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Govern: preñadas o paridas

El patronazgo mercedario y la eficiencia previsora del letrado Boye hicieron milagroso efecto.

 

Viernes 24 del noveno mes en el calendario gregoriano. Fiesta mayor de la Merced, patrona de Barcelona. 15.000 jóvenes en la celebración nocturna de la que, a més a més, es patrona de los presos y cautivos y de Instituciones penitenciarias.

 

Como había advertido Gonzalo Boye, letrado lúcido, discreto y eficiente, las consecuencias de la inclusión de la orden de detención del ciudadano Carles Puigdemont, eurodiputado ejerciente, en el sistema europeo de alerta policial se pondrían de manifiesto en algún momento. Ayer se pusieron en el país sardo que en un tiempo ido fue catalán por conquista militar. Detenido. Puesto a disposición judicial. Puesto en libertad sin Imposición de medidas. El patronazgo mercedario y la eficiencia previsora del letrado Boye hicieron milagroso efecto. Rotas, una vez más, las costuras procedimentales de las estructuras judiciales y del servicio jurídico del Estado. Una vez más. Mal rueda la maquinaria del Tribunal Supremo y del servicio jurídico del Estado. Rematadamente mal. Abochorna.

 

El govern catalán escenificó una puesta en escena con presidente y ordenadamente en primera posición de saludo de cuantos responsables políticos ocupan consejerias en él. Como presidente, Aragonés, máximo representante del Estado en Cataluña, acusó a ese mismo Estado de actuar torticeramente en la detención de uno de sus antecesores en el cargo. Solicitó el ejercicio del derecho de autodeterminación y la amnistía para el eurodiputado Puigdemont.

 

Ocurre que ese govern que preside Aragonés, en su lugar descanso perfectamente ocupando un mediático espacio escénico, es el responsable de haber dejado que 100.000 vacunas contra la COVID-19 perdiesen su eficacia inmunizadora. Por imprevisión técnica, por ineficiencia política o funcionarial, por olvidar que podrían haberse remitido vía UE  a otros países donde no disponen de vacunas. De ese gravísimo error de su administración que es de su exclusiva responsabilidad , ni se habla, ni se piden disculpas, ni se explica por qué ha ocurrido ese perjuicio a cien mil posibles vacunados , catalanes o de países pobres.

 

15.000 jóvenes celebraron hasta la madrugada la fiesta mayor de Barcelona. Unos centenares de talludas personas se reunieron ante la legación italiana pidiendo la puesta en libertad de Puigdemont. ¿Y las vacunas caducadas por desidias o inoperancias varias no son asunto para protestar?.

Algo va mal. Muy mal.