Memoria de Griñán con Arenas, Tarno y ‘un tal Lanzas’ como hilo
El expresidente y exministro ha dedicado los últimos cinco años a escribir «Cuando ya nada se espera», libro que no pasará desapercibido.
El expresidente Griñán cuenta en su libro de inminente aparición que fue Javier Arenas quien personalmente tuteló de forma activa la ofensiva del PP contra el PSOE en el caso Eres. Narra que eso fue lo que le contó a voz en grito un alto cargo de los populares, pero el exministro y expresidente andaluz dice que no guarda rencor ni ánimo de venganza al político andaluz más veterano en activo tras Paco de la Torre.
La revelación es a estas alturas una obviedad ya que, conociendo el PP de Javier Arenas, habría resultado impensable que una ofensiva de tanto calado no contase con el impulso del líder, una de las evidencias de su implicación fue comprobar la entrega sin recato a la cruzada pepera andaluza de los grandes grupos mediáticos de la derecha, controlados desde Madrid. Esos mismos medios que antes abrían sus bloques informativos finales con Andalucía por cualquier suceso, crimen o asesinato, sobre todo cuando la ruralidad o la singularidad prevalecía en el drama, todos de pronto se volcaron sobre la corrupción del «régimen» socialista andaluz.
Las jóvenes TDT´s ganaban poco a poco cuota de pantalla dedicando horas de tertulias muy combativas y entre sus contertulios descubrimos a jóvenes promesas del futuro como Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera… todos ‘hijos’ de aquellas teles digitales que la habilidosa derecha potenció y utilizó para sí.
Pocos conocen cuál fue la pista principal, el hilo o la chispa que encendió los mecanismos del asalto del PP andaluz al PSOE y que partió de un paisano de Jaén, que se haría famoso porque sus padres le habrían confesado a la Guardia Civil que su hijo tenía dinero suficiente como ‘pa asar una vaca’ aunque nunca contaron donde lo escondía.
Más que memorias, un ensayo
Pero volvamos de momento a las vivencias de Pepe Griñán, un ensayo mas que unas memorias o una simple autobiografía, según le ha dicho su editora María Cifuentes y parece que no le falta razón. Especialmente Griñán se emplea detenidamente en un análisis profundo sobre lo que supuso la transición y cómo fue posible entenderse durante tantos años en aquella España históricamente dividida. Su hijo Manuel, sus charlas con él, han sido el motor que le animó a escribir la obra durante cinco años ante el ordenador.
José Antonio Griñán Martínez, en la larga espera de ‘la última palabra’ del Tribunal Supremo sobre la sentencia condenatoria de los Eres, rompe su silencio en un libro singular que ha titulado: «Cuando ya nada se espera». Explica: «es la mitad del verso de Gabriel Celaya, que añade ‘personalmente exaltante’. Sigo vivo y, por tanto, con esperanza. La esperanza es lo que te deja vivir’» le confiesa el expresidente a su amigo el periodista y escritor Juan Cruz.
Por otra parte gracias a otra interesante entrevista de Manuel Mateo Pérez hemos saciado ligeramente la curiosidad por algunas de las cosas que contará Griñán en su libro que, desde luego, no tiene pinta de ser portador de chismes y cotilleos justicieros tan al uso. Además, parece que está bien escrito, cosa que el lector agradece siempre. Tampoco parece que el expresidente de la Junta se adentre en los pormenores que han rodeado el llamado «Caso Eres», causa judicial que en la llamada ‘pieza política’ le sentó en el banquillo junto a un puñado de socialistas clave durante decisivas décadas para el autogobierno de Andalucía. Hombres y mujeres con verdadero poder real de decisión durante años. Algunos hacían a menudo ostentación pública de su cuota de mando, responsabilidad que, como se ha visto, fue grande aunque no ejercida con rigor y pulcritud en muchísimos casos.
Es difícil sostener, como hacen algunos en la ultraderecha, que los imputados en la trama política de los Eres se hayan enriquecido personalmente «con el dinero robado»; difícil mantenerlo porque no responde a la verdad y basta remitirse a las resoluciones de los tribunales para constatarlo. Pero lo del «robo de miles de millones por los socialistas» como proclaman sin rubor desde las filas de la derecha más ultra, desde sus caros autocares tuneados, es una de esas falsedades que, de tanto repetirla, acaban incrustadas como hecho verídico en la memoria colectiva popular. Griñán, por cierto, a sus 74 años vive de su pensión como funcionario jubilado.
