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Blas Infante se rebeló ‘contra el mando legítimo’ según una sentencia de 1940

Junto a la última foto del notario asesinado, su nieto Alejandro Delmás Infante, documenta la tragedia de hace 84 años con testimonios definitivos.

 

«Ni aun quitándoos la vida podrán quitaros la libertad. No os rebajéis más pidiendo la libertad. Libres sois si morís por aquello en que habéis creído”

Palabras de Blas Infante camino del pelotón de fusilamiento el 11 de agosto de 1936.

 

-Alegría Infante, hija: «Lo que no se olvida es el sufrimiento»

-Queipo de Llano  a los requerimientos de una monja: «Hermana, le recomiendo que se aparte de este asunto del señor Infante… porque no pinta nada bien» 

 

 

Esta es una historia de otro tiempo, de los sueños lejanos y de los escuadrones de la muerte, que duró y que dura ya… 80 años. Sería como una de esas coplas, un retazo de ‘Suspiros de España’… ‘Ay de mí, pena mortal… ¿Por qué te arrancan de mi rosal?’… que el viento, en esta eterna siesta de agosto, arrastra entre la Carretera de Carmona, Coria y Lora del Río: incluso cuando los más bravíos, entre acebuches, claman por una ‘República Andaluza’.

 

Es la historia de un viejo crimen, de un asesinato que, como los toros de Miura con su divisa de asas, siempre regresan con un miedo ceñido… en una divisa de yugos y flechas. Esta es la historia de como el notario Blas Infante Pérez (de Vargas), ‘nuestro primer presidente de Andalucía’ -citan personalidades del calibre de Manuel Clavero Arévalo o Salvador Távora Triano- fue arrancado a su familia sin un solo cargo criminal en contra, asesinado sin juicio… y sentenciado ‘a posteriori’, casi cuatro años después del crimen, por una inconcebible «actitud de grave oposición y desobediencia al mando legítimo y de las disposiciones del mismo emanadas». 

 

Fallo de la Sentencia por la que se condenó a Blas Infante en 1940, cuatro años después de su fusilamiento.

La firmaron Rafael Añino Ilzarbe (de Andueza), Presidente del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, y sus dos vocales: Francisco Díaz Plá y Francisco Summers e Isern.

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Este entrecomillado pertenece a la ignominiosa -por tantas razones- sentencia del 4-5-1940, dictada por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, Expediente 214, en la que, básicamente, se le imputan a Infante actividades absolutamente legales en ese periodo, entre 1931 y 1936… justo antes de la fecha del llamado ‘Alzamiento Nacional’, el sábado 18-7-1936 en el territorio peninsular español. 

El domingo 2 de agosto de 1936, cuando la familia Infante García celebraba el día del santo de la niña María de los Ángeles Infante, nacida en 1930, en Isla Cristina, Blas Infante, hoy oficialmente ‘Padre de la Patria Andaluza’ -y diríamos que de un Estado Andaluz, si lo hubiera- fue golpeado y sacado a viva fuerza por un pelotón de falangistas de su residencia en el ‘Recreo Santa Alegría’ (‘Dar Al-Farah’, ‘La Casa de la Alegría), en una loma del término de Coria del Río, Sevilla, precisamente frente a la casita del famoso pintor y dibujante coriano Andrés Martínez de León.

 

El ya aludido entrecomillado pertenece al primero de los cuatro ‘considerandos’ de la incalificable sentencia que aquel 4-5-1940 firmaron el ponente Rafael Añino Ilzarbe (de Andueza), Presidente del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, y sus dos vocales: Francisco Díaz Plá y Francisco Summers e Isern: este último, padre del director de cine Manuel Summers y abuelo del cantante David Summers.

 

Pese a las órdenes de que le fuera aplicada la llamada ‘Ley de Fugas’ y de que no llegara vivo a Sevilla, dictadas al pelotón faccioso, a las órdenes del falangista sargento (?) Crespo, Infante (nacido en Casares, Málaga, 51 años recién cumplidos en esos momentos) sí pudo arribar finalmente a Sevilla por la intervención de hombres honorables como el influyente politico Ángel Camacho Baños y Miguel Delmás Pardo: este último, alcalde a la sazón de Coria del Río. 
El notario de Coria del Río, ‘padre’ del Estatuto de Andalucía suscrito en la Asamblea de Ronda de 1918, del Himno de Andalucía, de la bandera verde, blanca y verde y de los Centros Andaluces… ya no volvería a ver a sus hijos.

