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No es una huelga feminista, es una huelga política

El año anterior sucedió y este se repite. Lo que el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, debe ser en lo que supone a celebración, por las conquistas conseguidas y de reivindicación universal.

 

El año anterior sucedió y este se repite. Lo que el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, debe ser en lo que supone a celebración, por las conquistas conseguidas y de reivindicación universal, para alcanzar las conquistas, aún por venir, se pervierte hasta convertirse en un día para la manipulación política.

La manipulación por parte de aquellos grupos políticos que han infectado al Movimiento Feminista ideologizándolo e instrumentalizándolo para sus propios fines. Es algo que lleva sucediendo años y que parece que ya no tiene vuelta atrás.

 

Primer torpedo a la línea de flotación

 

¿Cómo puede plantearse una ‘Huelga’ contra el sistema si es el propio sistema el que apoya y financia dicha huelga? Y, en todo caso, ¿cómo puede plantearse una huelga en favor de la igualdad cuando se veta la participación en la misma de un ‘género’ determinado?

La respuesta a estas cuestiones la hallamos en el Manifiesto del colectivo Comisión 8-M, que no deja lugar a dudas sobre la politización extrema del colectivo mismo ni de la convocatoria a la huelga:

Somos un movimiento internacional diverso que planta cara al orden patriarcal, racista, colonizador, capitalista y depredador con el medio ambiente. Proponemos otra forma de ver, entender y estar en el mundo, de relacionarnos, en definitiva nuestra propuesta supone un nuevo sentido común»

La ideología preside toda la proclama a lo largo de prácticamente toda su extensión, con referencias a: 

  • la Guerra Civil (‘las que combatieron al colonialismo, las que trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, y contra la Dictadura franquista’)
  • La economía de mercado (para construir una economía sostenible, justa y solidaria que gestione los recursos naturales de forma pública y comunitaria, que esté en función de las necesidades humanas y no del beneficio capitalista. Para que logremos el acceso universal a los bienes naturales imprescindibles para vivir y priorizar los derechos comunitarios frente a los intereses privados)
  • El libre comercio (formamos parte de las luchas que protagonizan mujeres que defienden sus tierras y los recursos de sus pueblos. Incluso arriesgando su vida. Amenazadas por el extractivismo, las empresas transnacionales, y los tratados de libre comercio. Contra las viejas y nuevas formas de explotación)
  • La inmigración (porque somos antirracistas. Estamos contra la ley de extranjería y los muros que se levantan en nuestro país. Somos antimilitaristas. Estamos contra las guerras, que son una de las causas que obligan a las mujeres a migrar. Contra los Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza. Y criminalizan la protesta y la resistencia feminista’).

No sólo eso, sino que la ideología política se revela explícita en algunos apartados, al situarse:

frente a una derecha y extrema derecha que nos ha situado a mujeres y migrantes como objetivo prioritario de su ofensiva ultraliberal, racista y patriarcal»

A la vez que propone su particular visión del ‘Derecho de Género’ frente a los Principios Probatorios o de Presunción de Inocencia.

Para «que la justicia nos crea y deje de aplicar una lógica patriarcal, para que se apliquen de forma efectiva las leyes contra las violencias machistas y se amplíen para incluir la violencia sexual». Junto con la defensa de la inmigración sin ningún control racional con el propósito de ‘garantizar nuestros derechos para todas las mujeres.

Así como un mundo donde nadie muera en el mar, sin muros, alambres, vallas, concertinas ni CIEs debido a «las políticas coloniales, neoliberales y racistas del Norte Global, que producen situaciones económicas, bélicas, sociales y ambientales insostenibles».

Con estos mimbres no cabe poner en duda que los propósitos inclusivistas, propagandísticamente enunciados, vez tras vez son absolutamente falsos.

Porque tanto los colectivos impulsores de la huelga como las proclamas y los grupos políticos que la apoyan, excluyen automáticamente. A sabiendas de un amplio porcentaje de la población -cuanto menos, la mitad-, que sí compartiendo plenamente la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres no puede suscribir los postulados ideológicos que se desprenden de todo esto.

Algo hecho a sabiendas, para colocar al «enemigo ideológico» o «de género» en el difícil brete de tener que apoyar lo que en el fondo es una manifestación política.

So pena de ser tachado de ‘machista’, ‘racista’, ‘neoliberal’, ‘patriarcal’, ‘palmero de los asesinos’… o cualquier otro término despectivo instrumentalizado. Para definir y excluir a quien no piensan como ellos.

 

¿Y quiénes son ellos?

 

Los Socialistas y los Comunistas. Dos ideologías políticas que han trabajado denodadamente para convertir sus postulados en sinónimo de lucha. Por la igualdad. Cuando la realidad, a la vista de los hechos, es que sus medidas y su praxis están caracterizadas por la discriminación más lacerante.

Ahí tenemos la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que establece la discriminación penal en función de que el sujeto activo del delito sea ‘hombre’ y el sujeto pasivo sea ‘mujer’ para el mismo tipo de conductas.

O el Real Decreto-ley 9/2018, de 3 de agosto, de medidas urgentes para el desarrollo del Pacto de Estado contra la violencia de género, que sustrae al Juez la calificación para la ‘mujer’ como víctima de Violencia de Género. Haciéndola recaer sobre la Administración Pública, fijando una Presunción de Culpabilidad y un desequilibrio de en la teórica igualdad entre las Partes Procesales que elimina la Tutela Judicial Efectiva del artículo 24.1 de la Constitución.

Lo que además es implementado por la Ley 7/2018, de 30 de julio, por la que se modifica la Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género, aprobada por el Parlamento de Andalucía, sin necesidad de denuncia previa por parte de la mujer.

¿Dónde estaban los Colectivos Feministas y los partidos políticos igualitarios cuando se aprobaron estas medidas descaradamente desigualitarias?

Pues eso mismo. Viviendo de las subvenciones o aprobando estas leyes.

Por eso esta huelga, ni es huelga, ni es feminista

Se trata de un evento de proselitismo político. En el que quien no siga la ideología oficialista del Feminismo Radical, o no esté de acuerdo con las políticas discriminatorias de la Ideología de Género herederas del Marxismo cultural que odia a los individuos singulares y sólo los valora en función de su pertenencia a una clase, no tiene cabida.

Como tampoco la tienen las mujeres que no quieren ser cómplices de la criminalización gratuita del ‘hombre’, haciéndolo culpable por el hecho de ser tal de cada crimen execrable que se comete contra una mujer.

El feminismo real, ese que cada día tiene menos visibilidad mediática, tiene que salir al paso para defender la igualdad de la discriminación política de los radicales.

Porque la causa de la igualdad entre mujeres y hombres no puede tener ideología para poder ser Universal.

No lo olvidemos nunca. Son aquellos que manipulan a cientos de mujeres aprovechándose de su sufrimiento y de su dolor para ganar votos, los auténticos enemigos del Feminismo.