«Ha sido Arenas el que te ha jodido la vida»
Como indicaba, una de las pocas «revelaciones» que aporta Griñán sobre el Caso Eres, apunta precisamente hacia el partido más beneficiado por el escándalo y en concreto hacia su líder de entonces Javier Arenas Bocanegra.
«De los procesos judiciales no quiero hablar; escribo sobre lo que sentí. Pero confieso que sigo sin comprender nada de lo que sucedió» afirma José Antonio Griñán quién añade: «No tengo dudas de que fue un caso manipulado políticamente. No tenía base alguna para llegar a donde llegó. Y espero que eso lo entienda el Tribunal Supremo. En el libro, de hecho, hablo de un destacado dirigente del Partido Popular que en un momento dado me confiesa que la persona que estuvo detrás de todo esto fue Javier Arenas. No lo sé. Pero, fíjate: de ser cierto no guardo hacia él rencor alguno».
Efectivamente, el dirigente popular al que se refiere Pepe Griñán se llama Ricardo Tarno Blanco, y es persona destacada en el PP desde NNGG en el círculo de máxima confianza de Javier Arenas. Pero esta historia tiene un capítulo anterior que parece explicar el desenlace con la ‘revelación’ de Tarno incluida.
Moreno Bonilla llama a Griñán
Pocas semanas antes, Pepe Griñán recibe una llamada del presidente de la Junta Juan Manuel Moreno, llamada que atiende con amabilidad y corrección institucional. El contacto lo situaba el presidente en una ronda con expresidentes a cuenta de decisiones que debía tomar relacionadas con premios y galardones institucionales. Pese a la cortesía que preside la charla, Griñán no se corta y va y le suelta que si le hubiese llamado Zoido, ni siquiera hubiese respondido la llamada y le explicó en titulares los motivos que son de imaginar.
A las pocas semanas Pepe Griñán y el alcalde de Mairena Antonio Conde se van a almorzar a la terraza de un local de la localidad en la que vive Griñán y familia. Testigos dos concejales del PP en una mesa aledaña y apareciendo por la puerta Ricardo Tarno que, en tono elevado, va y le espeta:
-Griñán, tú estás muy equivocado. El que te ha jodido la vida no fue Zoido, fue Arenas. Que lo sepas.
Griñán de inmediato recordó la charla con Moreno Bonilla y creyó que esa era la respuesta desde el partido, el malo había sido Arenas, no Juan Ignacio. Esta fue la escena real vivida por Griñán ante testigos hace unos dos años y que da pie a lo que cuenta en el libro. Esa revelación en do mayor de Tarno por un lado y previamente el ministro de Justicia Rafael Catalá desacreditando su declaración ante el Supremo, fueron siempre para Griñán pruebas más que evidentes de la parte cinegética, vulgo cacería y manipulación política, que también ha tenido el caso de los Eres.
Ausencias en el indice onomástico
Por lo que cuenta su libro de memorias no será ningún ajuste de cuentas con nadie «no siento la necesidad del revanchismo. A las personas que me hicieron daño no las nombro. Tampoco me siento enfadado con aquellos con quienes tuve abiertas discrepancias. Las tuve con Rubalcaba, pero siempre reconocí su talla política. Yo me situé aquellos días al lado de Carme Chacón. También tuve discrepancias con Manolo Chaves, pero no puedo olvidar que fue una persona que me abrió muchos territorios en política por lo que siempre le he mostrado cariño y agradecimiento. Y luego hay algunos a los que sencillamente no quiero ni nombrar».
Será clarificador echar un vistazo a fondo al índice onomástico, especialmente para comprobar a los que no nombra.
Quienes conocen a Pepe Griñán saben de su elegancia personal y de cómo sabe guardar la compostura hasta en los momentos más adversos, pero podemos presumir que su narración ofrecerá mensajes -¿crípticos, cifrados?- dirigidos a quienes le pusieron más de una zancadilla en una etapa difícil donde parte de su partido se desactivó de brazos caídos, logrando el PP de Arenas su histórica primera victoria ganando por poco las elecciones al PSOE, que no la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar la Junta.
Cuenta Griñan que fue la mano de Javier Arenas – no la de Juan Ignacio Zoido como se creyó siempre- la que movió la puesta en marcha del procedimiento judicial del Caso Eres, también denominada ‘Causa General’ por el PSOE en crítica abierta contra la juez Alaya.
