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Ucrania: punto de situación

Tras once días desde el comienzo de la invasión rusa, las operaciones se han desarrollado como intuía que podían ser y plasmé aquí el 30 de enero pasado..

 

Tras once días desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, las operaciones se han desarrollado como intuía que podían ser, y plasmé en el mapa “artesano”, publicado el 30 de enero pasado, en el post “Hala, todos de maniobras”.

A día de hoy, se mantienen y potencian los esfuerzos rusos contra los objetivos de Kiev y Jarkov, con especial virulencia contra esta última ciudad. El tercer gran esfuerzo, desde Crimea contra Jersón, logró su caída. Las fuerzas rusas han procedido pues a los necesarios reabastecimientos, refuerzos y relevos de las tropas desgastadas, iniciando un segundo periodo ofensivo en dos direcciones opuestas: hacia Odesa (en el oeste) y hacia Mariupol―Volvonaja (en el este).  

De singular importancia táctica  para la dinámica operativa rusa ha sido alcanzar el codo del Dniéper en la zona de Dnipropetrovsk-Zaporiyia. Con ello, no solo se solidifica la que llamo “línea de partición inicial de Ucrania”: Jarkov (o Kiev) ―codo del Dniéper―Jersón, sino que, además, la zona del codo sirve de apoyo para el posible embolsamiento posterior de las tropas ucranianas al este del Dniéper. Por otra parte, se ha mostrado muy exagerada la “alarma nuclear”, fomentada por los medios, por la toma de la central de Zaporiyia. La zona en sí, no la central, era un objetivo táctico inevitable, bien que la central fuera un valor añadido al objetivo terrestre. El acusar a los atacantes de intentar provocar una explosión nuclear parece ridículo. En primer lugar, porque los reactores nucleares no explosionan por “simpatía” o percusión. Y, en segundo, porque las tropas rusas no son “kamikazes“ que, por fervor hacia Putin, estarían deseosas de inmolarse provocando, bajo el propio trasero, una supuesta explosión nuclear. 

En Odesa, la perla del mar Negro, de espectacular arquitectura decimonónica, Putin, al igual que sucede con Kiev, vuelve a encontrarse con un problema más allá de lo meramente operativo. Aquélla que fue fundada, a finales del siglo XVIII, por el almirante, de origen español y al servicio de Catalina la Grande, José de Ribas, es otra “gloriosa” referencia de la Gran Rusia. No será fácil pues la decisión sobre su potencial arrasamiento. Pero no es descartable una operación anfibia, siempre muy complicada, al oeste de la ciudad para cercarla y “fijarla” (en conjunción con el esfuerzo procedente de Jersón). Bien que tales operaciones, tan próximas a Moldavia y, sobre todo, a Rumanía, país miembro de la OTAN, podrían “complicar” las cosas. Tal vez, Putin opte por congelar la amenaza sobre Odesa, reservándola como moneda de cambio, a la espera de unas “negociaciones sucias” para finiquitar el conflicto.    

Por último, cabe mencionar que Mariupol, bañada por el mar de Azov, y que viene bravamente resistiendo los embates rusos, está cercada y bloqueada. Dos intentos sucesivos, ayer y hoy, para evacuar a civiles (ancianos, mujeres y niños) han resultado fallidos en parte, porque los dos bandos se han mostrado incapaces de acallar el rugido de las armas, así como de garantizar el correspondiente pasillo humanitario. En todo caso, parece que Mariupol podría ser objeto de un próximo y potente ataque ruso que, definitivamente, asegurase la continuidad de la franja litoral bajo dominio de las fuerzas rusas entre Jersón y Rostov del Don (Rusia).