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El ciclón que acabará con el ciclo

¿Por qué aflora con tanta potencia? Pues porque el viento está rolando. Hasta ahora, Sánchez y sus compinches lo tenían de cola y ahora lo tienen de cara.

Queridos feligreses: dicen los escolásticos que no hay efecto sin causa. Por eso, los enormes nubarrones que está levantando el llamado caso Koldo ―el de las mascarillas―, parecen evidenciar la causa que provocó el cese, por Real Decreto 516/2021, de 10 de julio, de José Luis Ábalos Meco como ministro de transportes, movilidad y agenda urbana.  Sin embargo, ello no fue óbice para que al señor Ábalos al que, inmediatamente, se le puso cara de fusible, se le concediera la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, por R. D. 1185/2021, de 28 de diciembre. Además, continuó como diputado raso. Cargo que revalidó en las elecciones del 23-J, al incluírsele  en la lista por Valencia del partido sanchista, reforzándole posteriormente con la presidencia de la comisión de interior del Congreso. Que todo suma en la nómina.

La trama del caso Koldo, está en el juzgado y, bullente, en los medios. Tras la laboriosa y siempre eficaz investigación de la Guardia Civil durante año y medio, lo que se sabe “oficialmente” parece apuntar a que habrá pronto muchas sorpresas. El grosero asunto parece salpicar en los medios al corazón del partido sanchista. Podría alcanzar, entre otros, del actual secretario de organización, Santos Cerdán,  así como a la actual presidenta del congreso de los diputados, Francina Armengol y al ministro de política territorial y memoria democrática, Ángel Torres Pérez, de cuando presidían, respectivamente, los gobiernos autonómicos de Baleares y Canarias. No es de extrañar, por aquello de las barbas del vecino, que la vicepresidenta del Gobierno y del partido sanchista, Mª Jesús Montero, con el sublime gracejo que la caracteriza,  haya salido a la palestra señalando a Ábalos ―que más que fusible calcinado parece ya una esponjosa escoria―, la puerta de salida. No sea que el asunto le alcance a Sánchez, quien en vez de afirmar lo del “caiga quien caiga”, tuviera que decir  “caiga quien caigo”.

En el escenario hay muchas cosas curiosas. Por ejemplo, que algún alcalde, militante del partido sanchista,  ose exteriorizar amenazas de Koldo, tan ordinarias como “me quedan tres años para joderte”. O, también, por ejemplo,  que el runrún interno contra la jerarquía en el partido sanchista sea cada vez más audible. Y es que, tal vez, lo más importante de lo que está pasando no sean las comisiones ilegales repartidas entre unos y otros. Ni  la potencial existencia de una trama para delinquir. Ni que Ábalos presuntamente forzara a Puertos del Estado a una compra millonaria de mascarillas a determinada empresa. Ni la reverdecida historieta de las tropecientas maletas de la venezolana Delcy en Barajas. Y tantísimas cosas que se saben y otras que se conocerán. Quizás lo más curioso sea que el tema, que lo levantó Vozpópuli hace un par de años, pasara sin pena ni gloria hasta ahora. Entonces ¿por qué aflora con tanta potencia? Pues, seguramente, porque el viento está rolando. Hasta ahora, Sánchez y sus compinches lo tenían de cola y ahora lo tienen de cara. Posiblemente, el ciclón formado liquide el ciclo sanchista. Amén.