 

Orden de detención de Infante – ‘individuo peligroso’ – firmada el 2 de agosto de 1936 por el Comisario Manuel Díaz Criado.

 

 Rumbo a las llamadas ‘Cabañuelas de Agosto’, Infante ya sólo alcanzó a recibir sendas visitas, en los dos días siguientes a su detención (en el Cuartel/Depósito de Falange, ex Cámara Agrícola, en la sevillana calle Trajano), de su esposa, Angustias García Parias: sobrina de Pedro Parias González, primer Gobernador Civil en Sevilla de la rebelión militar o Alzamiento Nacional, gracias a su gran amistad con Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, el General de Carabineros al frente de la sublevación en la plaza sevillana.

 

Al fin, y tras una semana de intenso debate en las alturas de los sublevados, los verdaderamente rebeldes al poder legítimamente establecido, Infante fue ‘sacado’ de la prisión del Cine Jáuregui -edificio hoy ya desaparecido, en la sevillana Plaza Padre Jerónimo de Córdoba- a primera hora de la madrugada del martes de 11 de agosto de 1936 (su reloj ‘Movado’ quedó detenido a las 03:40 horas)… para ser fusilado de inmediato en un descampado en las proximidades del Kilómetro 4 de la vieja Carretera Sevilla-Carmona. Acompañaron a Infante en el camión de la ‘saca’… el ex alcalde José González Fernández de la Bandera, Emilio Barbero Núñez (teniente de alcalde en aquellos momentos), el diputado socialista Manuel Barrios Jiménez y el funcionario municipal Fermín de Zayas. Relaciones con la ‘sanjurjada’ de 1932 y con los círculos masones determinaron la funesta suerte de todos estos últimos.

 

 

Tres meses después del fusilamiento se elevó esta minuta al ‘Sr. Delegado’  «por si estimare de justicia la incautación de dichos bienes»,  los de la familia Infante.

 

Nunca se tuvo constancia visual de los cuerpos o cadáveres de estas personas, cuyos cadáveres -se supone- acabaron en la fosa común del Cementerio de Sevilla. Se supone. Al haber desaparecido de este mundo de semejante modo, incluso llegó a especularse con que algunos de los componentes de esta siniestra ‘saca’ -esencialmente, González Fernández de Labandera- pudieran haber escapado a las balas del pelotón (falangista) de ejecución. Al fin, de todos ellos se sabe que… siempre estarán vivos en el recuerdo de quienes les quisieron.

 

‘Confidencial Andaluz’ ofrece hoy, como documento de extraordinario valor y en el 84 aniversario de estos hechos, la reproducción literal en facsímil de la inconcebible Sentencia del Tribunal de Responsabilidades Políticas contra Blas Infante fechada el 4-5-1940. Al mismo tiempo, esta pieza intentará hacer un informe reporteado y basado en testimonios directos -más opiniones autorizadas- de los dramáticos diez días que condujeron al asesinato de Blas Infante.

 

LA SENTENCIA.

«Responsabilidades políticas de carácter grave»

 

A Blas Infante  le condenan en Sentencia de 4/5/1940, cuatro años después de su asesinato en agosto del 36. La familia sigue luchando para que aquel paripé de sentencia judicial sea anulado.

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2-AGOSTO-1936. LUISA INFANTE.
«No pude despedirme de él, de mi padre» 

 

Testimonio directo de Luisa Ginesa Infante García, hija mayor de Blas Infante. “Yo estaba en la huerta de casa, era el día del santo de mi hermana María de los Ángeles, cuando llegaron en un coche aquellos hombres vestidos de falangistas. Eran las once de la mañana. No pude despedirme de él, de mi padre. Rodearon la casa y entraron dos… Al salir ante ellos, mi padre dijo: «sepan ustedes que esta es la primera vez en mi vida que soy corregido y detenido”. En la Biblioteca de ‘Santa Alegría’, donde se produjeron la mayoría de los hechos ‘de autos’, los falangistas, bajo órdenes de un sargento (?) llamado Crespo requisaron una radio y un altavoz como “pruebas ‘ (?) de que Infante, presunto ‘comunista’, se comunicaba directamente ‘con Moscú’. Por aquellos tiempos, ¿se había negado Infante a firmar una petición del entonces potente sindicato anarquista CNT para ilegalizar a Falange Española…? Ya no quedan testigos: de casi nada.

