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La necesidad de un PSOE-A sin excusas

No hay que olvidar que Espadas es producto del más genuino peronismo susanista, el del clientelismo y el apoyo del Ibex 35.

“Ya no hay dioses que nos devuelvan compasivos lo que perdimos, sino un azar ciego que va trazando torcidamente, con paso de borracho, el rumbo estúpido de nuestra vida.” Así se expresaba Luis Cernuda empapado de lecturas de Schopenhauer y Kierkegaard. Es posible que algún corazón socialista en Andalucía también sienta ese vaivén espiritual que se sustancia cuando la futilidad como premisa se constituye en doctrinarismo antimetafísico y amoral. Decir, como insinúa el líder del PSOE-A, Juan Espadas, que el distanciamiento del electorado socialista está motivado porque la organización fundada por Pablo Iglesias no se ha desnaturalizado lo suficiente, que necesita moderarse aún más –lo cual  no es sino una redefinición de gran incomodidad intelectual en el espacio de la derecha- es poner en funcionamiento una dialéctica mediocre, inane de ideas y con lo que más le sobra al socialismo andaluz: excusas.

La pirotecnia argumental de la nomenclatura orgánica, pésimamente gestionada, intenta demostrar que la solución Espada no ha sido determinante en el desastre demoscópico, que el secretario general del PSOE-A, jefe de la oposición en el Parlamento andaluz y senador autonómico, no ha tenido nada que ver con los resultados electorales. El viejo verso del poema del Mio Cid: “¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!” en el caso de Espadas y sus amigos de agipro se transforma en “!Qué buen señor sería si tuviese buenos vasallos!” la teoría del trasvase de votos del socialismo a la derecha demuestra un desconocimiento absoluto del pulso del electorado de izquierdas, que tanto denuncia Espadas pero, eso sí, como culpa ajena. Cualquiera que tenga oídos en la sentina en que el poder orgánico ha relegado a las bases, podrá comprobar que las expectativas fallidas de una regeneración echada en la desmemoria son llagas sin cauterizar que distorsionan la adhesión del sufragio a un socialismo andaluz muy mal gestionado por dirigentes carentes de finezza. Los italianos utilizan el término finezza, que podría traducirse al castellano por finura pero, con solo eso no tendríamos la idea correcta de lo que significa la expresión especialmente en el marco de la política, que va mucho más allá, porque supone además comportamiento inteligente, sutileza en el trato, elegancia en la expresión, discreción y, sobre todo, sentido de la oportunidad. Cuando todo eso falla o se carece de ello los italianos utilizan el término, «manca finezza «.

El filósofo americano Stanley Cavell escribió que la democracia es una cuestión de voz. Se trata de que cada ciudadano pueda reconocer en el discurso colectivo su propia voz en la historia. Sin esto no hay política, sólo gestión, o gobernanza como se dice en los ámbitos económicos y sin política, la democracia no tiene sentido. Por ello, los responsables del PSOE que han propiciado la operación Espadas no deberían omitir que trabajar para ser alternativa significa dotar de contenido político a su proyecto, es decir, desmarcarse sin complejos del PP y tratar de imponer un nuevo lenguaje. Porque la confianza la transmite el que marca el sentido de las palabras. No hay que olvidar que Espadas es producto del más genuino peronismo susanista, el del clientelismo y el apoyo del Ibex 35, el de favorecer la investidura de Rajoy y los piropos de Marhuenda. Todo ello muy lejos de un socialismo ajeno a los aspavientos y boutades de una vida pública empobrecida por una mediocre lucha por el poder y la nómina.