertad en aras de la seguridad.

 

Exactamente el mismo tipo de razonamiento que utilizan las dictaduras para legitimarse. Echen un vistazo a las últimas modificaciones del Código Penal, de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y de la Ley reguladora de la jurisdicción Contencioso-administrativa para comprobar por sí mismos lo que estoy diciendo.

Desde estos momentos, la libertad de expresión en Facebook va a estar controlada por empresas con una ideología política explícita que, como han hecho antes de colaborar con Facebook. Elegirán según su conveniencia política qué es verdad o qué no, qué debe publicarse y qué no. Que contenido debe quedar reducido al ostracismo y cuál debe bombardear los monitores de nuestros ordenadores cuando accedamos a la Red.

Un ataque contra la libertad de expresión

Sorprendentemente, este ataque contra la libertad de expresión en un medio tan amplio que ya forma parte, para la mayoría, de nuestras herramientas de comunicación más familiares y útiles, ha pasado casi desapercibido.

Los medios amigos o controlados por el Poder apenas si lo han mencionado

Precisamente porque saben que se abre un precedente extremadamente bueno para ellos. Una vía que les permitirá controlar, a la par que los gobiernos y otras empresas, los hábitos de consumo informativo de la población.

Controlar así, de manera mucho más eficaz que hasta ahora, qué deben pensar, qué deben sentir y, en última instancia, dirigir su comportamiento electoral.

Funciones estas que han desempeñado a lo largo de la historia las policías políticas de los regímenes dictatoriales y, también, las de los “democráticos”

La virtualización del pensamiento y de la vida social del conjunto de la población convierte al controlador de lo que se ve y no se ve en redes sociales en alguien muy poderoso. Con una capacidad de silenciar al discrepante realmente formidable.

Y aquí lo tenemos: dos empresas ideológicas pertenecientes a un grupo de comunicación ideológico que convierte la información en propaganda política día sí y día también. Va a decidir ahora, con el juicio justo, virtuoso y salomónico que se le presupone, qué podemos decir y qué no en Facebook. 

Juzguen ustedes.