The news is by your side.

Cuando se justifica a los asesinos

Ha fallecido Xavier Arzalluz. Un gigante. No cabe duda. Tan gigante como el sufrimiento que la banda terrorista ETA ocasionó a España y al País Vasco en particular.

 

Ha fallecido Xavier Arzalluz. Un gigante. No cabe duda. Tan gigante como el sufrimiento que la banda terrorista ETA ocasionó a España y al País Vasco en particular. Ahora quizás parece lejano. Pero, para algunos, los disparos que asesinaron a Miguel Ángel Blanco o a Francisco Tomás y Valiente resuenan todavía. Era la época en la que la banda mataba casi a diario.

Aquél tiempo en el que había que hablar en voz baja según dónde se estuviera, y en el que los exiliados en Democracia debieron de contemplar impotentes cómo el Terrorismo era utilizado insensiblemente como arma electoral.

 

El dirigente del PNV nunca ocultó sus sentimientos, aunque sí sus cartas

 

Cuidándose mucho del apoyo explícito a los comandos etarras, su sensibilidad siempre estuvo con los verdugos, nunca con las víctimas. Y cuando hubo de torcer el gesto, fue porque la ola de indignación por los asesinatos indiscriminados puso en jaque a la hegemonía abertzale que siempre encadenó a las Vascongadas.

Si algo representa Arzalluz no es altura política. Porque reconocérsela a un actor que otorgó su comprensión a quienes con las armas combatieron contra el Estado de Derecho se antoja de un cinismo y de una hipocresía más allá de lo tolerable. Representa, más bien, esa línea política cobarde que premia contemporizar con los delincuentes y que condena a las víctimas al ostracismo, sacrificadas ritualmente en el altar del pragmatismo político. 

 

No es casualidad que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se hayan apresurado a ensalzar su figura en Twitter.

 

Son los máximos exponentes a día de hoy de esta política, agravada la pesada mochila de los cientos de asesinatos cometidos por ETA, de blanquear el terrorismo a la vez que se habla de Memoria Histórica. Comidas con Otegui aparte, uno no acaba de entender cómo es posible que sus bases -al menos las del PSOE, habida cuenta de los miembros de este partido muertos por la banda criminal- ni se revuelvan ni se quejen, más allá de aislados gestos simbólicos.

Algo importante a retener en la memoria cuando el problema del Independentismo Catalán llama de nuevo a la puerta con fuerza y el Juicio a los políticos presos por el 1-O es utilizado sin medias tintas por partidos españoles para denigrar a España.

¿O es que nadie se acuerda ya, después de que mataran a Miguel Ángel Blanco, de lo que Arzalluz, el líder de ese PNV complaciente y comprensivo con Herri Batasuna, espetó al líder del PP vasco Carlos Iturgaiz?:

Ahora estamos todos juntos montados en la ola, pero cuando ésta baje, cada uno nos iremos por nuestro camino y nosotros ya sabemos lo que tenemos que hacer ”

Toda una declaración de intenciones que se materializaría más tarde en el Pacto de Estella con ETA, junto con Izquierda Unida, para echar de la política vasca al PSOE y al PP porque, según sus propias palabras, ‘no podemos dejar el control de las instituciones en manos de quienes no son abertzales’.

Su catadura moral quedó, por si alguien albergara sentimientos encontrados para entonces, totalmente al desnudo cuando despreció públicamente a Pilar Ruiz, madre de Joseba Pagazaurtundua, el jefe de la policía local de Andoain (San Sebastián), asesinado también por ETA. 

 

Las condolencias hay que darlas a la familia

 

Por imperativo de Educación y de Humanidad. Aquella que no tuvieron los terroristas. Pero que se sepa: quien fallece ni fue un Estadista ni una figura política que contribuyera lo más mínimo a la paz o a la disolución de ETA. Todo lo contrario. Hizo cuanto estuvo en su mano por aprovecharse políticamente del sufrimiento de sus conciudadanos para apuntalar su poder personal y alcanzar sus objetivos ideológicos.

Pero este es el país en el que vivimos ahora, a causa de la felonía de haberle entregado a los herederos de ETA el monopolio del relato de lo sucedido. Un país donde censurar a los asesinos y a quienes les apoyaron está castigado, y en el que justificarles, blanquearles y ensalzarles es un derecho incuestionable.