The news is by your side.

El bueno, el guapo, el malo…y el botifler

El gesto de complicidad del guapo con el separatismo fue coceado por el malo quien, tras dar la mano al presidente Macrón (el bueno), de prisa y corriendo, se fugó del acto.

 

Ya estamos, de facto, en campaña para las autonómicas y municipales del 28 de mayo. Y, ya se sabe, ese es tiempo en el que la expectativa de voto es el único traductor para interpretar la actividad política doméstica. Dejando aparte la multitudinaria manifestación contra el Gobierno, el pasado sábado, en Madrid, lo más relevante de la semana quizás haya sido la cumbre hispanofrancesa del pasado jueves, en Barcelona. Ese encuentro, celebrado anual y alternativamente en uno u otro de los dos países fue llevado por Sánchez (el guapo) a la Ciudad Condal. Se pretendía fuera muestra  de la ilusoriamente voceada extinción del procés, así como de la “normalización” política en Cataluña.

Sin embargo, tal evento bilateral sirvió para resaltar lo que, desafortunadamente, es lo normal en Cataluña: que el separatismo está boyante gracias a tantas cesiones, concesiones y regalos recibidos del Gobierno. Entre ellos, precisamente, la celebración del encuentro hispanofrancés de este año en la otrora floreciente Barcelona. Gesto pretendidamente “normalizador”, que incluía, como guiño del guapo al secesionismo, la aparición en la ceremonia de apertura de la cumbre del presiente de la Generalidad, Aragonés (el malo). Pero tal gesto de complicidad del guapo con el separatismo fue coceado por el malo quien, tras dar la mano al presidente Macrón (el bueno), de prisa y corriendo, se fugó del acto antes de que comenzaran los honores militares debidos a la presencia oficial, en territorio nacional, de un jefe de estado extranjero. Y, simultáneamente a la ineducada bambolla del malo, otro gran  cateto y separatista (perdón por la redundancia), Junqueras, con un grupo de separatistas se manifestaba contra ese encuentro. Hasta que hubo de abandonar, asimismo precipitadamente, la protesta ante la bronca levantada contra él, por un grupo de los manifestantes que le tildaban de “botifler”.

Como remate del evento, y para mayor recochineo, en la rueda de prensa posterior a la cumbre, el guapo agradeció al malo que éste se hubiera dignado dar la mano al bueno. Y, encima, se dice que el “procés” está muerto. ¿Acaso puede darse espectáculo más esperpéntico?