Show must go on (La función debe continuar)
El pasado martes asistimos, entre divertidos y asombrados a la entrevista que el Sr. Ferreras le hizo a Iglesias, en La Sexta como no podía ser de otra manera.
La filosofía grecoromana de la naturaleza identificó un orden subyacente en el cosmos, cuya estructura reflejaba un principio divino organizador que le había dado forma a partir del caos primigenio. Ya desde los inicios del imperio romano cristiano y siguiendo la sólida justificación de los emperadores paganos, se afirmaba que había una dimensión política en este orden cosmológico. Ningún gobernante terrenal podía ostentar el poder a menos que la Divinidad así lo ordenase.
Y de eso está plenamente convencido el señor de los dos máster, el elegido, sólo que en este caso, para desmarcarse de la autocracia, coloca esa orden divina en manos de los inscritos/as a los que la luz del todo poderoso coletas alumbra en detrimento de la sombra que envuelve al resto de los no inscritos, o simples mortales.
Detrás de todo gobernante que ha pasado a la historia de forma positiva se encuentra por lo menos un excelente asesor político.
En el caso de estos posibilistas y tras varios años de enaltecimiento, propaganda, manifas, escraches y horas y horas de pompa, lustre y autobombo en espacios televisivos en los que cadenas como la Sexta impregnan su línea editorial, no han conseguido colocar a sus hijos más ilustres en puestos relevantes de gestión estatal.
Resulta evidente y a nadie se le escapa que, tras estos progres posibilitas debe haber un nutrido grupo asesores de imagen y medios de comunicación empeñados en promocionar a estos alumnos díscolos y conflictivos hasta lo más alto del staff directivo. No me atrevo a escribir de dónde viene la pasta, pero puedo imaginarlo.
El pasado martes 16 de julio asistimos, entre divertidos y asombrados a la entrevista que el Sr. Ferreras, en La Sexta como no podía ser de otra manera, le hizo al coletas. Y no es que me de asco comprobar esa entrega servil propia de un pacto de vasallaje por parte de un periodista de cierto nombre a un impresentable por muy masterizado que esté. Pero el espectáculo en si mismo fue bochornoso y repugnante. Lo dicho, las fatiguitas de la muerte. Por si a cualquier no inscrito le quedaba alguna duda, este politólogo cum laude mostró una vez más la sobredosis de arrogancia y vanidad del que se cree llamado a gobernar por mor de los astros divinos (los inscritos/as).
A modo de reflexión, considero necesario explorar qué significado tienen en la actualidad conceptos como, izquierdas, progresistas, transversales, ilusionantes, redistributivas, etc,etc, cuando se introducen en el concepto más amplio y si cabe más difuso de la “política”. Estos valores o conceptos de los que se adornan los posibilitas más progres sólo tienen sentido si aparece la otra cara de la moneda. Es decir, la razón frente a la barbarie. El avance frente a la decadencia y el retroceso. La ilusión frente a la decepción y la rabia. La eterna confrontación entre el bien y el mal.
Estos conceptos dispersos y tan manidos han perdido cualquier atisbo de realidad o verosimilitud pero son hábilmente utilizados por maestros en el arte de mentira y la manipulación como el remasterizado cum laude.
Entiendo que no es ilegal ni ilegitimo, ni tan siquiera inadecuado utilizar todas las habilidades aprendidas en las Universidades Públicas y confirmadas, previo pago, por los consabidos masters del universo y sacarle partido obteniendo cierto nivel de vida y un status preeminente.
Donde aparece con nitidez la vileza del personaje es a la hora de postularse como el designado por cuestación popular a regir los destinos de todos los españoles. Ya no habla de conceptos dispersos ni difusos. La dialéctica entre el bien y el mal está superada. Los discursos grandilocuentes amenazando con asaltar los cielos han quedado atrás. Ahora, una vez que según él y sus acólitos han considerado que el pueblo en comandita lo ha elegido, previo designio de la divinizada militancia, como el llamado a dirigir la sublevación de las masas contra el opresor fascista (ufff que aburrimiento de discurso.) ahora es el momento de asaltar la cartera ministerial. Que menos que una Vicepresidencia para él, el todo poderoso y varias carteras relevantes para sus adláteres.