 

«El propio Crespo reconoció que tenían órdenes de aplicar la ‘Ley de Fugas’ antes del anochecer, el tiro en la nuca; a esos tipos sólo se les puede llamar ‘chulos asesinos’, por arrancar a un hombre decente de semejante manera delante de su familia y todos sus hijos», continuaba Luisa Ginesa Infante. Ante los empujones y violencia física contra Angustias García Parias, esposa de Infante, ella misma y Rosario Pérez, ama de llaves, advirtieron al pelotón de sicarios de que tuviesen cuidado porque se las estaban viendo ‘con la sobrina del Gobernador’ (Pedro Parias). De inmediato, y por la pequeña cancela verde del servicio, los falangistas condujeron a Infante hasta el automóvil, que puso rumbo al Ayuntamiento de Coria del Río. Relatos de la época sostienen que un tal Páez se jactaba de que abofeteó a Infante, tras la llegada de la comitiva a la Casa Consistorial coriana: y también, que le escupió en la cara. «Ahí, en el Ayuntamiento de Coria, fue cuando intercedieron Ángel Camacho y Miguel Delmás», confirmaba Luisa Infante… «lograron que no lo mataran allí mismo y lo llevasen vivo hasta Sevilla.  ‘Con su vida me responde usted de la de Blas Infante’, amenazó Camacho a Crespo por vía telefónica». Mucho tiempo después, en 2008, la propia Luisa Infante y sus hermanas intercedieron para que la Ley de Memoria Histórica no retirara el nombre de la calle sevillana rotulada a favor de ‘Ángel Camacho Baños’…

 

 

«Ahí, en el Ayuntamiento de Coria, fue cuando intercedieron Ángel Camacho y Miguel Delmás», confirmaba Luisa Infante. 

 

 

CALLE TRAJANO, 2/5 AGOSTO-1936.

Angustias llega a arrodillarse ante Pedro Parias suplicando por la vida de su marido. 

 

Desde Coria, Infante fue trasladado hasta el ya citado acuartelamiento falangista de la sevillana calle Trajano. Allí pasaría los dos días siguientes, hasta el 4 de agosto inclusive. En esos tensos, terribles días, Angustias García Parias lo intentó todo ante el Gobernador Civil Pedro Parías: su (medio) tío. Angustias llega a arrodillarse ante Parias, suplicando por la vida de su marido. “Todo inútil… había mucho interés en que mi padre no continuara vivo”, relataba Luisa Infante.

Angustias García Parias pudo visitar a Pedro Parias para interceder por su marido y -seguramente- acceder a la ratonera de C/Trajano gracias a la intercesión directa de Jaime Coll, Teniente Coronel de Ingenieros: quien se las tuvo que ver, con ciertos familiares falangistas de la mujer de Infante (como Luis Parias), quienes se enfrentaron al alto oficial Coll con reproches de ‘cómo podía interceder por un rojo’. Coll mandó cuadrarse a los insurrectos, a quienes reprimió duramente de palabra. Pedro Parias sostuvo ante Angustias García Parias, hija de su hermana (de padre) Angustias Parias que el asunto de su marido, de Blas Infante le excedía ‘por órdenes que venían de arriba, de instancias superiores’. «Sé que no tengo nada de lo que arrepentirme; lo que me condena es el pleito que puse y gané contra tus tíos (los Parias de Peñaflor); cuida por favor de los niños, diles que estén bien y que yo me acuerdo de ellos», fueron, casi con total seguridad, las últimas palabras de Blas Infante a Angustias García Parias. Esas órdenes que venían de tan ‘arriba’ como Pedro Parias expresaba… sólo podían proceder de un hombre: Gonzalo Queipo de Llano.

 

CINE JÁUREGUI, 5/10 DE AGOSTO-1936: ‘MADRE SAN MIGUEL’.

‘Que le den café’, solía decir Queipo de Llano cuando decidía una sentencia de muerte. 

