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Los debates también tienen su corazoncito

Sirvió, por ejemplo, para  certificar la endeblez del candidato  Gabilondo que pasó de desechar cualquier alianza con la ultraizquierda de Iglesias, a implorar su apoyo.

 

Los expertos electorales afirman que el debate en Telemadrid, el pasado miércoles, no ha servido para nada. Según aquéllos, tal encuentro no ha traído ventajas electorales para ninguno de los participantes: Ayuso (PP), Gabilondo (PSOE), García (+Madrid), Monasterio (VOX), Iglesias (UP) y Bal (C’s), que son las respectivas cabezas de lista para las autonómicas, el 4-M, en la CA de Madrid. Sin embargo, uno, que no es experto demoscópico ―y quizás sea por ello―, sí ha encontrado tal debate de gran utilidad. 

Sirvió, por ejemplo, para  certificar la endeblez del candidato  Gabilondo. Éste, en 24 horas, pasó de desechar cualquier alianza con la ultraizquierda de Iglesias, a implorar su apoyo: “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones” (dixit). Un forzado y apresurado cambio de estrategia, que ahorma un frente popular para las elecciones madrileñas. Posiblemente, como suele suceder al jinete que cambia de caballo en pleno derbi, tal cambio podría obrar en su contra. Pero qué triste es ver cómo el Ángel Gabilondo que fue catedrático de Metafísica y presidente de la Conferencia de Rectores, así como aparentaba  estar de paso por la política y se le suponía garra moral y firmeza de convicciones, ahora, a sus 72 años, y aferrándose a la poltrona, se ha convertido en un abúlico títere de Sánchez.      

El debate, asimismo, reconfirmó a Pablo Iglesias en el puesto de trilero nº 2 del Reino (el nº 1 de Sánchez es indesbancable).  Aparte de un falaz juego estadístico, don Pablo se atrevió, incluso, a atribuirse la dirección de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en la encomiable y eficiente labor desarrollada por esta gran unidad en las residencias de ancianos, en la lucha contra CV-19. Cuando es notorio que, a pesar de que fuera él, a nivel nacional, el ministro de asuntos sociales nunca asomara el moño por tales establecimientos. Esa falacia de auto atribuirse los éxitos de la UME, reverdece su frustrada vocación de acercarse a lo militar, así como de flirtear con la violencia. Asunto que viene a desempolvar sus tesis: “El poder nace de la boca de los fusiles” (Disputar la democracia, 2014). O instando a sus seguidores a ”fabricar cócteles molotov, tomar las armas y salir a la caza del facha”. Pura medicina estalinista que, como un “boomerang”, se le revuelve en la reprobable amenaza que, al parecer, ha recibido por correo y que las FCSE están ya investigando. ¿Habrá sorpresas? 

También el debate del viernes por la mañana en la SER ha servido para mucho. Por mero ejemplo, para confirmar el agudo instinto político de Ayuso declinando participar en él, que acabó como el rosario de la aurora, con un Iglesias que se hizo el “ofendido” y abandonó prontamente su silla. Igualmente, para desenmascarar a Angels Barceló, supuesta moderadora, que armó el belén por no seguir los detallados protocolos previamente consensuados, e introducir la “morcilla” de manifestarse sobre supuestas amenazas a Iglesias. Igualmente se reconfirmó la fragilidad del discurso de Gabilondo  y su alineamiento a tope con Iglesias. Resaltó, por otra parte, la solidez expositiva de Monasterio encarando el todos contra ella (incluida la moderadora que la tildó de ultraderecha).  

Y aderezando el guisote, está la cocina de Tezanos con su nuevo invento trilero de la encuesta-flash. Ya no se trata, aunque fuera ficticiamente, de describir la realidad sino de inducirla para movilizar a la gente y engordar la bolsa electoral sanchistapodemita. Qué triste, también, es  ver cómo el CIS, organismo del estado que pagamos todos, es utilizado sectariamente para encauzar los votos a favor de una determinada facción política. Quita el sueño, que diría el dandy, pensar lo que sería de Madrid si llegara a gobernar aquí el dueto Iglesias-Gabilondo. La solución: el 4-M. El día de la verdad.