«Acuérdate de un apellido: Lanzas»
Efectivamente, de Javier Arenas fue la decisión política de emplearse a fondo, con un equipo de abogados de total confianza del partido, tras las primeras evidencias aparecidas en el caso previo a los Eres, el de Mercasevilla. Fue el juez en excedencia Juan Ignacio Zoido quien se ocupó personalmente de la dirección jurídica de la ofensiva manejando, además, hilos en sedes judiciales y quién tuvo acceso a las primeras revelaciones bajo sospecha que salían de Mercasevilla que condujeron finalmente a la Consejería de Trabajo de la Junta de Andalucía y, como diría Mercedes Alaya después, hasta la punta de ‘la pirámide’ con Manolo Chaves y Pepe Griñán imputados ante el Supremo.
Había aparecido en los primeros papeles de Mercasevilla un nombre y un apellido de esos que por no ser muy corriente se queda fácilmente en la memoria: Juan Lanzas. La aparición en el escenario de la pringue del mercado central sevillano de un sindicalista de la UGT de Jaén, socialista, amigo del PSOE y del poderoso Gaspar Zarrías, fueron pistas más que suficientes para que el PP indagara y comenzara su brutal ofensiva convencidos de que al final de todo se llegaría a localizar una supuesta ‘financiación irregular del PSOE andaluz’.
Javier Arenas y Juan Ignacio Zoido me lo confiaron personalmente en aquellas fechas iniciales, tomando una cerveza, tras un acto del diario La Razón en un hotel de Triana. Fue Juan Ignacio quien en el contexto de la charla a propósito del estallido reciente de Mercasevilla y lo que empezaba a conocerse, pronunció una frase que nunca olvidé en los años sucesivos:
-Pepe, acuérdate de un apellido: Lanzas. Esa es la clave de todo, lo de Mercasevilla es una anécdota. El hilo del tal Lanzas nos llevará al ovillo gordo, ya verás.
Javier Arenas, presente, asintió sonriendo al tiempo que arqueaba la ceja de las maldades, y añadió:
-Estamos hablando de financiación ilegal, vamos a ver si el PSOE de Chaves no se ha estado financiando con fondos de la consejería de Empleo de la Junta de Andalucía.
Pidieron discreción sobre la pista, aunque me confirmaron que ya trabajaban en esa línea y que el momento de lanzarlo ya llegaría. Mucho antes de entrar a saco en la Junta, el PP tenía como objetivo la coalición municipal de izquierdas de Alfredo Sánchez Monteseirin y Antonio Rodrigo Torrijos (PSOE-IU) gobernando el Ayuntamiento de Sevilla, institución que manejaba toda la gestión del mercado central sevillano. Con el paso de los años se supo que la pista de ‘la financiación irregular’ del partido no era cierta, pero sí se destapó parte del engranaje o el modus operandi empleado por los socialistas andaluces para cebar una red clientelar que le ayudó a ganar reiteradas mayorías durante tres décadas.
Javier Arenas ya lo sabía en aquellas primeras semanas, pero quedaba mucho mejor no hablar de redes clientelares y sí de financiación ilegal del adversario. Entre otras cosas porque allí donde el PP gobernaba también se creaban redes parecidas o similares a las de los socialistas.
Mercasevilla solo fue la palanca
El Caso Mercasevilla, efectivamente, no era lo importante como se pudo constatar en una muy respetada e indiscutida sentencia del Juzgado Penal Nº 13 de Sevilla de 12 de junio de 2017, clamorosamente absolutoria para los encartados, una sentencia que ni siquiera recurrió la Fiscalía ni la acusación del propio PP. Leyendo la sentencia (aquí enlazada) el trabajo de la magistrada Mercedes Alaya no queda bien parado, incluso llega a quedar en evidencia su imparcialidad debida durante la instrucción.
Pero lo de Mercasevilla, con la constructora malagueña Sando imputada junto a funcionarios y cargos políticos municipales de Sevilla, fue solo la gran palanca que permitió la ofensiva final del PP contra el PSOE en el escándalo de los Eres, con la corrupción como eje, para llegar a la parte mollar, la Junta, castillo inexpugnable informativamente durante décadas, cuando no existía el Portal de Transparencia.
A la espera de que el libro llegue este viernes a las librerías, Griñán lo ha definido este domingo con estas palabras:
«Empieza con una conversación con mi hijo Manolo y lo termino con esa misma conversación. Lo que trato de explicarle a él es el porqué de mi dedicación a la política. Al final, la respuesta de mi hijo es de total comprensión, pero en la primera conversación él se muestra escéptico. También es un recuento de la España que se vivió desde 1945 hasta, prácticamente, 2013. Pero lo importante es lo que ocurre hasta 1986».