 

Del cuartel de Falange, el día 5 de agosto Blas Infante sería trasladado al ‘Cine Jáuregui’, una prisión improvisada en un viejo cine situado en la Plaza de Jáuregui, hoy denominada ‘Plaza Padre Jerónimo de Córdoba’. Allí dormían en el suelo, apilados y machacados, los presos del Alzamiento: hombres, mujeres, peones y líderes obreros y sindicales, profesionales de izquierdas, intelectuales, políticos… y Blas Infante.

 

Aquí se abre una semana casi completa de incertidumbre… angustiosa. Los que ingresaban en Jáuregui conocían su destino -mayormente, siniestro-, con prontitud bastante fulminante. Se les trasladaba a una comisaría situada en la misma plaza, se les interrogaba… y destino sellado. ‘Que le den café’, solía decir Queipo de Llano cuando decidía una sentencia de muerte. Ese ‘café’ de Queipo, que siempre saludaba en sus charlas de ‘Radio Sevilla’ con un aguardentoso ‘Buenas Noches, Señores’-,,, respondía al anagrama ‘CAFE’: ‘Camaradas, Arriba Falange Española’. Allí, en Jáuregui, Infante relató al médico (andalucista y socialista) José Leal Calderi, que había sido acusado en un interrogatorio directo de llevar a cabo ‘actividades separatistas’. (Cuatro años después, la sentencia de Añino-Díaz Plá-Summers le hallaría ‘culpable’ de formar parte ‘de una candidatura de tendencia revolucionaria en 1931’  y de que ‘en los años sucesivos, hasta 1936’ se significó como “propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz”). Pero Infante permaneció en Jáuregui… casi una semana. ¿Demasiado tiempo? Pues…

 

Otro escrito de un falangista, Antonio Arcas Castro, en defensa de la puesta en libertad de Infante el 2 de agosto. «pudiendo asegurar que (Blas Infante Pérez) es de confianza intachable, persona de orden, y contrario en absoluto a las ideas marxistas, contra las que en publico y en privado ha luchado valientemente».

 

 

UNA MONJA INTERCEDE Y QUEIPO LE RESPONDE

«Hermana, le recomiendo que se aparte de este asunto del señor Infante… porque no pinta nada bien».

 

La rapidez con que se despachaban los expedientes de los encarcelados en el el cine-prisión de la Plaza del Padre Jerónimo de Córdoba no se aplicó a Infante de un modo vertiginoso. Se acercó a los diez días totales hasta la ‘solución final’ contra la vida de Infante. Sin que haya constancia documental, lo que se sabe es que Gonzalo Queipo de Llano mantuvo debates aquí y allá con sus allegados -Pedro Parias incluido- sobre la suerte del líder andalucista. Por mucha inquina personal que tuviese contra Blas Infante, Parias (que murió el 1-2-1938 de un cáncer corrosivo y fulminante) se hallaba entre dos fuegos: se trataba de la vida del yerno de su hermana Angustias, y del marido de su sobrina, Angustias García Parias, hija de otro jurista: Alejandro Esteban García Pinto, abogado del Estado. Ninguna de ellas pudo verse con Gonzalo Queipo de Llano… quien esos días de acero y trueno sí recibió una carta de Madre San Miguel – Sor Pilar Nebado- Priora de RR. Dominicas de Santa María la Real, radicadas en la calle San Vicente 62.

 

La Priora de las Dominicas, Sor Pilar Nebado a Queipo de Llano:

«Aunque no dudo de la mucha bondad de S.E. y sé que se inclina mi corazón más a la clemencia que a la justicia me ha parecido un deber de gratitud (a Blas Infante) hacer esta declaración y suplicarle a S.E.»

Cuando redacta estas líneas, Infante hace horas que ha sido abatido por las balas de sicarios falangistas.

