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¿Por qué sube la extrema-derecha?

O los políticos espabilan y se dejan de chorradas, o esto no hará más que empeorar.

 

La semana pasada ya tratamos la necesaria definición y aplicación científica del término ‘Fascismo’, para diferenciarlo del Conservadurismo reaccionario, del Conservadurismo social, de la ideología  Social-cristiana, de los Liberales-conservadores, del Autoritarismo radical y del Corporativismo. Planteamientos que a menudo se engloban dentro del término como insulto, pero que, ateniéndonos al estudio concienzudo, se encuentran en polos opuestos del espectro político, por más que puedan coincidir en algunas cuestiones, aunque sólo de manera instrumental. De la misma manera, dentro del término ‘Extrema-Derecha’ se incluyen muchas recetas ideológicas muy contradictorias y hasta opuestas entre sí. Sin ir más lejos, VOX, el Frente Nacional francés, la Liga Norte italiana y Donald Trump son tachados de tales.

 

¿Qué es el fascismo?

 

Las contradicciones salen a relucir al instante:

 

  • VOX es moral y socialmente conservador, territorialmente centralista, económicamente liberal y anti-inmigración, europeísta y pro-EEUU en política exterior.

 

  • El Frente Nacional francés es social y moralmente laico y secularizado, territorialmente centralista, económicamente estatalista, intervencionista y proteccionista, y euroescéptico y soberanista en política exterior.

 

  • La Liga Norte italiana es social y moralmente conservadora, territorialmente federalista, económicamente estatalista e intervencionista, y euroescéptica, anti-inmigración y soberanista en política exterior.

 

  • Donald Trump es moralmente conservador, aunque no socialmente, territorialmente federalista, económicamente proteccionista y estatalista, y soberanista y anti-inmigración latina e islámica en política exterior.

 

Un análisis más pormenorizado nos daría para mucho más. Pero con estos cuatro ejemplos podemos comprobar que ‘Extrema Derecha’ no es más que una generalización interesada que esconde un mundo ideológico y programático mucho más complejo. Los términos Derecha e Izquierda nacieron durante la Revolución Francesa y su significado ha variado a lo largo del tiempo, y en función de quién lo emplee. Stricto sensu, Derecha es aquello que se resiste al cambio e Izquierda aquello que busca el cambio. Por ello, aplicando este esquema, una fuerza que busque conservar el statu quoserá siempre de Derechas y una fuerza que busque romper con él será siempre de Izquierdas. ¿Dónde, pues, situar a los nuevos populismos de ‘Extrema-Derecha’? Pues eso mismo. El esquema es ya inservible. Una muestra muy clara de lo cual es que el Gobierno actual de Italia está compuesto por una coalición entre la ‘Extrema-Derecha’ representada por la Liga Norte y la ‘Extrema Izquierda’ representada por el Movimiento Cinco Estrellas, unido por un programa euroescéptico, soberanista, proteccionista, intervencionista, estatalista, federalista y anti-inmigración.

 

Stricto sensu, Derecha es aquello que se resiste al cambio e Izquierda aquello que busca el cambio.

 

¿Dónde queda la Derecha y la Izquierda? En ningún sitio. Para muchos, los populismos colectivistas representan el Progreso, y la Clase Política encarnada en los partidos tradicionales el Conservadurismo. Persistir, pues, en los viejos términos de toda la vida, equivale a llegar siempre a conclusiones equivocadas porque el instrumento de análisis no es el correcto.

 

Sin embargo, hay algo que une a los cuatro ejemplos que hemos puesto: el hartazgo contra lo ‘Políticamente Correcto’ y los políticos. Algo que se refleja también en la ‘Extrema Izquierda’, razón por la cual sus programas son tan próximos a la ‘Extrema Derecha’, como lo prueba, además de lo anterior, que en la misma Grecia los radicales de izquierda de SYRIZA estén gobernando con los radicales de derecha de ANEL. ¿Qué es lo que pasa? ¿Son idiotas sus votantes, como muchos de quienes no se resignan a haber perdido las elecciones dicen últimamente? Pues no. Ni quienes votan a un extremo ni quienes votan a otro. Lo que ocurre, lisa y llanamente, es que los partidos que debía recoger los vientos del cambio han hecho de todo menos eso, perdiéndose en proyectos disparatados muy alejados de la realidad de la vida diaria de su caldo electoral. Quienes han acudido a los supuestos revolucionarios se han encontrado con un discurso solo basado en la guerra civil, el franquismo, la ideología de género, la inmigración sin límites y el apoyo a los independentistas.

 

Sin embargo, hay algo que une a los cuatro ejemplos que hemos puesto: el hartazgo contra lo ‘Políticamente Correcto’ y los políticos.

 

Harta la gente del continuo machaqueo moralista ‘progre’, de la continua victimización de las minorías, del abandono de las reivindicaciones sociales de la Clase Media, de la criminalización constante de quienes no piensan como ellos, del adoctrinamiento ideológico en las instituciones y de la generosidad chantajista con el dinero de otros, muchos de quienes habrían podido votar a fuerzas autodenominadas ‘progresistas’ han optado o por la abstención o por la ‘Extrema-Derecha’, un voto de castigo en toda regla y de muestra de rechazo frontal precisamente motivado por abandonar el Progresismo de verdad -aquél que defiende las libertades individuales y los derechos sociales- en favor de las tesis más reaccionarias y de la apuesta por la censura social y el empleo de un Derecho Penal represivo para imponer una visión del mundo que aún hoy no pueden comprender que alguien no comparta.

 

Así que o los políticos espabilan y se dejan de chorradas, o esto no hará más que empeorar, con una ‘Extrema-Derecha’ que avanza por Europa y una ‘Extrema-Izquierda’ guerracivilista en pie de guerra.