The news is by your side.

Una sociedad deprimida y opaca

El metaverso de las emociones y las percepciones

 

 

“El mundo siempre ha sido de unos pocos,
mas hoy le pertenece a un gran señor…
¡Ay, qué vivos…!”

“Tartufo” de Molière, adaptación de Enrique Llovet y Adolfo Marsillach.1970

 

Todos hemos contribuido a crear una sociedad deprimida y opaca para el común de los mortales desde la cuna hasta la tumba, la más materialista conocida hasta ahora, aunque contradictoriamente en su estrategia recurra a la espiritualidad de las creencias en el más allá para alcanzar su objetivo.

El capitalismo es un sistema ideológico dotado de grandes ventajas para dosificar la potencialidad de desarrollo de las mentes de los humanos, desde que tienen uso de razón hasta que los expulsa de un sistema productivo configurado en beneficio de una minoría. Es lampedusiano, capaz de adaptarse a todos los ecosistemas sociales de la reciente historia de la humanidad, actualmente mediante su neoconfiguración como capitalismo de plataformas y vigilancia.

Tal como hemos construido esta sociedad entre todos, sólo entre todos podríamos resetearla desde dentro, y para ello el peón fundamental es el ciudadano como consumidor, ya que es el que tiene la sartén por el mango, y el mango también. La clave podría estar en la recuperación de su autonomía volitiva y no continuar dejándola en manos de unas emociones que son muy susceptibles de ser manipuladas.

Deberíamos crear a escala universal una gobernanza que estableciera un marco de las reglas de juego para el nuevo capitalismo de vigilancia, evitando así que pudeira convertir a la inmensa mayoría de los ciudadanos en ciberesclavos, que no serían pobres al uso, ya que tendrían garantizadas sus necesidades materiales mínimas vitales, pero su capacidad de decisión basada en la fuerza de la razón estaría castrada. Si llegara ese momento, podríamos pensar que en la práctica se habría alcanzado la singularidad para la mayoría de la población humana.

La posibilidad de que la pandemia supusiera un punto de inflexión natural para que

los ciudadanos se abrieran de orejas, podría estar siendo cuestionada por la realidad que dibujaría un mundo con escasa esperanza de cambio al acabar la misma. El resultado de un sondeo propio llevado a cabo en las redes sociales, nos dibuja un horizonte poco halagüeño, que ahondaría en el apalancamiento del control de las emociones y las percepciones de los humanos por parte del poder tecnológico a cambio de su felicidad virtual.

El 60% de los encuestados cree que el mundo tras la pandemia será peor que el de antes, más del 30% que nada cambiará y menos del 10% mantiene aún la esperanza de que la pandemia podría suponer un cambio para bien.

Si tras un movimiento telúrico como el que está provocando la pandemia actual, el resultado de dicho sondeo reflejara el estado mental cierto e inamovible de la sociedad ahora, la batalla por el cambio estaría prácticamente perdida. Sería difícil que surgiera, al menos en las próximas décadas, otra oportunidad como la actual y de hacerlo es probable que fuera fruto de una violencia cruenta promovida por los propios intereses de las minorías dominantes que de nuevo lucharían por el poder entre ellas, pero las bajas las aportaría, una vez más en la historia, la clase controlada social y económicamente.

Sin embargo, aún estamos a tiempo de revertir esa tendencia y que la inequidad egoísta se revista de un efecto boomerang, tal como está ocurriendo hoy con el tema de las vacunas contra la COVID-19 a escala mundial. En África, no llega al 10% la población que ya ha recibido la pauta completa, contra más del 70% en los países ricos, y de allí están llegando, y probablemente seguirán haciéndolo, las nuevas mutaciones del virus que retrasarían el momento final de la pandemia.

En el campo de la política, algunos analistas y asesores están llevando a cabo sus prospecciones a partir de datos, cierto, pero no de datos sobre la realidad, sino sobre la percepción de la misma, de manera que consideran viable hacer inclinar la balanza en las urnas hacia opciones no ganadoras, incluso descaradamente perdedoras a priori, encomendando como objetivo al candidato de turno lograr que la percepción de su oferta electoral por los electores sea la que se estime como más “positiva”, aunque no necesariamente coincidiera con la que objetivamente fuera la mejor para él y los suyos.

Estamos comenzando a vivir en la sociedad del metaverso de las percepciones humanas, una metáfora del mundo real al margen de los verdaderos intereses de los individuos y sus entornos sociales y al confiar la organización de la sociedad a aquellos que trabajan sobre ese escenario, la sociedad es susceptible de vivir permanentemente en una ciclotimia que permite manipular mucho mejor a sus integrantes, con el riesgo cierto de caer en un estado de depresión recurrente controlado gracias a la opacidad y la satisfacción de las necesidades materiales básicas de las personas.

Apostar por la salud cognitiva y la responsabilidad política corporativa para el bienestar real de los ciudadanos y no continuar afianzando una sociedad deprimida y opaca basada en la mera gestión de las percepciones y las emociones, es uno de los grandes retos que se nos presenta para avanzar como especie consciente, porque como dijo en su día el mutifacético pensador español, José Luis Sampedro: no es que la gente esté loca, es que está manipulada.

 

Kreativity

La próxima semana presentaré Kreativity, un ambicioso proyecto permanente que acabará convirtiendo a la ciudad de Córdoba, España, en el Davos mundial de la ciencia y la cultura. El mundo tras la pandemia se sustentará sobre esos dos pilares y habrá comenzado una nueva era, la de la Ilustración Sostenible.

Kreativity es un proyecto intergeneracional, inclusivo y holístico. Es el primer foro insternacional en el que se analizará de forma dinámica e integral el estado de los grandes retos para la humanidad a la salida de la gran crisis sanitaria, social y mental que está suponiendo la pandemia de la COVID-19, contando con la participación activa de las generaciones más jóvenes, aquellas para las que la sociedad programa su futuro a medio y largo plazos, y con la inclusión dibersa de géneros, ideas, creencias, sensibilidades, etnias, culturas, etc.

 

elmundotraslapandemia@gmail.com