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Ni Bonilla ni el PP se creen su discurso anticorrupción

El PP andaluz se olvida de quienes en el pasado les ayudaron a investigar y destapar la corrupción.

 

¿Se cree el PP su propio discurso político contra la corrupción? Me alegro de que me haga esa pregunta a estas alturas de legislatura, tras seis meses levantando alfombras, abriendo cajones y sin ver un fiscal acercarse a las dependencias de la Junta ni a preguntar la hora. Algo que, no se rían, incita a pensar que tan malos y tan delincuentes no serían los anteriores moradores. Gastones mucho y derrochadores más, pero nada de Código Penal, de momento. O también puede ser que se estén guardando la mierda para cuando haya que abonar el campo en abundancia para la siembra de votos.

Porque a ese punto nos ha llevado, de momento, la derecha que hoy gobierna Andalucía. A la formación de un gobierno canasto, que no ha movido un dedo contra la corrupción, con mimbres tan variados que empiezan a caérseles las cerezas. Una improvisación en toda regla que comienza a traducirse en más de una docena de llamativas dimisiones.  ‘Todo para mejorar’, ha venido diciendo Bonilla para capear el temporal hasta que doña Isabel Balbín, exviceconsejera de Empleo por Cs, va y nos detalla por Wasap que no todo es color de rosas, que las tensiones internas entre los del PP y Cs existen y uno de los motivos es evitar que se abra el melón de la corrupción en Andalucía.  Sí, con los naranjas allí sentados tragando carros y carretas, paladines en otro tiempo de la anticorrupción, que para eso presumían de haberse ‘cargado’ a Chaves y Griñán.

Esa es la principal hipótesis que se obtiene tras comprobar que la crisis en Empleo se generó hace meses a cuenta del llamado “Comando Antifraude”. El mismo que Balbín quiso implantar en el gabinete de la Consejería que dirige su ex jefa Rocío Blanco, a la que sitúan en la órbita de Elias Bendodo quien, por cierto, le llegó a ofrecerle en Málaga la presidencia del puerto, oferta que rechazó Blanco, aceptando posteriormente la propuesta de Ciudadanos para ser consejera de Empleo.

Aquel equipo anti fraude fue desmontado completamente y por la vía rápida en febrero y ni siquiera pudo incorporarse un tercer miembro previsto inicialmente, un inspector de policía, acostumbrado a escrutar expedientes dudosos en la administración pública tras dirigir la Operación Edu destapada en Málaga.

Según se ha sabido ahora, el desmontaje de aquel tinglado en la consejería que tanto inquietaba fuera, especialmente a quienes durante años rodearon – y rodean- el perol de las subvenciones, fue impuesto por el PP, aunque me desmienten formalmente que se hubiese celebrado una reunión expresa para ordenar tan escandalosa marcha atrás entre la consejera Blanco, Bendodo y Sanz.

 

Como he reseñado en anteriores artículos, esta actitud política de no combatir abiertamente la podredumbre en la administración autonómica, parece que responde claramente a una decisión tomada en las más altas instancias del PP y del PSOE para no hacerse más daño mutuo con la corrupción que les afecta. Con todas las letras lo ha llegado a decir, negro sobre blanco, una voz tan autorizada como la de Mercedes Alaya, denunciando cómo en el CGPJ los consejeros ‘socialistas y populares’ tumbaron su continuidad en el Juzgado Nº 6, para que no siguiera investigando los sumarios por los cursos de formación, la madre del cordero de todas las corrupciones que se intenta ocultar por la izquierda y por la derecha. Alaya ha confesado que empezó a ver cosas muy extrañas en aquella instrucción.

Con decir que un ex Director General de Empleo, de los que no se ha llevado un euro, ha permanecido imputado hasta hace poco por haberse negado a seguir pagando fondos de la Junta a un centro vinculado al Opus Dei, lugar por cierto donde cargos políticos de todo color han sacado unos lustrosos masters para decorar los salones de sus respectivas casas.

