Rojas Marcos lega a Juanma Moreno su ‘ISO 4D-1977’
La operación escoba transversal de Moreno Bonilla, añade la herencia andalucista de Rojas Marcos a su hoja de ruta.
Lo primero que hizo Juanma Moreno tras ser proclamado en el Parlamento presidente de la Junta de Andalucía el 17 de enero de 2019 -su primer acto oficial- fue trasladarse en su nuevo coche presidencial hasta la Plaza de Cuba en Sevilla.
Allí, desde hacía años, sentado en un butacón de su casa donde veía pasar los años y los amigos más entrañables, le esperaba ese día un inquieto y emocionado Manuel Clavero Arévalo que al llegar el presidente le atendió en su despacho, donde tantos recuerdos y secretos se guardan de su vida profesional y política. Manolo Clavero junto al socialista Rafael Escuredo hicieron posible la operación política del 28F y condujeron a Andalucía como autonomía gobernada por la vía del 151 de la Constitución.
Fue fundador en septiembre de 1976 del PSLA (Partido Socia Liberal Andaluz), formación que acabó integrada en la UCD en cuyos gobiernos Clavero llegó a ministro para las Regiones donde diseñó el mapa autonómico actual y posteriormente ministro de Cultura nombrado por Adolfo Suárez. Su figura no obstante entraría por la puerta grande de la Historia al presentar su dimisión como ministro de Cultura, arremangarse al día siguiente y ponerse a hacer campaña en favor del “Sí” en un referéndum andaluz que se ganó, (pese a los resultados adversos de Almería) con un censo con más trampas que las que veíamos en las películas rodadas en el desierto almeriense de Tabernas.
Casi dos millones y medio de síes por el 151
Un total de 2.472.287 andaluces, de un censo de 4.430.356, votaron ‘Sí’ a la vía del 151 de la CE. Con el ‘no’ se manifestaron 152.438. Y votaron en blanco 200.210 andaluces, la mayoría de los cuales siguieron las consignas de la UCD y de AP; unos 350.000 andaluces en total votaron contra el 151. A la vista de los resultados había muchas ganas de autonomía entre la inmensa mayoría de los andaluces. Equipararse a catalanes y vascos en competencias autonómicas fue sin duda el gran acicate que movió a los andaluces por su autonomía ‘de primera’ desde el famoso 4D del 77.
Manolo Clavero, Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Sevilla, donde llegó a Rector en tiempos convulsos y revueltos, logró por la vía no académica un prestigio social y político que salvaguardó durante años no entregándose a ninguna sigla política. Fue cuando optó por trabajar en favor de la Fundación Blas Infante desde su patronato, muy en línea con la familia del notario asesinado en agosto de 1936 y las personalidades que integran dicha fundación. La asfixia económica a la que se sometió a la fundación por parte de la Junta durante años hizo peligrar su propia supervivencia y, por tanto, sus objetivos fundacionales sobre la herencia política y cultural del, declarado por el Parlamento, ‘Padre de la Patria andaluza’. Juanma ha puesto al día las subvenciones oficiales.
Fue precisamente en esa etapa cuando el viejo profesor y exministro constató como todo lo que integraba el universo ‘infantiano’ le importaba más bien poco o nada a quienes gobernaban. Tuvimos ocasión de comentarlo en una de las últimas charlas que mantuve con él antes de morir. El PSOE se comportaba como ‘el perro del hortelano’, ni comía ni dejaba comer del legado de Infante. Llegó un momento, gobernando Susana Díaz, que tuvieron la impresión dentro y fuera de la fundación que los socialistas solo habían empleado el nombre de Blas Infante y sus símbolos heredados buscando rentabilidad política, especialmente en los momentos de debates electorales. En realidad la Fundación Blas Infante era una de esas herencias no deseadas que habían tenido que asumir los socialistas liderados por Pepe Griñan y Susana Díaz aunque no les hacía ni pizca de gracia; más o menos lo mismo que acabaría sucediendo con la Fundación Alfonso Perales, en memoria del dirigente socialista gaditano prematuramente desaparecido, entidad presidida por Carmen Calvo y después por Amparo Rubiales testigos ambas de cómo la dejaron morir por inanición. Fue presentada en sociedad por el presidente Griñán destacando aquella tarde en Carmona que la fundación pretendía ser una «fábrica de ideas» del PSOE de Andalucía.
Arenas quiere aprobar la asignatura andalucista
El gran muñidor de aquel encuentro protocolario de enero del 2019 entre Juanma Moreno y Manolo Clavero fue Javier Arenas, sin duda el ideólogo que más ha podido influir en Moreno Bonilla (y sigue influyendo) para que la derecha gobernante recupere la credibilidad o al menos cierta pátina blanquiverde que perdió el 28F con la UCD rota y con Manuel Fraga pidiendo la “abstención activa”. Una vieja operación de blanqueo en la que incluso Arenas llegó a convencer a Rajoy para ‘tragar’ en 2007 con un Estatuto de Autonomía más radical que el catalán y así empezar a ‘purgar’ el pecado cometido por la derecha antes y durante el 28F.
