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Primeras lecciones

Es el momento de mirar un poquito para atrás y ver en qué cosas deberíamos y podríamos mejorar de cara a este futuro. 

Una vez celebradas las elecciones generales, empieza una nueva etapa, que no sabemos si va a durar cuatro años o cuatro meses (en función de los acuerdos o desacuerdos parlamentarios ) pero, en todo caso, es el momento de mirar un poquito para atrás y ver en qué cosas deberíamos y podríamos mejorar de cara a este futuro. 

Voy a partir básicamente de dos hipótesis que creo suficientemente razonables, como son las siguientes: 1-que nuestro partido socialista tiene todavía un elevado potencial de votantes a los que tenemos que convencer para lograr sus apoyos electorales y 

2- que la gestión hecha en los últimos años por el gobierno progresista ha sido más que exitosa. No puede ser que a un gobierno que ha hecho tantísimas cosas bien, y algunas mal, solo se le pretenda identificar por algunos por cosas que no ha hecho: apoyo al terrorismo, apoyo a la independencia,… y sin embargo, no se le valore por las muchas iniciativas llevadas a cabo exitosamente.

Basado en ello, trazaré varias líneas de lo que considero que son hitos francamente mejorables.  Creo que en lo que hemos fallado fundamentalmente ha sido en la comunicación, error del que se dió cuenta a última hora Pedro Sánchez, y que en buena medida ha intentado corregir a la carrera y con una intensidad a veces agobiante. 

Creo que tenemos un reto muy importante en la comunicación por una razón muy sencilla: Porque hoy día sabemos que lo que no se comunica no existe y que lo que se comunica existe en la medida en que lo percibe el ciudadano. Sabemos que aquí tenemos una gran desventaja pues los principales y mayoritarios grupos de comunicación están en manos de las grandes compañías, cuyos intereses a veces colisionan con las medidas que un gobierno progresista debe y quiere llevar a cabo. Pero al menos por nuestra parte podemos y debemos definir una estrategia y ejecutarla para intentar reducir esta desventaja.

Por otra parte, aunque íntimamente ligado, no puede ser que no se aproveche todo el potencial que tenemos como militantes ni tampoco que se permitan determinadas acciones, u omisiones, de destacados referentes nuestros, que no solo no aportan nada, sino que a veces hacen un daño terrible. Y me refiero a algunos de los principales líderes históricos, que no solo parecen lamentar que haya un cambio de liderazgo, como algo que ellos han perdido, sino que muestran su rechazo de una forma pública, a veces desaforada y dañina. Esto se tiene que acabar, intentemos que pacíficamente, pero si no, aplicando nuestras propias normas que para eso las tenemos. 

Asimismo, el potencial de la militancia de base tiene que ser mucho mejor aprovechado, como siempre lo ha sido: que cada militante se convierta en un comunicador en la medida de su ámbito y de sus habilidades; es un lujo desperdiciar este inmenso potencial. 

Y para que todo esto tenga coherencia, es necesario asignar, de una forma más racional, anuestros principales efectivos y referentes entre la labor de gobierno y la labor orgánica, frente a la acumulación de responsabilidades que hace que no se saque todo el beneficio que podemos y necesitamos. 

En resumen, hay que potenciar la estructura dirigente del partido, desvinculándola de labores de gobierno. Trabajo tendrá de sobra, como por ejemplo: 

  • Dinamizar a las distintas estructuras para que cada militante tenga una labor orgánica 
  • Conveniar y en su caso exigir a los destacados referentes socialistas un comportamiento alineado con los objetivos del Partido y, en ningún caso, obstaculizador. Para quien quiera más detalle, el ejemplo Zapatero en esta campaña. Ni se les puede pedir más ni se les debe de permitir menos.
  • Planificación y desarrollo de una estrategia de comunicación eficaz. En la que se venda/explique una y otra vez cada una de las numerosas iniciativas positivas que vamos teniendo desde el gobierno, incluyendo las de los últimos cinco años. Que se justifique y explique cada uno de los errores, que también hemos ido cometiendo o podamos cometer. Y que se conteste con inmediatez absoluta a cada una de las mentiras o ataques que recibamos de nuestros adversarios. Esto hay que hacerlo desde arriba, pero también en buena medida coordinando los niveles inferiores. Porque si esto se produce en una comunidad o en una ciudad, tiene que estar preparada la estructura correspondiente. Tenemos que ser mucho más proactivos y utilizar todos los resortes de comunicación que tengamos.

En resumen, no es posible que con todas las iniciativas positivas, algunas casi revolucionarias, que hemos puesto en marcha en estos cinco años y de las que nos sentimos muy orgullosos, no se nos conozca por ellas y sí, por temas como apoyo al terrorismo, o a la independencia de los catalanes, que además de ser falsas, no definen en absoluto el comportamiento del gobierno. De lo primero tenemos datos suficientes para demostrarlos y reconocimiento incluso internacional de nuestros logros. Y de lo segundo, podemos demostrar y hay que demostrar diariamente que son falsedades.

Para todo lo anterior, es fundamental, recuperar la apertura y mayor papel de la militancia, como siempre lo hemos hecho históricamente. Nuestro potencial debemos de ponerlo en valor diariamente.

Estoy, y creo que muchos militantes al igual que yo, convencido de que dando estos pasos y siguiendo con nuestra línea de gobierno tenemos asegurada una gran victoria en las siguientes citas electorales con una mayoría más que suficiente de la ciudadanía española.