Ferraz y el error Espadas
Los malos resultados demoscópicos en el sur se compadecen con un liderazgo artificial que ha hecho una oposición insignificante.
Juan Espadas, el fracasado invento de Susana Díaz para defenestrar torticeramente al mejor alcalde que ha tenido Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, sigue escalando puestos en el ámbito del PSOE gobernado por Pedro Sánchez. Con una economía correctamente canalizada, una política social progresista, reconducida la convivencia en Cataluña y consolidada la imagen internacional de la nación pocos huecos existen para el macronismo paleto de Feijóo y su carencia de ideas innovadoras o renovadas. El PSOE con Sánchez ha recuperado parte de la posición y función del socialismo en la sociedad cuya esencia quiso desbaratar el susanismo más recalcitrante y cuyas máculas aún perviven colisionando con la política de la actual dirección del partido. Son las amenazas y debilidades en el DAFO del actual Partido Socialista. Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page o Juan Espadas no pueden ser versos sueltos cuando se posicionan en terrenos más propios de la derecha y en contra de la política socialista, por mucha autonomía personal que quieran esgrimir y que no puede sustanciarse en mantener una posición contraria y beligerante a la ideología del PSOE,
El caso de Espada es, si se quiere, más singular y contradictorio, ya que ha sido colocado en el liderazgo del PSOE de Andalucía por el mismo sanchismo. Los malos resultados demoscópicos en el sur se compadecen con un liderazgo artificial que ha hecho una oposición insignificante. Lo peor de todo es que siendo la política del gobierno de la nación brillante, la torpeza de alguna gestión periférica malpare la gestión global. Como dijo Arturo Frondizi, nada se podrá hacer sin espíritu de sacrificio, sin conciencia de responsabilidad y sin un profundo sentido moral del destino de cada cual en el país y del país en el mundo. Y evitar lo que nos advertía Manuel Azaña cuando afirmaba que las cosas grandes la gente pequeña las estropea.
La necesidad de derrotar claramente a Susana Díaz y contrarrestar el justicialismo paleto que proponía junto al culto chusquero a su personalidad, no se reparó, o no se quiso reparar, en que sin una regeneración profunda del PSOE andaluz el electorado, después de la experiencia susanista, se alejaría de una candidatura encabezada por un invento político de Díaz, como es Espadas, sin capacidad de liderazgo como le gustaba a la ex presidenta que fuera su entorno y un equipo trufado de ex altos cargos de los gobiernos de la ex lideresa del Tardón. Si alguien piensa que la solución es dejar las cosas como están incurre en una grave responsabilidad al poner en el ámbito del azoramiento la posición y función en la sociedad del socialismo meridional El PSOE de Andalucía necesita una reconstrucción emocional y para ello es menester liderazgos auténticos: ideológicos y morales, muy lejos del susanismo poco corregido que representan Espadas y su equipo de exaltos cargos de Díaz.
El deterioro orgánico del socialismo andaluz se compadece con la puerilidad de un trapisondismo político y el posicionamiento clientelar sustitutivos del pensamiento crítico, la dialéctica ideológica y el relato emancipador del cambio social. Ello conduce a una mediocridad que crea ilegibilidad en los actores políticos de elementos imprescindibles en una política de izquierdas como son la despersonalización y la abstracción del poder.