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Tres mosqueteros para Montero

Juan Francisco Serrano, Maria Márquez y Josele Aguilar, perfiles que encajan en puestos estratégicos que arropen a la nueva líder socialista.

 

El socialismo andaluz se dispone a celebrar un congreso regional en la localidad granadina de Armilla que puede ser considerado como uno de los más decisivos desde que se fundó el PSOE-A en 1977. Se enfrentan a su primer congreso regional estando en la oposición y décadas de gobierno.

Un congreso, curiosamente, donde todo el pescado parece estar vendido de antemano. No existen dudas a priori sobre quién lo va a liderar, la número dos del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno María Jesús Montero Cuadrado. Pero esa no era la duda principal que, a la postre, nos sirva para calibrar hasta dónde va a llegar el bisturí de Montero que, no olvidemos, es el mismo para la ocasión que el de Pedro Sánchez, -‘palabra de dios’-, primer interesado en mantener los veintitantos escaños andaluces que históricamente obtiene el PSOE en la comunidad, 21 en la actualidad; 25 llegó a tener en 2011 y en  2019.

Y debemos preguntarnos, a renglón seguido, quiénes van a ejercer como manos ejecutoras sobre el territorio de una vicepresidenta a la que los asuntos de Estado le absorben demasiado en Madrid. Tiempo en detrimento de la labor a pie de campo en las agrupaciones, pero sobre todo en pueblos y ciudades donde mucha gente querrá conocerla, incluso tocarla. De ahí que resulte clave saber cómo podrían quedar tres cargos fundamentales en la nueva etapa que inicia el PSOE-A, sus tres primeros espadachines.

Esos cargos claves son la Secretaría de Organización del partido, la portavocía del Grupo Parlamentario y la Delegación del Gobierno en Andalucía.

Dependiendo de quienes ocupen esas responsabilidades, se podrá tener una idea del alcance real del efecto Montero. Desde luego cometería un gran error la vicepresidenta si no propicia un cambio de caras y estilos. Cuentan que de eso es consciente desde el primer momento. Del pasado inmediato sigue teniendo a su disposición gente válida en el partido, pero quemada y electoralmente inservibles la mayoría. De esa gente, si necesita algo de ellos, serán sus consejos de viejos sabios. Punto pelota, el pasado es demasiado pesado para el socialismo andaluz. El nuevo PSOE andaluz hará bien en escuchar a antiguos referentes en las provincias, pero dejarles dirigir y mangonear rompería la actual línea del partido a la hora de apostar por caras y voces actuales, no del pasado.

Sí, desde el PP dicen que Montero es el pasado y no les falta razón, pero desde que Maria Jesús Montero fue consejera de Salud en la Junta hasta hoy han pasado muchas cosas. Demasiadas quizás, buenas y menos buenas, pero meter en términos políticos a Montero en responsabilidades de los Eres como viene sosteniendo la derecha para erosionar su figura política, objetivamente no es cierto, aunque ella formó parte colegiada de los consejos de gobierno donde tantas cosas se autorizaron. Podrían hurgar los populares en Salud, donde sí tuvo responsabilidad directa Montero, pero el PP no parece estar en condiciones de abrir los archivos del SAS con tres gerentes imputados ante la Justicia que les investiga, solo seis años después de gestión sanitaria en Andalucía de la derecha.

De su paso por Hacienda no se recuerdan escándalos sonoros que apunten hacia ella. Se destacó por el control del déficit y sus peleas con el gobierno Rajoy a cuenta de la financiación andaluza. Quizás lo más escandaloso que protagonizó como responsable de Hacienda fue mirar para otro lado y autorizar un sueldo de ¡200.000 euros anuales! para un amigo de la entonces  presidenta Susana Díaz, al frente de una Fundación y ahí sigue el amigo.

 

La nueva mesa del poder socialista

 

Pero volvamos a las patas fundamentales que deberá tener la nueva mesa del poder socialista en la calle San Vicente bajo la dirección de la Sra. Montero.

Al frente de la Secretaría de Organización, aparte de una cara nueva en la política andaluza, deberá situar a alguien que conozca las tripas y el funcionamiento del partido; que sepa de Organización y, lo más importante, conexión de alta velocidad con el aparato de Ferraz, esto es con Santos Cerdán. Viendo el plantel socialista este cargo tiene desde hace tiempo nombre y apellido, Juan Francisco Serrano. Recuerden que su nombre se llegó a barajar con insistencia como futuro líder regional, como sustituto de Espadas, antes de que Montero diera el paso.

Otra pata fundamental será la portavocía del Grupo Parlamentario Socialista. Si Ángeles Férriz se reubica políticamente el frente de la agrupación de Jaén, – pese al error mete y saca de Paco Reyes del que puede salir trasquilado- parece claro que esa vacante debe ocuparla un parlamentario con perfil combativo, que se le entienda y sin pelos en la lengua. El gobierno de Bonilla, que maneja como se le antoja el Parlamento dada su mayoría absoluta, se desencaja cuando el diputado malagueño Josele Aguilar hace uso de la palabra, siempre adjuntando el dardo que llega a la bancada del PP y hace pupa. El estilo Espadas, el buen rollito, ya no le sirve al PSOE andaluz puestas como están las cosas en el escenario politico.

Aguilar tiene, además, una cualidad muy útil como portavoz, transmite porque sabe comunicar.

Y la tercera pata, la Delegación del Gobierno en Andalucia, es sin duda la que más expectación levanta. No en vano la figura que ocupe el sillón de Plaza España en Sevilla será, casi con toda seguridad, la cara y la voz que confronte directamente en el día a día con  Moreno Bonilla y su gobierno, defendiendo la gestión del gobierno Sánchez en Andalucía. Algo que hasta ahora, con Pedro Fernández, no ha sucedido con la intensidad que muchos socialistas esperaban.

Para ese cargo, por tanto, mejor una mujer que un hombre. Una mujer que sepa hablar y que se la entienda. Que martillee al gobierno del PP, pero como le gusta a la gente, sin voces, gritos o aspavientos. Si me apuran los socialistas necesitan un contrapeso en la Delegación que proyecte buenas formas institucionales y contundencia ideológica. En definitiva María Jesús Montero necesita un mirlo blanco para esa misión, fundamental en su linea estratégica para el intento de reconquistar  Andalucía.

El PSOE-A tiene a esa persona a la que últimamente se viene situando en variados destinos políticos, sin que ella haya entrado al trapo. Se trata de María Márquez.

Recordaba hace poco el periodista Fernando Pérez Monguió, en 7TV-Andalucía, al presentarla como invitada en la tertulia ‘Acento Andaluz’ en la que participé, que un día le escuchó decir al propio Rafael Escuredo, al conocerla y charlar por vez primera con Márquez, que “esta mujer llegará a presidenta de la Junta”.  Esa mujer es la actual portavoz del PSOE-A . Su nombre como posible Delegada del Gobierno ya se baraja en círculos restringidos socialistas bien informados desde hace dias.

Serrano, Aguilar y Marquez reúnen, cada uno en su parcela, cualidades suficientes como para integrar la guardia de corps de la nueva Secretaria General. Ahora su principal misión será convencer al electorado para que vuelvan a votarles como lo hicieron durante décadas. Y ahí juegan un papel fundamental los medios de comunicación, especialmente los de titularidad pública como Canal Sur o RTVE. Pero eso merecerá capítulo aparte.