Reafirmarse en la Constitución

El 6 de diciembre, la Constitución cumple 43 años. Fiesta mayor para glosar el colosal pacto nacional y el espíritu de reconciliación y convivencia alcanzados cuando aquélla nació. Concordancia que, sin embargo, viene siendo atacada, incluso desde el Gobierno, con sandeces de supuestas memorias que reabren heridas, así como con desgraciadas coaliciones y pasteleos partidistas que atentan contra la Nación. 

En 1978, mirando hacia el futuro, la sociedad española, se dio una Constitución superando un pasado que temía. Por el contrario, hoy, los españoles temen su futuro. Por ello, esta fiesta  es la mejor ocasión para espantar miedos y reafirmar los valores constitucionales intocables; entre otros: la soberanía nacional del pueblo español; la unidad de la Nación; la igualdad entre españoles; y la  solidaridad territorial.  

Pacto y valores que, hace cuatro años, permitieron a la Nación atajar solventemente  las veleidades de algunos dirigentes regionales, que trataron de autoinvestirse como poderes constituyentes. Unos primates que engañaron a sus gentes con el señuelo de que la idea autonómica, proclamada en el texto constitucional, era escritura de propiedad de un territorio, cuando no es más que un compromiso de gobernarlo con arreglo a la ley. 

Hoy, 6 de diciembre, es el día más apropiado para un rearme moral frente a populismos, separatismos y nacionalismos desintegradores. Para reforzar nuestra vigilia en el rechazo al fatal hado galdosiano de “un país  predestinado a ser juguete eterno de la tiranía o de la demagogia”. Para insistir en que la Constitución no es jaula de nadie, sino garantía para todos de democracia, libertad, estado de derecho y amparo frente a poderes ilegítimos. En suma, para recordar que la Constitución es el poder de los que no tienen poder. 

¡Viva España!

¡Viva la Constitución!