Pero hay otro aspecto que nos viene a demostrar que la derecha, esta derecha del PP que lidera hoy el gobierno andaluz, no es de fiar cuando dicen condenar y luchar contra la corrupción. No es cierto,  no es sincera cuando lo proclama y se le empieza a notar a la legua.

 

De cuando se creó el Comando Arenas

Hace años, estando en la oposición y antes de la enésima vuelta de Arenas a jugar políticamente en Andalucía, el PP dedicó  medios económicos y muchos esfuerzos a investigar los casos de corrupción que azotaban la administración socialista andaluza.

Muchos de los periodistas que hoy trabajan en los gabinetes para la Junta con el PP y Cs han tenido en sus manos estos años grandes ‘exclusivas’ fruto del equipo de investigación del PP impulsado y creado por voluntad del propio Javier Arenas. El Mundo, Abc y la Razón han sido los principales buzones elegidos para hacer saltar el escándalo de turno. La lista de casos destapados es interminable si se repasa a fondo y en ella caben casi todos los escándalos pequeños, medianos y grandes que han estallado en Andalucía en las últimas décadas contra los sucesivos gobiernos socialistas.

En aquel equipo, tutelado sobre el terreno por Antonio Sanz, se integraban entre otros el periodista Pedro de Tena apoyado por Antonio Barreda, geógrafo y sindicalista, junto a abogados y funcionarios. Ambos, Tena y Barreda, fueron piezas claves para lograr desentrañar la tela de araña andaluza establecida durante décadas por el gobierno socialista en Andalucía. Si alguien, algún día, necesita realizar una autopsia a fondo del régimen clientelar socialista andaluz, obligatoriamente deberá acudir a los trabajos publicados por ellos sobre la materia junto a escasos autores más.

Barreda, último mohicano de aquel equipo tras la jubilación profesional de De Tena, era uno de los integrantes, junto al funcionario Luis Escribano, del comando antifraude de la consejería de Empleo, de tal forma que pudo comprobar en propia carne el cambio de rumbo, de hoy para mañana, en materia de corrupción que había tomado el PP para el que tanto trabajó en sus investigaciones del pasado reciente.

Así que, si tenemos en cuenta como tratan en el PP a quienes les ayudaron a destapar ‘la corrupción del régimen’, hoy apartados o maltratados, llegaremos a la conclusión de que aquel discurso del PP contra el PSOE de los Eres era falso; lo que menos les importaba era donde estaba y como recuperar el dinero público supuestamente malversado; interesaba verdaderamente el desgaste del eterno rival, ganar votos y llegar algún día al gobierno como así ha sucedido, aunque sea con el milagro de 26 escaños.

Matar, desacreditar, despreciar al mensajero que fue útil no es una práctica exclusiva del PP. Basta con repasar la lista de funcionarios que en estos años han denunciado casos de corrupción y comprobar como han sido perseguidos en sus puestos de trabajo y muchas veces acosados o humillados. Claro que toda esta tribu de «locos» denunciantes nunca tuvieron apadrinamiento político de partido alguno. Por ejemplo, recientemente con Spiriman hubo coqueteos vía Wasap con el Moreno Bonilla de la oposición a Susana Díaz, unos mensajes que acabarían perjudicando la imagen del médico y del presidente, hoy abiertamente enfrentados. «Enhorabuena, una gran movilización». «El gerente del SAS está en la cuerda floja». «Mañana hablamos y vemos cómo te podemos ayudar» son algunas de las frases de Moreno Bonilla que revelan una gran complicidad entre Jesús Candel y el entonces dirigente de la oposición.

Cuando llega a San Telmo el trio de la derecha (los ultramontanos por los tejados del viejo seminario) después de casi cuatro décadas de socialismo triunfante, se comportan casi de la misma forma que antes lo hicieron los otros. Eso sí, menos a la hora de comer, estos del PP y Cs son más exquisitos, han cambiado el Hacendado del Mercadona por la nueva cocina de los televisivos de Master Chef.

