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La izquierda agnóstica pide un milagro

Pepe Fdez
Pepe Fernández

Como la izquierda no cree en Dios parece que hay que descartar un milagro de última hora, como sucedió en la Generalitat, que evite que tengamos que volver a los colegios electorales el 26 de junio, a cuatro días del arranque oficial del veraneo y con las playas abarrotadas.

Hasta el propio ministro De Guindos, según recogió una cámara indiscreta en Bruselas, piensa que tras el 26J todo seguirá igual; se refería obviamente a la correlación de fuerzas en el parlamento. Daba así a entender que España puede volver a enfrentarse a una situación política de inestabilidad, en la que difícilmente pueda formarse gobierno. Y no habrá cosa más irritante que ante una reedición de lo que hay, se llegue a un acuerdo que hoy es imposible.

No obstante, pese a tener razón el ministro de Economía al recoger lo que todo el mundo piensa o prefiere pensar, hay varios elementos novedosos que no conviene dejar de lado.

El primero será la abstención, motivada no ya por la tradicional bolsa de compatriotas que no suelen acudir a las urnas, sino por miles de votantes hartos, cansados y hastiados del deplorable espectáculo que ha ofrecido la clase política española salida del 20D. ¿Cuantos se quedarán en casa ese domingo de junio o se irán a la playa? Quien sabe, pero desde luego a ras de calle se perciben muchas tentaciones de castigar a la política no yendo a votar y pasando ampliamente de las urnas. Es más, los ciudadanos han percibido (erróneamente) que sin gobierno el país sigue funcionando.

La segunda cuestión por conocer es saber que qué medida, el estallido de la corrupción que alcanza a todo el PP tras lo de Valencia, Gürtel, Panamá, Granados, Granada etc, les va a pasar factura en las urnas.

Anotemos también como elemento novedoso en la previsible campaña que se avecina la unión de las fuerzas de Podemos e IU. Una alianza, anoten, que adquiere especial importancia en la comunidad más decisiva en unas elecciones generales en España, esto es Andalucía. Si Teresa Rodriguez y Pablo Iglesias lograsen sumar los 257.000 votos obtenidos por IU en Andalucía, estarían más cerca del aniquilamiento político del PSOE cuya cifra se sitúa entorno a los 300.000 votos.

Cuatro meses para levantar el velo

A todo esto habrá que sumar un elemento decisivo consistente en saber qué valoración hará, llegado el 26J, cada elector tras el levantamiento del velo a las fuerzas políticas que ha supuesto el tiempo perdido desde la Navidad. Y en este examen estarán todos, la vieja y la nueva política. En este capitulo quizás los menos quemados son la gente de IU con Alberto Garzón al frente. Como no tienen peso parlamentario por culpa del Sr D´Hondt, no han contraído tantos “méritos” como el resto. Han estado donde siempre dijeron que iban a estar, apostando por una coherencia que no ha sido moneda corriente en este tramo de la política española.

Ciudadanos, víctima de un crecimiento descontrolado de avalancha, donde se le ha colado lo peor y lo mejor de cada casa, con la extrema derecha agazapada en puestos claves orgánicos, sin término medio, conocerá el 26J cuánto le ha supuesto un pacto con los socialistas de Pedro Sánchez, especialmente entre los votantes que apoyaron el partido naranja, hartos de una gaviota investigada y carroñera.

Otro tanto le sucederá a Podemos que se enfrenta a la incógnita de saber si quienes votaron el 20D a la formación, no para que gobernase sino para ejercer de contrapeso y fiscalización del PSOE presidiendo un gobierno de cambio, creen a día de hoy que Pablo Iglesias se merecerá una segunda oportunidad. Su discurso sobre los “sillones” antes que los programas le ha hecho mucha pupa, más de la que imaginan los politólogos morados.

El principal activo electoral que los socialistas podrán presentar a finales de junio han sido los intentos fracasados por formar gobierno, con más moral que el alcoyano, sí, pese a resultar cansinas las reiteradas comparecencias de Sánchez y su portavoz Antonio Hernando repitiendo aquello de hasta el rabo todo es toro

La mochila de Sánchez

Por contra, Sánchez carga con la mochila del descrédito político que desde el Sur le ha colocado con premeditación, alevosía y momentos de desprecio quien tanto le ayudó para vencer en primarias a Edu Madina, Susana Díaz, que ya se tiene que haber dando cuenta que manejar el PSOE federal de Ferraz no es lo mismo que la Agrupación de Triana, Centro o Macarena de Sevilla.

Una parte importante de militantes socialistas, sus familias y muchísimos electores del PSOE andaluz, no acaban de comprender cómo las aparentes ansias de poder de la lideresa andaluza ha llevado a la centenaria organización a poner públicamente en la picota a quien se sienta en el sillón que un día fue democráticamente ocupado por Felipe González, Joaquín Almunia, Jose Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba. Nunca, ninguno de ellos, fue tan cuestionado desde una agrupación territorial del PSOE y menos desde la más importante de todas. Es más, la federación andaluza fue históricamente una mimética prolongación de la dirección de Santa Engracia o Ferraz.

Una ofensiva de Susana que, dicen ahora, se pospone hasta la noche electoral del 26J si el PSOE no gana y Pedro Sánchez queda como Cagancho en Almagro.

Y  finalmente está el Partido Popular cuyo principal enemigo, si nadie se atreve a remediarlo, encabezará nuevamente la lista para presidente del Gobierno. Mariano Rajoy es un lastre para el PP, casi todos lo reconocen en privado, pero mover eso en un partido tan presidencialista parece que es tarea imposible, dado el apretado calendario. Puntuales declaraciones, guiños aquí y allá, pero Rajoy permanece como un junco junto a la ribera. Y dice que está en forma y que tiene ganas, mientras busca su segunda oportunidad como el platanito.

Añadan a eso los efectos del estallido de las tracas valencianas o el ministro Soria con sombrero panameño, junto a la Operación Nazarí, Pepe Torres Hurtado y lo que de ella salga, etc etc.

¿Pasará factura la corrupción al PP en estas generales tan atípicas que llegan? Hasta ahora ese castigo ha funcionado a ralentí en las urnas, tanto para el PSOE como para el PP. Pero el desgaste existe y es real.

Así que todo queda abierto, incluso la esperanza para los no creyentes de que pueda producirse un milagro antes de que sea demasiado tarde y comience el camino al 26J que despejará muchas de las dudas actuales.