Una vez que hemos llegado hasta aquí, con la de sapos que hemos tragado, las mentiras que hemos largado y los favores que debemos, quien es el guapo que se da la vuelta sin llevarse un trozo relevante del pastel, le dirá el remasterizado a su coregente la usurpadora Irene.
Sabe perfectamente el personaje, porque para eso se ha masterizado y además está muy asesorado que, si se baja de sus estúpidas pretensiones, el doctore acabará relegándolo al papel de telepredicador que ya ocupa su otrora socio el charlatán de Monedero. Pero si tira de la soga hasta el punto de que se tengan que repetir las elecciones, su remasterizado caché caerá hasta el infinito y más allá.
Difícil paradoja para estos cocodrilos educados por el Estado con dinero público que anhelan romperlo, deshacer el pacto de convivencia actual y crear uno nuevo donde ellos, cual hijos del sol naciente sean los nuevos referentes e impongan sus viejas teorías acerca del bien y del mal. Por un lado sus bases, cada vez más debilitadas y díscolas, por otro la necesidad de pillar cacho, so pena de ser consumidos en la hoguera de sus propias vanidades.
La perspectiva no se me antoja muy halagüeña. Si il doctore, para ser investido como regente de todos los españoles necesita los votos de todos aquellos cuyo único objetivo es destruir el país y sus instituciones en provecho propio el resultado pude ser similar a soltar una cabra viva en un estanque repleto de cocodrilos hambrientos. Y haciendo un desafortunado símil, equiparo al Estado español como tal con la desgraciada cabra.
No tengo ninguna duda al pensar que el doctore no tendría empacho alguno en lanzar a la cabra al estanque si con ello se garantiza la permanencia en el puesto de sumo sacerdote aún de modo tan precario. Sin embargo albergo la esperanza de que el hado divino lance un rayo, aunque que sea jupiterino, que alcance a los asesores del Mr. Doctore y le indiquen el camino correcto a seguir.
Es mucho lo que está en juego y mucha la calamidad y desgracia que los salvapatrias de izquierdas o derechas de todos los tiempos han acarreado a este sufrido país. No nos merecemos la tropa de sanguijuelas que se agolpan en nuestras arterias.
La política es algo demasiado importante para ser dejada en manos de los políticos, (esto, dicen que lo dijo un tipo gordito, político y con pipa, ingles por más señas).
No puedo dejar de pensar en esos politólogos posibilistas, díscolos irreverentes, maleducados, desaseados, incendiarios y falaces en su misma esencia, cual parásitos instalados en las entrañas del Estado, devorando sus vísceras y reproduciéndose como las algas asiáticas que asolan las costas de mi querida Tarifa.
Aunque me gusta más esta otra frase de un sabio de la antigüedad: La política es, en la acepción común del término, corrupción. Que tios más listos los sabios de la antigüedad.
Si dejamos que los corruptos, los viejos y los nuevos, gestionen nuestro patrimonio, el resultado no será imputable a ellos, pues es reiterada jurisprudencia del TS que, en el delito de estafa el engaño, como elemento esencial del tipo, ha de ser bastante, no siendo considerado como tal aquel que es burdo o fácilmente detectable por una persona de mediana inteligencia.
Si con la cantinela que nos largan estos perroflautas nos dejamos engañar, no habrá estafa o timo, habrá imprudencia temeraria, pues sabiendo las consecuencias que con casi toda probabilidad se producirán, y aunque no deseemos ese resultado, si aún así asumimos el riego y los votamos, nuestra conducta será tan delictiva como la de ellos.