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Llegaron los carnavales, España se transforma «tututu, tututu, tutu»

El Carnaval es una celebración estrechamente ligada a la Semana Santa y a la Cuaresma Cristiana. Es una fecha variable que depende del calendario lunar.

Llegan los carnavales. Media España en fiestas. Se rompe la monotonía con pasacalles, desfiles y cabalgatas; coros comparsas chirigotas, tangos, pasodobles, cuplés y parodias en el Gran Teatro Falla de Cádiz. Pero los problemas siguen en las casas, los precios del aceite y la carne impiden el consumo diario por lo que sólo cabe poner un pucherito diario; son  escenarios de la vida, pero España no se rompe como presagian los agoreros de siempre. Su política es atacar al gobierno por cualquier precio, incluso atacando el Estado de Derecho por la ley de amnistía y no es broma carnavalesca.

Desde comienzos de la Edad Media la palabra Carnaval proviene del latín vulgar carnem-levare que significa abandonar la carne. Posteriormente surgió otra etimología que ha prevalecido en la actualidad denominada carne-vale, que significa adiós a la carne. Para algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se ubican hace más de 5.000 años en la Sumeria y el Egipto antiguos, en la cual se evidenciaron celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano. Posteriormente, se expandió por Europa y en América, por los navegantes españoles y portugueses a partir de fines del siglo XV.

Se estima que uno de los orígenes de esta festividad se ubica en las fiestas paganas en honor a Baco, el dios romano del vino, las Saturnales y las Lupercales romanas, y las fiestas que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Entre el año 600 y el 520 a.C. se celebraban en Grecia cultos y rituales, en honor a algunas deidades relacionadas con la fertilidad de la tierra y la cosecha. En el año 590 d.C. el papa Gregorio reconoció oficialmente la fiesta pagana del Carnaval, con la condición de que el Miércoles de Ceniza se purifiquen los pecados cometidos durante estas fiestas.

El Carnaval es una celebración estrechamente ligada a la Semana Santa y a la Cuaresma Cristiana. Es una fecha variable que depende del calendario lunar, ya que el inicio del Carnaval tiene lugar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la Cuaresma. A su vez, la Cuaresma comienza 40 días antes que la Semana Santa. Esta semana de oración y reflexión se fija cada año, en base al calendario lunar.

Esta festividad, tan divertida y singular, se celebra en varias partes del mundo. De acuerdo al Libro Guiness Récords los Carnavales de Río de Janeiro han sido considerados la celebración carnavalesca más grande del mundo, recibiendo a más de 500.000 turistas anualmente. El Carnaval de Venecia es uno de los más antiguos creado en 1094 por Vitale Falier, perteneciente a una de las familias más influyentes de la época. El origen de las máscaras venecianas, caracterizadas por un largo pico, proviene de las máscaras utilizadas por los médicos durante la época de la peste en Europa.

La cultura del Carnaval se introdujo en Hollywood en los años cuarenta, gracias a los atuendos utilizados por Carmen Miranda. Su sombrero de frutas y sus trajes muy famosos en esa época. El origen del carnaval en Latinoamérica es gracias al conquistador español Hernán Cortés. Los disfraces de carnaval suelen ser una expresión de la situación política, social y económica de algunas regiones donde se celebra.

En España, no siempre se ha podido celebrar. Franco prohibió el Carnaval. El gobierno del bando sublevado emitió en febrero de 1937 una circular dirigida a los gobernadores civiles en la que se ordenaba la suspensión de la fiesta. En la posguerra, también estuvieron prohibidos con cierta laxitud en distintos lugares, pero bajo el eufemismo de Fiestas de Primavera. No se permitían máscaras por ocultar la identidad.

En esos gloriosos años de la Una, grande y libre, con el país sometido al yugo de Franco. Al poco de dar el golpe de estado en julio de 1936, los franquistas de gatillo rápido asesinaron a varias personas vinculadas al carnaval gaditano. En agosto de ese mismo año, Guillermo Crespillo Lavié, al que no se le conocía afiliación política, fue ejecutado con dos balazos en la cabeza en la plaza de las Viudas de Cádiz, por pertenecer a una murga del barrio de San José que se caracterizaba por cantar letras comprometidas durante la Segunda República y por su burla a la iglesia.

La lista de carnavaleros represaliados es amplia, aunque algunos tuvieron la suerte de esconderse para evitar acabar con una bala en la cabeza. Y, como era de esperar, Franco prohibió el carnaval en cuanto pudo: El carnaval no ha gustado nunca a la bienpensancia, y a lo largo de la historia le ha puesto obstáculos y, cuando pudo, lo prohibió sin más. En 1716, el dedo enjoyado del rey Felipe V también prohibió el carnaval. Siempre al borde de su supervivencia, el carnaval llegó a 1937, y el franquismo lo prohibió otra vez. Y lo prohibió como prohibía las cosas, a lo bestia.

