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JEME nuevo, nueva etapa y viejos problemas

En mi opinión, el General Enseñat, es el oficial más capaz y polivalente de la lista de revista del Ejército.

 

Esta tarde, presidida por la ministra de defensa, Margarita Robles, se ha celebrado, en el Cuartel General del Ejército, la toma de posesión del GE Enseñat como JEME. También ha sido la despedida del relevado, GE Varela, quien ha cesado “por voluntad propia” (doña Margarita dixit), pudiendo enorgullecerse de marchar con la enorme satisfacción del deber cumplido. Los actos también han servido para despedir al 2º JEME, TG Martín Bernardi, quien ha sido inexplicablemente cesado, a solo tres meses de pasar reglamentariamente a la reserva. 

 

Hay que anotar en el haber de la ministra de defensa el nombramiento del general Enseñat como jefe del Ejército de Tierra (ET) a quien, por su preparación profesional, su currículo y su rigor intelectual puede calificársele, en mi opinión, como el oficial más capaz y polivalente de la lista de revista del Ejército. Enhorabuena, por tanto, a doña Margarita por su decisión, al nuevo JEME por su  triunfo profesional y, sobre todo, al ET por el lujo de ser encabezado por Amador Enseñat.  

 

Hay mucha faena por delante. El ET, como casi siempre, está en proceso de transformación. Pero, aunque es una organización muy compleja, debe funcionar a pesar de los vaivenes y, sobre todo, de la carencia de dinero. Escasez perniciosa que, entre otros daños, ralentiza fuertemente el mantenimiento y afecta negativamente a la operatividad, cuando ésta es, precisamente, la razón de ser de todo el tinglado de la defensa. 

 

No hace mucho, primando el principio de funcionalidad, se concentraron unidades, se suprimieron otras, se transformaron mandos en cuarteles generales divisionarios, se crearon otros nuevos intermedios (mezclando churras con merinas), y algunos se ubicaron de forma poco usual. Ejemplo paradigmático de ello es ese Mando de Presencia y Vigilancia Terrestre que, con su cuartel general en Tenerife, resulta increíblemente excéntrico para la dirección operativa simultánea de Canarias, Ceuta, Melilla, Baleares, Chafarinas e islas y peñones españoles del norte de África. El nuevo 2º JEME, TG Palacios, un excelente oficial que hasta ahora era  el jefe de aquel Mando, conoce bien el problema que, últimamente, le obligó a salir de Canarias para poder cumplir las operaciones encomendadas. Complementando pues el “ticket” de Enseñat, va a tener la posibilidad de cambiar las cosas, si bien con la reducida perspectiva de solo doce meses en el destino.     

 

Va cobrando fuerza la idea de retornar a la dispersión de unidades y centros, en base a ese “moderno” concepto de la “España Vaciada”, para rellenarla con militares y sus familias. Por no remontarnos a Carlos III, eso recuerda aquella Defensa Operativa del Territorio (DOT) del siglo pasado, con un despliegue ―tildado de franquista―, que está obviamente superado (claro que no hay nada más franquista que la paga extraordinaria de julio y, sin embargo, ni los más “progresistas” se atreven ni a denunciarla ni a suprimirla). 

 

Por otra parte, en base a intereses difusos, se oyen nuevos “inventos” para ubicar alguna unidad en el antiguo campamento de Monte La Reina (Zamora), o de asentar una nueva unidad en Segovia para “compensar” el previsto traslado del   PCMASA 2 a la nueva base logística a construir en Córdoba. Por no mencionar el sangrante caso de la salida obligada del Grupo de Obtención por Sistemas Aéreos del ET ―los drones, para entendernos―, del aeródromo militar de León, para ir a no se sabe dónde (¿quizás Logroño?), por resistencia del Ejército del Aire (EA) a renovar el convenio que permitía a los drones del ET operar desde allí. Más gastos, no programados, de traslado y nueva instalación. ¿Será por dinero, con los previstos PGE expansivos?

 

En fin, entiendo que las unidades militares deben desplegar o ubicarse, en tiempo de paz, con referencia a tres criterios básicos: la infraestructura existente, la capacidad de reclutamiento y las conveniencias operativas.  Otras razones, aun las respetables, son complementarias. Porque el riesgo de intercambiar las prioridades cediendo ante los argumentos personales o partidistas podría llevarnos a “descubrir” que, por ejemplo, el salto paracaidista, la instrucción de compañía, el adiestramiento de bandera legionaria, o el tiro de artillería podrían ejecutarse por teletrabajo.