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Un político en la cola del paro, ¡qué ordinariez!

Pepe Fdez
Pepe Fernández

Que un político se apunte a las listas del paro – Cayo Lara – se ha convertido en noticia de portada en España. No me negarán que estamos ante un síntoma, uno más, de la degradación de nuestro sistema de convivencia, de nuestra singular democracia carcomida por la corrupción y por la extendida concepción cortijera de la cosa pública. Para muchos estamos ante una ordinariez del comunista Sr Lara, siempre dando la nota, con el puño en alto y pidiendo lo imposible.

Hace años, otro dirigente del PCE, Gerardo Iglesias, también fue noticia por razones muy parecidas. Iglesias se caló el casco minero y volvió al pozo Polio de Hunosa, a 250 metros de profundidad, «éste es un trabajo muy duro, sobre todo estando deshabituado, pero todavía resisto. Yo no me rajo” comentaría Iglesias, mientras fumaba su primer cigarrillo en su primer día de trabajo, tras siete horas en el agujero.

Hay que hacer un verdadero esfuerzo de búsqueda y de memoria  para encontrar nombres de personajes de cierto relieve político que hayan vuelto a su antiguo curro con la dignidad personal y política que ello implica. Los hay, la inmensa mayoría, pero destacan los que estuvieron en primera línea, los que mayor poder han atesorado, los que no volvieron al tajo.

Pienso en Andalucia, el territorio que mejor conozco, y hay que trasladarse a los años posteriores de la preautonomía para encontrar esas especies tan raras, extinguidas hoy en la política.

A grandes rasgos, observando nuestra reciente historia, comprobaremos cómo la derecha volvió a sus puestos con bastante normalidad y naturalidad. Se decía entonces que los que fueron a la política con la UCD  llegaron siendo ricos y que al abandonarla salían descubriendo agujeros en sus faltriqueras. Poca gente se enriqueció estando en la política de la transición española. Se sabe de muchos, por contra, que acabaron casi arruinados.

En el escenario andaluz, donde el PSOE mantiene su poder desde hace tres décadas largas, de su cantera han salido personajes que no han sido precisamente ejemplares en su vuelta a la vida civil y sus manejos posteriores.

Andalucía bajo el PSOE

Por ejemplo, ahí estuvo Manuel Clavero, cuyo despacho se resintió enormemente por su vocación política. Junto a Clavero  la inmensa mayoría de funcionarios en excedencia que volvían a sus puestos tras su paso por las moquetas de la política de entonces. Maestros, profesores de universidad, abogados, economistas, notarios, funcionarios de carrera y con oposición ganada, en fin, una mayoría de políticos que nos demostraron que era posible la vida después de la política y sin hacer trampas.

Los años de vacas gordas trajeron, tras los desahuciados recaudadores del partido por los casos Filesa Malesa etc, a unos curiosos personajes que llegaron para quedarse. Me refiero al político, supuestamente técnico o especialista en algo, que habría estudiado apresuradamente incluso una carrera, quien tras abandonar el cargo dedicaba su tiempo y capacidad a intermediar o asesorar a empresas y empresarios ante las administraciones públicas. Son los que se conocen en el argot callejero como “los conseguidores”, gentes que han sabido rentabilizar para su propio interés su agenda de contactos y el conocimiento de las tripas de la administración, especialmente la autonómica en sus vertientes más políticas.

Despachos de influencias

Recuerdo la primera y única vez que almorcé con Rafael Gómez Sánchez en Córdoba, convertido aún entonces en uno de los tres califas del momento económico que controlaban la provincia junto a Pepe Romero de Prasa y el cura Miguel Castillejo de Cajasur, fallecido recientemente.

Sandokán, que daba entonces empleo a unos 20 mil cordobeses en Arenal 2000, tenía un problema grave con unas naves consideradas ilegales por la Junta cerca de Medina Azahara. Miles y miles de metros cuadrados repletos de mercancía importada de Asia esperaban el ok de la administración para poder abrir el negocio. Fue cuando me contó, esperanzado y confiado, que le habían aconsejado que contratase los servicios de un bufete en Sevilla, «caro hermano, eh, muy caro, pero me dan garantías de que me desbloquean el asunto con la consejera de Obras Públicas» (Josefina Cruz en aquel momento).

Al cabo del tiempo supe que la minuta a pagar por el empresario cordobés fue de muchos ceros; que el despacho estaba habitado por conocidos personajes que aún chapoteaba por la política socialista y tras la caída de Sandokán (caso Malaya) se supo que Rafael Gómez había dejado de pagar una suma importante de lo comprometido con el despacho de marras y también con muchos ceros. Por cierto, las naves nunca se legalizaron.

Como ésta, mil historias podrían contarse sobre un extendido negocio basado en el lobbismo y el tráfico de influencias en la Andalucia administrada por el socialismo. Sevilla y Málaga son, en la actualidad, las capitales más lobbistas de la región desde el punto de vista autonómico. Luego, hurgando en las provincias, hallaremos chiringuitos similares pero colgando de administraciones como diputaciones o ayuntamientos. Y aquí anotamos a muchos del PP.

Puertas giratorias caseras

En estos años hemos asistido, opinión pública y empresarios, a un desfile de casos muy llamativos donde, casi siempre, aparecía la mano de los que habían fabricado su propia puerta giratoria en los estertores de su permanencia en el cargo..

El caso de los campos de golf en Cádiz por ejemplo, fue un asunto donde aparecía chapoteando un ex consejero de la Junta. O comprobar como, tras el abandono de la actividad pública, el político de turno pasa a cobrar por sus servicios de asesoramiento al empresario al que le adjudicó un gran proyecto exclusivo desde la Junta. O constatar como el exconsejero monta su propia empresa y absorbe durante años millones del presupuesto publico en materias como la formación, gracias a sus terminales en la administración socialista.

En Andalucía las puertas giratorias al uso en el resto del Estado también han estado a la orden del día. Claro que, por ser ésta una región con tan pocas empresas de gran nivel, los recibidores de las multinacionales existentes parecían consultas médicas en hora punta. Lease Endesa (Sevillana), Abengoa, Telefónica, consejos territoriales de la banca. Todo ello sin olvidar que aquí tuvimos una cosa que se llamaba cajas de ahorro y que nos han costado más de 50 mil millones a los españoles, por donde han pasado la flor y nata de la política andaluza en estas décadas prodigiosas. (Algunos, ahí siguen como lapas pegadas a la mamandurria)

Que Cayo Lara aparezca con su ticket de espera, aparte de demostrar que en Madrid el servicio de Empleo no funciona como aquí, con cita telefónica previa, demuestra que hay personas incapaces de ocultar su dignidad, entre otras cosas porque no les hace falta. Lara es como Gerardo Iglesias, un comunista que, acertado o no en sus propuestas e ideas, nos deja una pequeña lección que desmiente eso tan manido de que todos los políticos son iguales.

Que un politico tras cumplir con la misión para la que fue elegido vuelva a su actividad de antes e incluso al paro, no debiera ser noticia. El hecho de que lo sea en España nos demuestra que queda mucho trecho por andar en la regeneración del sistema democrático. Pero, desde luego, no es ninguna ordinariez.