Tras la homilia hagiografica y lastimera pronunciada por Casado con prosopón de Esquilo por los aconteceres desde el día de la Cope hasta el uno de los idus de marrzo, le llegó el turno discursivo – a puerta cerrada – a la niña de Puerta Oscura, muy cerca del Limonar. Y, tomada la palabra, mandó parar, cual Fidel recidivo bajando de Sierra Maestra.
Pidió la expulsión del partido de cuantos la hubieran o hubiesen ofendido, a ella, a su hermano Tomás, a la señora madre que los parió a ambos, a MR, a la marquesa de pisa fuerte, pisa con garbo que un relicario te voy a hacer con la carita de este anticuario que está pisando mi lindo pie. Y del mustélido de las Azores que goza de patente de corso como siempre desde que Fraga murió.
Damnatio memoriae, condena romana que borraba la memoria como si no hubieran ocurrido lo que ha existido. Contratistas, mascarillas, avioncitis, rebajitas, más contratos, comisiones, libres designaciones tras ellos, comisiones, comisiones. Damnatio memoriae.
En tiempos de don Francisco, circuló un chascarrillo que parafraseando al parte meteorológico del parte de mediodía y de la noche de Radio Nacional, decía “reina un fresco general procedente de Galicia”. Ahora que los generales están en Lituania y en el Líbano, gracias a Dios, se anuncia un fresco gallego que ha demostrado en su tierra que es un sol como el rey francés que era él mismo el Estado.
Puede que Isa la dulce, muñidora de contratos y peticionaria de expulsiones de sus ex, con los que a pesar de vivir en Madrid se topó ayer, se encuentre subiendo una escalera con un gallego del que no sepa si baja o sube o si ni siquiera está porque cena con Aznar para ver a quien quitan la escalera.
Isa, la dulce, hermana de Tomas y prima política de Putin.