The news is by your side.

Viernes Santo

Los crucificados que pasan por nuestras calles son las víctimas de la historia.

 

Estos días del triduo sacro nos visita Samuel Beckett junto a Putin y su invasión a Ucrania, sus tropas asesinas, sus bombardeos y destrucción para recordarnos al cliente que se queja a su sastre: “Dios hizo el mundo en seis días y usted ha necesitado seis meses para hacerme unos pantalones”. Y el sastre: “Sí, señor, pero mire usted el mundo y mire mis pantalones”. Cito al cliente y al sastre tomando la conversación del libro de Glucksmann “Voltaire contrataca” que nos recuerda la certeza de que nada es seguro, nada está decidido de antemano y que todo se juega aquí y ahora.

 

Josep Ramoneda, filósofo, periodista, catalán, lúcido, recuerda en el prólogo de ese libro que hay una verdad fundamental que nos negamos a aceptar: el sentido trágico de la vida. La calles andaluzas se ven recorridas por turistas, devotos creyentes, descreídos alertados y toda clase de personas que disfrutan de las vacaciones de primavera (ex Semana Santa). Pero lo que esas gentes ven, aplauden, cantan, se asombran, emocionadas o escépticas, son las tallas de hombres que matan a otro por cuenta del poder y del terror que no tolera que nadie le lleve a fondo la contraria al sistema que organiza las vacaciones. Los pasos del Crucificado son, no más, tampoco menos, que el aviso que Ramoneda considera la verdad fundamental: el sentido trágico de la vida. La vida como tragedia.

 

Singer, el filósofo que defendiendo que la consciencia se remonta muy atrás en la historia evolutiva de la tierra, inició el camino para que los humanos admitamos los derechos de los animales, ha dicho estos días que “ no hay ninguna justificación para que Rusia fuera a la guerra en Ucrania, ni se ha respetado la conducta ética sobre cómo luchar en una guerra”. Ha olvidado, hemos olvidado, al general japonés YASUJI OKAMURA en la Segunda Guerra Mundial que cuando invadió China en noviembre de 1944 ordenó a sus soldados: TOMADLO TODO, QUEMADLO TODO, MATADLOS A TODOS. Como Vespasiano en Judea. Como Putin en Alepo. Y ahora en Ucrania.

 

Los crucificados que pasan por nuestras calles son las víctimas de la historia. Hegel anunció que el destino somos nosotros mismos bajo la figura del enemigo. Viernes Santo. Canta el salmo 30, con tres mil años de recorrido: “Soy la burla de todos mis enemigos, 
la irrisión de mis vecinos,
 el espanto de mis conocidos:
 me ven por la calle, y escapan de mí.
 Me han olvidado como a un muerto,
 me han desechado como a un cacharro inútil”.