 

 

Viene a cuento recupera de la hemeroteca el artículo publicado en 2016 por el periodista Pedro de Tena en Libertad Digital, donde explicaba el por qué de su ‘adiós’ a seguir colaborando con el PP andaluz.

 

ADIÓS, PP, ADIÓS
 

El periodista Pedro de Tena mostrando un ejemplar de su obra sobre las tramas de corrupción en Andalucía.

Han pasado más de veinte años desde que, cansado de la enfermedad moral y política del socialismo español y asfixiado por la corrupción desatada en España, dejé de ser de izquierdas. Dado que el comunismo, en versión marxista-leninista o en versión iberoamericana, me parecía un retroceso a las cavernas antes que un paraíso, decidí ayudar al PP a ver si era capaz de lograr la regeneración de una nación irreverente consigo misma. Por ello, a finales de 1995 dejé El Mundo y pasé a formar parte del equipo de Javier Arenas, primero en el Ministerio de Trabajo y luego en su etapa de dirigente nacional y presidente del PP andaluz. Creo que fui de los primeros ciudadanos que procediendo de la izquierda evolucionaron hacia un centrismo nacional, liberal y no sectario sin esconderse por ello.

Durante todo este tiempo, y hasta 2012, año decisivo, ayudé en lo que pude y en lo que se me dejó. Nunca acepté prebendas, ni puestos en los consejos de administración de las empresas públicas, ni sobresueldos. Tampoco me afilié porque no soy hombre de partido. Nunca estuve en la meleé interna y, aunque el personalismo cesarista instalado en su seno era empobrecedor e incluso despótico, me aparté de las disputas. Quiero creer que contribuí a su desarrollo en la medida de mi inteligencia y mi conciencia, mucho más desde 2004, cuando me pareció que la izquierda española se había vuelto loca acusando al gobierno de España de ser responsable del mayor atentado de la historia de Europa, que ella misma creía islamista.

Pero en 2012 se produjo una crisis que se resuelve ahora con mi despedida del PP. Sigo sin entender lo que pasó en las elecciones andaluzas de 2012, si bien creo que Rajoy quiso perderlas deliberadamente para no dejar al PSOE fuera del gobierno de las CCAA. Nunca recibí explicaciones de por qué se dilapidaron 400.000 votos en cuatro meses, por qué quien ganó dio una espantá inenarrable, por qué se dio el espectáculo ridículo de una sucesión absurda y por qué lo que iba a ser el cambio en Andalucía se convirtió en el cambiazo más cruel a los votantes andaluces del PP, creo que de los mejores, más sufridos e insultados de España. Luego supe de mentiras, corruptelas, bajezas y demás en un partido que creció y predicó precisamente contra esas prácticas.

«Perico, amigos hasta la muerte», me susurraron algunos muertos vivientes. Se referían a la mía, a mi muerte, claro. Desde 2012 no he tenido relación alguna con nadie del PP, salvo con algunos amigos y amigas a los que no nombro para no perjudicarlos. Llegados a este punto, es el momento de mi despedida definitiva del PP. Quienes hoy mandan y deciden no están a la altura de las circunstancias. Desde 2012 no fueron, son ni serán más, mientras sean los que están y estén los que no son, alternativa liberal y moderada alguna para España. Así que, sin otro particular, adiós, PP, adiós. Quedo en Libertad Digital –es un deseo–, y quedo a la espera de la novedad, de la sorpresa y de la buena voluntad desde la libertad que nunca he perdido. Puedo votar opciones varias, desde un liberalismo centrado y reformista hasta una socialdemocracia realmente demócrata a fuer de liberal y española. Abierto estoy a que me convenzan los aspirantes si se dejan de porquerías de casta, vieja y nueva, y de gatopardos encubiertos. Venga, díganme.

Pedro de Tena

 

Publicado en Libertad Digital el 15 de mayo de 2016