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El algodón no engaña

“Cada vez hay más diferencia negativa entre un andaluz y cualquier ciudadano del resto de España y Europa”

Desde luego, lo veo clarísimo. Aquí nos envolvemos en la bandera, en el escudo y en el himno, pero con una facilidad tremenda, ahora bien, no somos capaces de articular una alternativa que ejerza su fuerza, tanto en las Cortes españolas como en el Parlamento Europeo. ¿Por qué?, pues sencillamente porque no contamos con partidos andalucistas, o nacionalistas, o como quiera llamarlos, como si cuentan otras autonomías, como Cataluña, Canarias o el País Vasco, por no hablar de provincias que también están representadas como Teruel, que con muy poca representación parlamentaria son capaces de condicionar esa gobernabilidad de España y obtener algún rédito para su tierra. Nosotros siempre optamos por discutir por tendencias ideológicas, por no admitirnos por el simple hecho de ser andaluz, por apropiarnos de un andalucismo que es de todos los andaluces, por dejar que se apropien de nuestro andalucismo, por entender que ser andalucista es pensar como cada uno de nosotros piensa, y no es así. Ser andalucista es sentir a Andalucía como pueblo, entendiendo que en un pueblo siempre habrá de todo y siempre se tendrá que convivir y gestionar para todos. Yo desde aquí quiero hacer un llamamiento a todos los industriales andaluces, a todos, que entiendan que un movimiento andaluz no es un movimiento obrero, que obrero somos todos y que un movimiento andaluz, un PIB per cápita mejor siempre beneficiará a Andalucía, a todos, que el gobierno o el postín del mando no confunda a nadie, que desde el resto del país siempre se han reído de todos los andaluces y de todas las tendencias y situación económica, que lo viví y lo vivo a diario, que ahí están los números, los datos, y que tal y como dijo aquél, el algodón no engaña…

Fijaros, Andalucía, por ejemplo, aporta 61 diputados al Congreso. Nadie, nadie en España, tendría tanta fuerza como nosotros si esos votos estuvieran destinados a objetivos prioritarios andaluces. Ahora se diluyen en los partidos mayoritarios que, lógicamente, miran por otros intereses. Hemos intentado conseguir autonomía propia desde 1883, cuando se hablaba de los cantones andaluces; después, en la II República, llegó Blas Infante y se elaboró el proyecto de Estatuto, pero la guerra civil no solo lo defenestró, sino que el franquismo lo borró de nuestras cabezas. Todo lo que tocaba Queipo de Llano quedaba destruido, no nos dejó ni un solo documento. Con la actual autonomía llegó la esperanza, el sentir de que todo podía cambiar y ahí, en 1976, nace Alianza Socialista de Andalucía, reconvertida posteriormente en Partido Socialista de Andalucía (PSA), el que en 1979 adoptaría el nombre de Partido Socialista de Andalucía-Partido Andaluz (PSA-PA), un partido de ámbito exclusivamente andaluz, algo que hoy nos falta. Aquel incipiente andalucismo empezó a perderse y con ello la esencia de que representaba, diluyéndose al no obtener una fuerte representación. Terminaría disolviéndose, ya que fue el Partido Socialista Obrero Español el que acaparaba los triunfos y representación, tomando Andalucía durante 40 años. No solamente gestionaba la comunidad autónoma, sino que confundía con su acento familiar, en lo más alto del Congreso, la representación propia de los andaluces en la Cámara baja. Es decir, no significó que Andalucía como autonomía tuviera voz propia y tuviera representación por sí misma en el Congreso. Ciertamente, con la autonomía se unió al pueblo y se creó una identidad andaluza, pero, insisto, seguimos sin estar realmente representados, ni en España ni en Europa. Estamos en un punto en el que necesitamos a una tercera generación del andalucismo, ya que nuestra juventud no vivió esa etapa ilusionante que hoy se ha diluido.

 

“Cada vez hay más diferencia negativa entre un andaluz y cualquier ciudadano del resto de España y Europa”

Ahora tenemos la obligación de retomar todo aquello, adaptándolo a los tiempos de hoy, nuestra juventud está formada, pese a que entienda igualmente que muy desinformada, siendo esa una de las obligaciones de todos los andaluces, el abrir los ojos al resto, el abrir los brazos al resto y avanzar unidos para conseguir corregir tantas tendencias negativas que soporta nuestra gente, nuestra tierra, nuestro pueblo, Andalucía.

Nuestra juventud tiene que dar el paso definitivo. Los andaluces, de todas las ideologías y tendencias, tienen que unirse en un andalucismo “descarao”. Nuestra ideología en Europa y España no debe ser otra que Andalucía, ya pelearemos en nuestra tierra por la ideología de cada uno, pero fuera solo debe haber un fin común, ANDALUCÍA Y POR ANDALUCÍA.