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Orgulloso, avergonzado y pesimista

100 años del PSOE de Alcalá: 'Me siento orgulloso de nuestro pasado, avergonzado de nuestro presente y muy pesimista por nuestro futuro'.

 

Hoy celebramos nuestro 100 aniversario de la creación del Partido Socialista Obrero Español en ALCALÁ DE GUADAÍRA. A pesar de no conocer en profundidad toda nuestra historia, yo como otros muchos, mirando hacia atrás, podemos sentirnos muy orgullosos de nuestra trayectoria. Algunos compañeros contribuyeron en momentos muy difíciles; otros hemos contribuido mínimamente; muchos socialistas no solo se dejaron la piel y buena parte de su tiempo, incluso algunos la vida, para avanzar en el proyecto de igualdad, de solidaridad, de justicia social o de memoria de tantos y tantos ciudadanos. 

Por todo lo anterior, podríamos presumir con verdadero orgullo de nuestra historia de la que podemos sentirnos, en efecto, muy satisfechos. Aunque obviamente y como en tantas otras historias, se han podido cometer errores y, de hecho, los reconocemos humildemente. Errores que en ningún caso empañan la muy positiva trayectoria en nuestro empeño permanente por procurar la felicidad de la ciudadanía. Felicidad basada en acabar con las injusticias y en ayudar, especialmente, a quienes más lo necesitan. Es una historia muy digna y que ningún otro partido puede presentar.

Como contraste, muchos entre los que me encuentro, vemos que hoy la situación ha cambiado en nuestro Partido radicalmente. Para algunos, se han perdido principios básicos de solidaridad, de transparencia, en definitiva de compañerismo…. Para otros, el Partido no es más que un medio para encontrar una colocación laboral y con ella un buen sueldo (algo que no es exclusivo de nuestro Partido …). Y para colmo, a la hora de gestionar instituciones, como por ejemplo, en nuestro caso el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, este cambio también se nota y la gestión creo que es francamente mejorable (y desde luego, no comparable con la que soñó y propuso nuestro fundador Pablo Iglesias Posé) respecto al proyecto que llevábamos a cabo hace pocas décadas. 

Se trataba entonces de entender la política como un servicio público al ciudadano, con el que había que estar permanentemente en contacto, escuchando, y no solo oyendo, sus siempre valiosas opiniones y aportaciones y procurando resolver, en la medida de lo posible, sus problemas particulares, especialmente los de aquellos que nos veían como su tabla de salvación. Hoy se ve que en muchos casos (afortunadamente no en todos) se vive de espaldas a la ciudadanía y voy a poner un reciente ejemplo de los muchos que podríamos enumerar y que es suficientemente elocuente de lo que digo:  Hace un par de días se publicaba por la alcaldesa en las redes una noticia: “la alcaldesa había recibido a los dirigentes de la comunidad de propietarios de PINARES DE OROMANA, donde se estuvieron tratando los problemas de la Urbanización”.

La noticia redactada así, en el propio chat de la alcaldesa, parece muy positiva. Sin embargo, no hay más que reflexionar mínimamente para plantearnos varias cuestiones, como ¿Desde cuando una alcaldesa se reúne con una comunidad de propietarios en vez de con una asociación de vecinos para tratar los temas vecinales?. ¿Desde cuándo una comunidad de propietarios de media Urbanización representa a toda la Urbanización?.  Y sobre todo,¿ qué agenda de temas han tratado y qué compromisos municipales han acordado?  ¿Desde cuándo una Secretaria General/Alcaldesa restringe la posibilidad de contestar a sus mensajes unidireccionales, evitando que se conteste ni se matice o aporte nada a su información, en un ejercicio “ejemplar“ de proximidad con la ciudadanía…). Sinceramente, creo que estamos perdiendo todos los papeles, y creo que este desde luego no es el por el que muchos hemos luchado tanto tiempo y del que nos hemos sentido tan orgullosos.

Y si no hay capacidad de reacción, de autocrítica y de rectificación, especialmente por quienes dirigen nuestro Partido, el futuro, al menos próximo, es más que preocupante. Para mí, desde luego, esa tarea es anterior a la de las justas celebraciones de nuestro pasado, historia que nadie debe aprovechar para blanquear el presente…

Por todo ello, en el día de hoy yo me siento orgulloso de nuestro pasado, avergonzado de nuestro presente y muy pesimista por nuestro futuro.