Las primeras referencias a los carnavales de Cádiz que se conocen proceden del siglo XVI. Nacieron de la mezcla de los cantos criollos y africanos (habaneras, sambas, rancheras, guajiras y colombianas), con el folclore gaditano. Además, recibió la influencia del Carnaval de Venecia. En el siglo XVII, Cádiz era una ciudad muy próspera gracias a su actividad con la Casa de la Contratación de Indias. Por esta vía no solo llegaron doblones de oro a la Península sino la génesis del carnaval. Fue en el siglo XIX cuando empezó a definirse el Carnaval de Cádiz que disfrutamos hoy. Con la construcción del Gran Teatro Falla se formalizó el Concurso de Agrupaciones.

El Carnaval de Cádiz se prohibió mientras se libraba la batalla del Ebro, y no fue hasta 1947 cuando se recuperó la tradición de celebrar el carnaval en la calle, hecho este que se produjo a raíz, paradójicamente, de una desgracia: la explosión del depósito de minas de San Severiano, que provocó unas 200 víctimas en la ciudad. El gobernador civil, Carlos María Rodríguez de Valcárcel, decidió entonces que había que levantar los ánimos y que para eso lo mejor era recuperar el espíritu festivo del carnaval. Aunque se levantará el veto, los grupos cantaban por las calles bajo un estricto control y no se podía usar la palabra carnaval (se le llamó Fiestas Típicas Gaditanas). Como era de esperar, los gaditanos hacían todo lo posible para esquivar la censura utilizando letras que albergaban significados ocultos. Fue en 1977 cuando el carnaval se recuperó completamente y tal y como hoy lo conocemos en todo el país.

Hubo dos sitios de España donde estas fiestas subsistieron: Santa Cruz de Tenerife y Cádiz. En la ciudad canaria, pasaron a llamarse Fiestas de Invierno  y las celebraciones privadas clandestinas (en sociedades como el Casino de La Guancha) fueron protegidas por el capitán general de Canarias. Durante esos años, las máscaras para ocultar la identidad estaban totalmente prohibidas y se formó la primera murga con el nombre Los Bigotudos, hoy conocida como Afilarmónica NiFú-NiFá.

Hemos vivido siglos de monarquía, sufriendo descalabros y tiranías, y cuando la República va naciendo quieren ver enmendados todos esos yerros, cantaba el coro Los Decapitadores en 1932. Y cuando la República surgía, no reinaba sobre España el orden, ahora esas consecuencias las pagan otros hombres, cantaba la agrupación. Lírica combativa y cultura popular a destajo.

Este año en Cádiz, la mención a Ayuso, Leonor o Bárbara Rey, han sido los mejores momentos de las chirigotas finalistas del Carnaval. La chirigota ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’, liderada por el Selu, ha traído los tipos de una familia gitana que canta por alegrías, basando su punto fuerte en las críticas al rey emérito, Juan Carlos I, con sus escándalos fiscales y sus líos de faldas. ‘El Grinch de Cai’, con su soniquete ¡Qué porquería! ha sido la chirigota que ha liderado Juan Manuel Braza Benítez el Sheriff. Aunque muchos han reivindicado las raíces andaluzas del flamenco, suya fue una de las críticas más divertidas a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, presidenta y alcalde de Madrid, que han querido apropiarse del flamenco.

Te he dicho 1.748.654 veces que no soy exagerao, dicen Los exageraos, que han conquistado al Gran Teatro Falla con sus rondas redondas de cuplés. Esta chirigota formada por los herederos del mítico Enrique Villegas se coronó en cuartos con la cupletina de cortar queso, con la que retrataron el paso de los años por Juan Carlos I, Álvaro Negredo o Rafa Nadal. Y cerraron las semifinales con un juego de palabras con rimas de Logroño y otoño en la que entraron Felipe VI y la princesa Leonor.

España no se rompe como dice Feijóo año tras, confundiendo el mensaje y no acierta ni en el diagnóstico ni en las conclusiones, cargado de insultos, improperios y falsedades. Mientras, sus jueces rompen la separación de poderes, presionan a políticos y rompen toda apariencia de imparcialidad. España avanza, han cantado las chirigotas, los coros y las comparsas en el Falla. «tututu, tututu, tutu«.

Recordemos una la chirigota con su exótico sombrero, corta capa y su morada vestimenta, cuando dice que en España todo se puede superar convirtiendo la monarquía en una república popular.