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Tiro la toalla

Ni debo ni quiero contribuir lo más mínimo a que pueda haber algún voto que se incline, por mi causa, a la derecha.

 

Llevo años poniendo de manifiesto las incongruencias, los comportamientos y gestiones de algunos de los miembros de la corporación municipal de Alcalá de Guadaíra, siendo un Ayuntamiento mayoritariamente socialista, que no se ajustan ni con la ideología de izquierdas ni con las señas de identidad que siempre han sido referentes socialistas. ¡Ya me he cansado!. Ya me he cansado de proponer, pedir, suplicar que se rectifique, que se reconozca que hay cosas francamente mejorables, que se deben asumir errores y que hay que tomar las medidas al respecto antes de que sea tarde.

Rectificar siempre ha sido una acción noble y, sin embargo, seguimos viendo los abandonos que muchos colectivos y vecinos estamos sufriendo. Enunciaré por última vez algunos, que sólo son simples ejemplos de otros muchos.

Por ejemplo, sigo sin entender por qué no se atiende a la demanda de una asociación de vecinos, tan legítima, digna y respetable como cualquier otra, de una reunión con la alcaldía, reunión que desde hace año y medio se le ha pedido y que yo, como vecino, pido una vez más que se celebre. Le solicito a nuestra alcaldesa que le dedique una hora de su precioso tiempo para conocer los problemas serios que tiene esta barriada. No quiero ni pensar que ya conozca sus muchas deficiencias y que, a pesar de ello, la trate con la punta del pie. Ni que esta forma de tratarnos sea generalizada hacia todas las entidades que no le simpatizan. Prefiero el beneficio de la duda, aunque sigo sin entender el trato discriminatorio al que se somete a unas barriadas de Alcalá de Guadaíra, como por ejemplo la nuestra, en comparación con otras, habiendo datos concluyentes, contundentes y objetivos que demuestran dicho trato discriminatorio. Y por si hubiera alguna duda, también hay manifestaciones públicas de algún concejal del gobierno municipal en las que se confirma que no ha sido casualidad, sino una voluntad explícita de su delegación. Eso es tan injusto que nadie puede calificarlo de política socialista, sino justo de lo contrario. Y esto también conllevará una pérdida de votos, porque los ciudadanos siempre han confiado en el partido socialista, no tanto por las personas que lo representaban sino por los valores que lo identificaban, entre ellos, el de igualdad y no discriminación.

Sigo quejándome, y lo seguiré haciendo en el futuro, de la falta de sensibilidad de esta corporación hacia las energías renovables para las que apenas se da unas migajas y, sin embargo, las convierte en una fuente de más ingresos para las arcas municipales. Por ejemplo por la instalación de energía fotovoltaica por los ciudadanos. ¡Qué diferencia con tantos otros ayuntamientos gobernados asimismo por socialistas, en los que se prima decididamente, con rebajas en los impuestos, a los que tienen que hacer una enorme inversión para instalar energía más limpia! Con ello, se contribuye a la lucha contra el cambio climático, mientras que aquí eso se convierte, insisto, en un “negocio” a costa de dichos ciudadanos. ¡Qué lejos de los principios y objetivos marcados por la Unión Europea y por el propio gobierno, también socialista, de la nación!

Como no puedo entender tampoco el abandono en que se ha tenido y, al parecer, se sigue teniendo, del principal patrimonio natural de nuestro municipio: los PINARES DE OROMANA. Hemos visto cómo se han dejado morir decenas y decenas de pinos, fruto de la agresión del tomicus y de la dejadez municipal, sin que se hiciera una potente labor preventiva como requería dicha enfermedad de los árboles. Pretender ahora defender la gestión, plantando nuevos pinos (algunos de los cuales también se están secando), que tardarán decenas de años hasta alcanzar el porte que tenían los caídos, es una quimera.

Y así podríamos citar otros muchos otros casos:

–        El retraso en llevar a cabo las políticas de recuperación de la memoria histórica.

–        El nefasto funcionamiento de la atención ciudadana que a mí y a otros muchos ciudadanos nos han hecho perder horas y horas para, simplemente, presentar un escrito en el Registro del Ayuntamiento

–        La tremenda situación en la que están algunas aceras, por ejemplo en nuestra propia barriada, con un gravísimo peligro de caída para las numerosas personas mayores que allí viven.

–        La ausencia absoluta de transporte público en la misma barriada, cuando prácticamente todas las demás, incluso las anexas a ella, disponen de transporte público.

–        La falta de tapas de alcantarillado en zonas cercanas a centros escolares, que están abiertas al paso de peatones con el consiguiente riesgo de la integridad física de los ciudadanos alcalareños.

–        Los vertederos incontrolados junto a viviendas habitadas, o …

Son algunos ejemplos que explicarán, el día de mañana, por qué los ciudadanos han dado la espalda al gobierno municipal.

Ya, ya sé que algunos pretenden suplir estas deficiencias a base de masivas campañas publicitarias de imagen, creyendo que el ciudadano no es capaz de darse cuenta de la ausencia de soluciones a los problemas.

Yo no contribuiré a eso. Me retiro a “mis soledades “ con gran pesar, porque ya empieza la precampaña y, aunque no tenga ningún interés en que siga prevaleciendo un estilo de gobierno como el que hasta ahora hemos tenido, menos aún voy a ayudar lo más mínimo a que pueda llegar a dicho gobierno una derecha que, sin duda, lo haría todavía peor.

Yo he hecho lo que siempre hice ante casos semejantes en otros niveles (provincial, autonómico, nacional…) de comportamientos impropios o situaciones presuntamente irregulares y es comunicarlos internamente en mi partido. Y normalmente, se tomaba nota y se actuaba de la forma oportuna. No hay nada más humano que errar, ni nada más digno que reconocer un error y tomar medidas para corregirlo y que no se vuelva a producir.

Pero en Alcalá cuando lo he hecho en el foro interno de  nuestro partido, he sido vilipendiado. Cuando lo he hecho, reiteradamente, en escritos internos, he sido ignorado. Cuando lo he hecho en escritos dirigidos a la corporación municipal, no he tenido ninguna respuesta (¡salvo una vez, forzada por gestiones externas!). Solo me ha quedado la nunca deseable denuncia pública que, asimismo, ha sido ignorada, o el silencio cómplice, al que nunca me someteré por principio.

Creo, y me da pena decirlo, que la soberbia es la que ha imperado y eso está teniendo tres consecuencias: que no se haya querido ni reconocer ni mucho menos corregir dichos errores, que me haya visto obligado a tener que denunciarlo públicamente una y otra vez y que no sea capaz de defender ante mis vecinos lo indefendible.

Yo desde luego no seré cómplice de los mismos y seguiré con la conciencia muy tranquila después de haber actuado como honestamente era mi obligación. Insisto, como siempre lo he hecho.

En fin, creo que será la última vez, al menos hasta fin de mayo, en la que señale el tremendo error que se está cometiendo. Se ha debido, se ha podido pero no se ha querido reconocer errores y rectificar a tiempo. Veremos los resultados.

Esto ha llegado a un punto en el que yo no puedo dedicarle más de mi tiempo, que es lo más valioso que hoy día tengo. Ni debo ni quiero contribuir lo más mínimo a que pueda haber algún voto que se incline, por mi causa, a la derecha. Y aunque hay otras opciones políticas de izquierda, me costaría mucho trabajo no votar a lo que siempre ha sido mi opción política.