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La estupidez congénita

Ya no sorprende ver al “Comité Técnico” mintiendo a escala planetaria sin inmutarse.

 

Ahora que llevamos bastante mas de un mes confinados seguimos teniendo el mismo grado de información que los primeros días del mes de marzo. Las noticias llegan filtradas por el departamento de comunicación de la Moncloa, monitorizado a tiempo real por el todo poderoso Iván Redondo. Ya no sorprende ver al “Comité Técnico” mintiendo a escala planetaria sin inmutarse. Cabezas de turco que acaban responsabilizándose de las nefastas indecisiones de este Gobierno supuestamente progresista. Entiendo que debe ser difícil para esta cuadrilla de políticos vendedores de miseria encontrar acólitos que le hagan la propaganda, pero ya se sabe que los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores están llenos de fanática osadía.

He de mencionar aquí, por ser de rabiosa actualidad, las declaraciones del General de la Guardia civil José Manuel Santiago respecto al control que realizan los servicios de información de la benemérita sobre las redes sociales para minimizar el daño al gobierno de los bulos o noticias falsas. No fue ningún error o lapsus como cínicamente declaró el Sr. Marlasca.  Tanto las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como las Fuerzas Armadas siguen las instrucciones del Gobierno, no del Estado.  Es el Ministro del Interior el que da la ordenes e instrucciones necesarias y precisas como acostumbra a apostillar su actual titular, el juez Marlasca y los miembros de estos cuerpos tiene la obligación de cumplirlas. Hay que ser gallina para esconderse detrás de un uniforme y tratar de escurrir el bulto, se le ve demasiado la pluma Sr. Marlasca.

 

En otro orden de cosas y ante el flujo de datos, estadísticas, balances, predicciones y recomendaciones que nos ofrecen a diario,  uno tiende a poner distancia mental y tomar la suficiente perspectiva para poder hacerse una mínima composición de lugar y entender, aunque sea de modo superficial, todo cuanto nos está ocurriendo.

 

Surgen entonces las preguntas cuyas respuestas, excepto los estúpidos como yo, todo el mundo parece tener. Y cuando dudas o cuestionas estas respuestas, inmediatamente aparece el científico aficionado y, con aire de suficiencia, te tilda de analfabeto y te restriega, pomposo, las teorías de Dani Kahneman acerca de los sesgos cognitivos y lo vagos que somos al aplicar el sistema 1, simplón y automático para no tener que esforzarnos y utilizar el sistema 2 que requiere concentración para la elaboración de conceptos complejos. Es entonces cuando se te queda cara de bobo y el científico aficionado resurge efervescente espetándote con aire displicente eso de: otro tonto que cree en las teorías de la conspiración, seguido de la risita compasiva que te hace sentir el ser más analfabeto y desinformado del planeta.

 

Una vez aceptada mi ignorancia supina, lo estúpido de mi pensamiento, básico y simplón y de reconocer las grandes dotes humanísticas, teóricas y científicas de estos eruditos a tiempo parcial, paso a expresar mis dudas respecto a los acontecimientos que nos está tocando vivir.

 

Llevamos años viendo películas made in USA donde se adelantaban las consecuencias de la expansión de virus letales que azotarían a la humanidad.

Cómo el Gobierno americano, con sus espectaculares medios y la actuación estelar de sus mejores “hombres y mujeres”, conseguían doblegar la pandemia y salvaban a los pobres terrícolas de una muerte segura y aterradora mostrándoles de camino el papel fundamental y decisivo de los Unites States como salvadores y garantes de la vida terrícola.

Curiosamente, una vez que esta amenaza se ha hecho realidad los ha cogido a todos con el calzón quitado  y tarareando eso de: We always look at the bright side of life. (Siempre miramos el sentido positivo de la vida)

 

En fin, como dice mi amigo y gran científico, psicólogo, economista, sociólogo, matemático, estadista, etc,etc, son cosas del azar.

 

Sin en cambio (y escribo bien, no es un lapsus) yo pienso de modo diferente y eso me convierte en blanco de las risas y críticas mordaces por parte de esos grandes intelectuales.

Como resulta evidente, no tengo respuesta para nada. Ni cierta ni aproximada. Especular es gratis, pero ni tan siquiera me atrevo a hacerlo. Solo se que no sé nada. Y este Gobierrrrrno de España a través de sus portavozas y palmeros televisivos no contribuye ni de lejos a poner la más mínima claridad a todo esto. Y no digo ya claridad, digo honestidad. Todo es confuso, contradictorio, falsario y tenebroso.

 

Al final, y entra dentro de lo posible, quizá tenga  razón mi amigo el gran científico, psicólogo, matemático, etc,etc y la solución pase por la “inteligencia artificial”. La utilización robotizada de algoritmos predictivos que coadyuvaran a la resolución de problemas complejos por parte de máquinas super especializadas, exonerando de ese modo a las débiles y saturadas mentes humanas que quedarán, de ese modo, relegadas a labores de supervisión y alimentación con datos procesados y convertidos en   algorítmicos, de estas super máquinas salvadoras. My be.

 

Me pregunto, y solo me pregunto. ¿Qué hacía el pangolín de parranda por la noche expuesto a que un murciélago con mas bichos que una charca le diese un modisquito en el cogote?. ¿Qué pasó por la mente del chino que decidió almorzar un pangolín con resaca y se sentó para hacerlo, como no podría ser de otro modo, en las escalinatas del laboratorio de bioseguridad del Instituto de Virología de la ciudad de Wuhan? ¿sufrió ese chinito recién restaurado un repentino ataque de tos justo en el momento en el que se cruzaba con uno de los técnicos de este laboratorio? Ahhh, el azar, cuan caprichoso es. Un murciélago infecto se divierte lascivo con el pescuezo de un pangolín agilipollado que se deja cazar por un chino con gustos culinarios algo exóticos y que acaba lanzando sus gotitas de saliva al toser sobre un científico del primer laboratorio a nivel mundial en el estudio y producción de virus maléficos. El azar, Dios escribe recto con renglones torcidos.

 

Se que no tengo excusa para achacar mis absurdas teorías a otras circunstancias que no sea mi estupidez congénita. No todos podemos ser científicos bien ilustrados y suficientemente informados, pero no por eso merecemos la crucifixión. ¿o quizá si?.

 

Ahora  el futuro me parece incierto y oscuro, insondable. Cuando que creia tener la vida resuelta, compruebo con estupor las ideas comunistas que nos quieren inyectar por vía insólita y esto me hace temblar como la retama azotada por el levante.

 

Si opinas te persigue Marlasca y sus beneméritos. Si discrepas tus amigos se burlan de ti, si dudas estas condenado. Ya lo adelantó el tandén Iglesias Sánchez: Hazte preso sine die. Despídete de tus ahorros, de tu industria, de tu negocio. Olvida lo que es un beso o un abrazo. Deja que tus hijos se pudran en el salón de tu casa. Que tus padres mueran solos y abandonados y sean enterrados donde el Sr. Ministro de sanidad considere más acertado. Cree ciegamente en lo que te decimos que ya estamos inventando la maquinita que regirá tu vida, la inteligencia artificial decidirá quien nace o quien se aborta. Quien se reproduce o quien servirá para pienso. Qué es verdad o que es mentira. Tu solo mira hacia adelante, obedece, resígnate. No tienes que pensar no que preocuparte, el papa estado velará por ti. Bienvenido al paraíso social comunista.