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Policía patriótica

Este gobierno nombra a mandos afines de Policía y Guardia Civil, como los anteriores, y cesa a quien no cumple una orden.

 

Medios de comunicación afines al independentismo, al pensamiento único pijoprogre o por contaminación ambiental, llaman <<policía patriótica>> a determinadas actuaciones de policías investigando prácticas presuntamente corruptas del independentismo catalán, de líderes de Podemos o del rey emérito. El adjetivo no es por casualidad. El independentismo y los bolcheviques consideran héroe a un patriota catalán y fascista a todo patriota español. Policía patriótica es un invento periodístico y político que ha contaminado las más altas instancias del Estado incluyendo al presidente del Gobierno. La inmensa mayoría de policías en todos los países, también en España, son patriotas. Hasta yo, “rojo” socialdemócrata huérfano de representación política en esta nación que es España me considero ciudadano patriota. ¿Soy fascista?

 

El problema en España no es que haya una policía patriótica que defienda las instituciones y respete la democracia, El problema es que existen policías politizadas como las actuales, estatales, autonómicas y locales, con mandos obedientes al capricho del poder político al margen de la legalidad. El Estado español tiene hoy más señas de identidad de una autarquía de partidos que de una democracia. El Estado está infectado de politización en todas las estructuras, central, autonómica, ayuntamientos, diputaciones, cabildos, etc. por el partido político de turno sea cual sea quien gobierne. Solo hay que ver cómo cambian en el gobierno central y en las comunidades autónomas la lista de cargos de libre designación de unos y otros tras relevarse en el poder para colocar “a los suyos”, en estructuras que deberían ser ocupadas por funcionarios del Estado que sirvan al Estado, no al partido, con sueldos obscenos en un país con millones de personas en la pobreza.

 

Estado que carente de ética pública riega con subvenciones a múltiples chiringuitos (lagartija verde, mosquito africano, mujer…) que están en el circuito y cobran de los presupuestos generales, comunidades, ayuntamientos…, sin que ni el 5% de la suma millonaria que reciben llegue a aquellos a los que va destinado. El 95% es para salarios de quienes crean dichos chiringuitos/mamandurrias. Somos la única democracia cuya clase política reside a cargo del pueblo en palacios y usa fincas de recreo (Moncloa, Zarzuela, Marismillas, Quintos de Mora…) con miles de militares y policías de seguridad, guardas forestales, camareros, cocineros, jardineros, limpiadores, mantenimiento, aviones, yates, helicópteros, pagas, pensiones… el país con más coches oficiales del mundo y con más políticos, privilegios, pompa y boato. Las “puertas giratorias” de Montilla, Blanco y el “enchufado” del socio de Gobierno. Somos una partidocracia sucia de corrupción y en este ambiente hablar despectivamente de policía patriótica es inmoral.

 

Ni en la II República ni en la dictadura ni en esta partidocracia hemos visto nunca a un presidente del Gobierno haciendo la compra o viajando a trabajar en su coche, sin escolta, como hemos visto al presidente de Portugal, a la presidenta de Alemania y a ministros y presidentes de gobierno de países democráticos europeos, esos sí dignos de llamarse democracias. El marido de la presidenta alemana cuando viene de vacaciones y viaja en el avión oficial paga su billete y como le sale más caro, lo hace en vuelo regular.

 

Este gobierno nombra a mandos afines de Policía y Guardia Civil, como los anteriores, y cesa a quien no cumple una orden, aunque sea ilegal, como los anteriores. No existe policía patriótica, existe policía politizada por los políticos. Sr. Presidente, acabe con quienes imparten órdenes ilegales por interés partidista, impulse los cambios necesarios para preservar la independencia política de los cuerpos de seguridad, cree una verdadera policía judicial y deje de insultar a los policías y guardias civiles.