La derecha y el 28F:
"Abstención activa o voto en blanco"
Lo que dijo Manuel Fraga la noche del referéndum del 28F a propósito de la posición de AP, (luego PP) en el proceso autonómico andaluz. La autonomía, según Fraga, "no era la panacea". pic.twitter.com/JusuXMfw5C
— Pepe Fernández (@Pepe_Fdez) October 20, 2022
Aquel simbólico primer acercamiento institucional de Moreno a Clavero, al que otros tuvieron olvidado o ninguneado durante años como un jarrón decorativo,- era un señor de derechas- no supuso ningún esfuerzo para el flamante y feliz presidente Bonilla que demostró habilidad y un olfato propio seguramente de su formación académica como relaciones públicas. La lectura política de su gesto de respeto al anciano político andalucista y liberal iba a formar parte esencial de un largo camino de cuatro años en verde y blanco que acaba de culminar estos días con la foto junto a Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca (82 años), ambos ante la legendaria pizarra de la noche del 28F en el Casino de la Exposición. Esa fue la escenografía elegida donde R-M le hace entrega simbólica al PP del ‘certificado de calidad’ del andalucismo de los 60-70-80, que bien podríamos identificar y resumir como la “ISO 4D-1977”.
Moreno Bonilla, albacea de Alejandro
El viejo líder andalucista, responsable destacado de los pocos éxitos y de los muchos fracasos del andalucismo político, ha reaparecido desde el más allá de su dorada jubilación para dejar claro su papel en la Historia reciente y ajustar cuentas con el gran enemigo del pasado que le liquidaron a él y a sus proyectos políticos. De paso, Juanma, aparece nombrado albacea de su ideario político.
Viene a cuento releer esta entrevista a fondo publicada en Confidencial Andaluz y realizada por Alejandro Delmás Infante para conocer qué pensaba Rojas Marcos tan solo tres meses antes -septiembre de 2018- de que las derechas ganasen en Andalucía el 2D-2018.
En sus ultimas apariciones lo ha hecho al más puro ‘estilo Alejandro’ (siempre calculando la contrapartida), como cuando pidió a los socialistas el metro o el estadio olímpico para Sevilla, ¿qué le iba a pedir a JMMB a cambio del oxidado juego de llaves del andalucismo político que ya no da votos, pero que prestigia a unas siglas como las del PP? ( La de copias que se habrán hecho de ese llavero) Y esta vez Alejandro se conformó con algo más intangible y barato: declarar el 4 de diciembre ‘Día de la Bandera de Andalucía’.
Y como Alejandro nunca suele dar puntada sin hilo, en el fondo de esta fecha y de esta petición se oculta una vieja batalla (perdida) mantenida en el tiempo por los andalucistas que reclamaban el 4D como Día de Andalucia, optando el PSOE-A por la del 28F. Era la época en la que el PSOE no dejaba ni respirar a los andalucistas a los que combatió más que a los terratenientes andaluces que tributaban en Madrid, Reforma Agraria de por medio. Porque convendrá recordarlo y decirlo una vez más: el andalucismo político nunca pudo levantar cabeza porque el PSOE con sus votantes de mayorías reiteradas y su aparataje de poder se lo impidió. Al final lo abrazó en dos legislaturas en un bipartito demoledor, de efectos muy parecidos al padecido por Ciudadanos con el PP durante estos tres últimos años.
Aparte de disponer de un día festivo más o menos en el calendario andaluz, que Bonilla ya ha confirmado que atenderá, lo verdaderamente llamativo e importante es comprobar con qué facilidad y a la vista de todos, el PP está logrado revestirse de blanco y verde rompiendo por la mitad el discurso cliché de un PSOE-A que le ha venido acusando precisamente de todo lo contrario a lo largo de la moderna historia de nuestra autonomía.
Hasta el propio Rafael Escuredo ha entrado, vía twiter, con un zasca de los suyos al andalucismo de Rojas Marcos, a cuenta de las primeras elecciones autonómicas del 82, un movimiento que Moreno Bonilla considera que fue determinante para lograr la autonomía.
Tan importante fue la aportación del andalucismo de Rojas Marcos para Andalucía que, en las elecciones al parlamento andaluz de 1982, de 109 escaños solo sacó 3.
