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Tutti Frutti navideño

La verja será frontera extracomunitaria (está en marcha su adecuación). ¿Qué pasará con los 10.000 españoles que ahora trabajan en Gibraltar?

 

El malhadado 2020, incluso en sus últimos estertores, sigue agolpando noticias. Aparte del maná de la paga extraordinaria ―que está al caer (espero)―, tres temas, entre otros, serán de especial atención en los últimos días de este año: vacuna, Presupuestos y Brexit.

 

La vacuna contra CV-19 se comenzará a inyectar a mansalva antes de Nochevieja. La verdad es que fabricar tal vacuna en menos de un año, es un colosal éxito científico del genio humano. Aunque sean bastantes los que no se lo acaben de creer. Porque la subida de Sánchez a los altares monclovitas, desencadenó también otra grave y contagiosa  plaga: la del descreimiento, consecuencia de la coincidencia, en el ruedo político, de Sánchez y la mentira ―valga la redundancia―. Intentando despertar algo de fe en el género humano, aclararé a los más escépticos que lo de la vacuna va en serio, porque no es cosa de este Gobierno.  Que es un asunto coordinando desde Bruselas. Y, como argumento definitivo, que está avalado por Merkel. Y, aun así, muchos dicen no fiarse hasta ver cómo el Gobierno en pleno pasa por la jeringuilla. Ver para creer, como el Apóstol.

 

Los PGE-2021 serán irrepetibles. Serán unas cuentas para una inusual situación pandémica. Como el Gobierno ya no puede dar vueltas a la maquinilla de fabricar billetes, tirará de la de la deuda. Cada día seremos más indigentes. No es solo que dejaremos deudas a nuestros hijos, sino también a nuestros nietos, incluidos los que todavía han de nacer. Los niños ya no vendrán, como antes, con un pan bajo el brazo sino con un agujero en la mano. Pero, en unos días, presenciaremos el jolgorio y los aplausos desde el banco azul, tras la aprobación de los PGE-2021. Porque el libro gordo de Petete asegura que la aprobación de los Presupuestos garantiza la estabilidad y permanencia de un Gobierno. Claro que al señor Rajoy, un 23 de mayo, le aprobaron los PGE-2018 y, solo una semana después, el 1 de junio, le madrugaron. Aunque no creo que este Gobierno adelante su salida tras una moción de censura a Sánchez, sino por las crisis internas que, a partir de ahora, van a sucederse a mogollón. Para el verano, hablaremos.

 

“E logo” ―en el gallego macarrónico de N. Feijóo―, viene el Brexit. Después de tantos años jorobando a los demás, y tras cuatro años  de negociaciones, el Reino Unido, con acuerdo de finiquito o sin él, dejará aislado al continente europeo el día de Año Nuevo. Qué respiro. Claro que el tema de Gibraltar pasará a primer plano dominado por la incertidumbre. La verja será frontera extracomunitaria (está en marcha su adecuación). ¿Qué pasará con los 10.000 españoles que ahora trabajan en Gibraltar? En todo caso, los británicos, hasta el último minuto de este año, macanearán para obtener ventajas adicionales a nuestra costa. Una praxis que, en ellos, es un arte. En fin, ya Napoleón definía a Inglaterra como “una nación de tenderos”.

 

No sé si 2021 será un buen año. Pero creo firmemente que no podrá ser peor que 2020. No perdamos la esperanza. ¡Felices Pascuas! a todos.