— Rafael Escuredo Rodriguez (@fuentedelrey) October 19, 2022
Se nota por las reacciones suscitadas que este golpe propagandístico en blanco y verde de Juanma Moreno no se lo esperaba casi nadie, quizás porque casi nadie se acordaba ya de Alejandro Rojas Marcos y lo que hoy simboliza políticamente el que fuera alma mater del andalucismo y que siendo más joven estuvo en el Consejo de Estoril. Como buen animal político purasangre que es -el mejor en mi opinión, tras Felipe González– Alejandro ha aprovechado la edición y presentación de un libro sobre la historia del andalucismo político escrito por el profesor José Luis Villar, que fue uno de sus hombres de confianza en el partido, para ¿cerrar? definitivamente su dilatada vida pública y de paso desempolvar y entregarle a la derecha su “Certificado de calidad andalucista” pacientemente elaborado desde los años sesenta. Un gesto que, sin duda, beneficia políticamente al presidente Moreno volcado como está en la búsqueda de una transversalidad ideológica que abarca a todo quisque, desde los desencantados socialistas a los andalucistas pasando por zamparse a Ciudadanos en un vergonzante festín de canibalismo político bastante irrespetuoso con la democracia, todo ello mientras lanza grandes elogios a Felipe González. (Ver esta semana como el PP ha colocado en el sillón de un chiringuito gubernamental, ocupado durante años por un ‘investigado’ por corrupción y después por la abogada del PP en los Eres, a la ex presidenta del Parlamento Marta Bosquet de Ciudadanos, demuestra el grado de respeto y consideración del PP hacia los símbolos autonómicos).
Lo sucedido estos días ante la pizarra del 28F, sobre la que pintaron los resultados con tiza los socialistas Pepe Borrero, Pepe Recio y Adolfo Guerra, deja al descubierto nuevamente un viejo debate que persiguió cíclicamente al andalucismo mientras tuvo hálito de vida política.
¿Es el andalucismo de izquierdas o de derechas?
Siempre se mantuvo que entorno a las siglas cambiantes del andalucismo político se agrupaban hombres y mujeres que ideológicamente podrían pertenecer tanto a la izquierda radical del SOC como a la derecha burguesa (democrática) andaluza. Algo que también se reproducía en la propia cúpula del partido entre personalidades tan dispares como las del propio Alejandro, Pacheco, Uruñuela, Arredonda o los ideólogos puros del andalucismo como José María de los Santos o el siquiatra cordobés Pepe Aumente, entre otros.
A la cúpula del PSA-PA siempre les incomodó que se les plantease en las entrevistas esa pregunta y dependiendo a quién se la hacías se obtenía una respuesta con ambigüedad matizadísima en cada ocasión.
Con el paso del tiempo se puede concluir que el andalucismo solo logró ser bisagra en puntos muy concretos, llegando a pactar con la derecha de Soledad Becerril y el PP en Sevilla o con Manolo Chaves en San Telmo. Alejandro, sin duda, siempre estuvo encuadrado en el sector menos izquierdista del partido, posiblemente por su biografía personal y familiar. El renacido a la vida civil, Pedro Pacheco, representaba justo lo contrario, todo ello aderezado en su caso por un desahogo verbal muy populista que tan caro le costó, como cuando dijo aquello de “la Justicia es un cachondeo”. Es de esperar que Alejandro le explique también a Moreno Bonilla que uno de sus grandes errores fue propiciar la excesiva sevillanización del partido, entre otras cosas para que tome nota el líder del PP volcado como está desde hace años con Málaga.
Teniendo en cuenta que electoralmente el andalucismo más a la izquierda ha mirado el 19J para ‘Adelante Andalucía’ con Teresa Rodríguez al frente – 167.970 votos, 4,58% del voto- podríamos concluir que R-M lo que le ha legado simbólicamente al PP es el andalucismo de derechas que cohabitó durante años en su partido. Integrado en su mayor parte por un electorado decepcionado con el PSOE y huérfano de una formación que sin trampas anteponga los intereses reales de los andaluces a los del juego partidista o de los lobbys económicos, la mayoría radicados en Madrid.
A esa tarea parece que se está entregando a fondo el actual presidente de la Junta y del PP andaluz, donde se percibe en los pasos dados el viejo sueño de Manolo Clavero de impulsar una ‘Convergencia i Unió’ andalucista, no independentista.
¿Un nuevo proyecto andalucista a la vista?
Que nadie piense, a la vista de lo que estamos viendo en nuestro escenario político, que la marca andalucista, ser andalucista hoy, es algo anticuado y políticamente inservible para los tiempos que corren. Si eso fuese tal que así, Juanma Moreno no estaría perdiendo su tiempo en este tipo de operaciones escoba para parecer un andalucista con pedigree. Eso sí, siempre moderado, por supuesto.
Por esa misma razón tampoco se estaría actualmente perdiendo tiempo y dinero para el diseño y ejecución de una operación andalucista “cultural y política, de enorme complejidad y calado” me aseguran. Es tan compleja y atípica esta operación, en marcha desde hace meses, que pese a que mis fuentes son de toda solvencia, prefiero esperar para contarles más detalles porque no me la acabo de creer por lo inédita (y arriesgada) que resulta, aunque me aseguran que van en serio en su posible puesta en marcha.Ya les iré contando, cuando confirme que la operación cuaja.