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Pero se sabe que Gonzalo Queipo de Llano respondió a Madre San Miguel: «Hermana, le recomiendo que se aparte de este asunto del señor Infante… porque no pinta nada bien». José Martínez Luna, procurador de Blas Infante y padre del abogado Gerardo Martínez Retamero -después presidente del Real Betis Balompié- intentó sacar algo positivo entre todas sus amistades falangistas, como el entonces Jefe Provincial Joaquín Miranda: sin éxito por parte de Martínez Luna. El rencor y la sangre ya habían anidado entre viscerales lenguas de fuego, de odio químicamente puro. Años después, y en la sede del Banco de Bilbao en la Plaza Nueva de Sevilla, Manuel Díaz Criado, el ‘Ángel Exterminador’ de las sentencias de Queipo de Llano, en pleno baño de sangre y represión del Cabaret ‘Variedades’, hizo llegar por persona interpuesta a la propia Angustias García Parias -con la que se negó a hablar directamente- que él, Díaz Criado, ‘nada había tenido que ver con la muerte de Blas Infante’. ‘Fue orden directa del General Queipo de Llano’, aseveró Díaz Criado… y relató Angustias Garcías Parias a sus hijos. La misma viuda de Blas Infante escribió de su puño y letra junto a una foto de uno de sus primos Parias -Pedro Parias, sobrino de Pedro Parias González-… estas demoledoras palabras: «Todos dicen es este el causante de su muerte». «Siempre me dijiste que me dabas el favor que yo te pidiera y lo que me has dado al final de todo es que han matado a mi yerno por tu culpa», lanzó Angustias Parias a su hermano, el Gobernador Pedro Parias González.

 

EL RELOJ ‘MOVADO’ DE BLAS INFANTE

Se detuvo…a las 03:40 horas

 

Está claro que Queipo -¿quién si no…?- tomó la decisión definitiva de zanjar todo debate y dar ‘café’ a aquella ‘saca’ completa de Blas Infante (pero no a la ‘saga’, claro): debió de ser a últimos de la semana que concluía el domingo 9 de agosto de 1936, la semana en la que Angustias García Parias no dejó de acudir a Jáuregui con la cestita de comida para su marido en la que se incluía «sandía cortada a pedacitos, lo que a él más le gusta». La noche del lunes 10 al martes 11 de agosto de 1936 fue la última en la vida del notario Blas Infante Pérez, quien, probablemente en las horas más agónicas de ese mismo lunes 10 entregó a Martínez Luna (para que diera todo a su esposa) el anillo de bodas, el reloj ‘Movado’ y una pluma estilográfica: esos fueron los únicos bienes materiales que recogió Angustias García Parias -de manos de José Martínez Luna- aquel terrible martes 11 de agosto de 1936: junto con la espantosa certeza de que su marido, el notario Blas Infante Pérez… ya no se hallaba entre los vivos. Un ‘Escuadrón de la Muerte’ se lo había llevado a su destino final, la vieja Carretera de Carmona.

 

 

El reloj ‘Movado’ de Blas Infante se detuvo…a las 03:40 horas. ¿Murió Don Blas gritando ‘Viva Andalucía Libre’? ¿Quién puede saberlo?

 

 

Se dijo que el pelotón de ejecución lo mandaba ‘un aristócrata del requeté’. Infante iba “sereno y muy entero”, según Leal Calderi, que fue el último de quien se despidió. Leal Calderi -con quien el firmante habló en 1976 antes de su muerte- contó que el notario Infante dijo a sus compañeros de ‘paseo’:  «Ni aun quitándoos la vida podrán quitaros la libertad. No os rebajéis más pidiendo la libertad. Libres sois si morís por aquello en que habéis creído”. Un experto picador de Coria, apodado ‘Almohadilla’, se libró de la fila de la muerte de Jáuregui en el último instante porque un Guardia de Asalto que conocía a ‘Amohadilla’ se hizo el borracho y sacó a este de la fila del ‘paseo’ a codazo limpio con gritos a pulmon pelado de ‘no te muevas de ahí, que te mato’. El reloj ‘Movado’ de Blas Infante se detuvo…a las 03:40 horas. ¿Murió Don Blas gritando ‘Viva Andalucía Libre’? ¿Quién puede saberlo?

 

CLAVERO Y TÁVORA: ‘PRESIDENTE’.

Manuel Clavero: «Antes de la Guerra Civil ya tuvo su Estatuto, el de Ronda, y su presidente, que fue Blas Infante; sólo la Guerra y la muerte de Infante pudieron parar ese proceso»

 

En repetidas -e incluso recientes- declaraciones, Manuel Clavero Arévalo, ex Ministro de Cultura y de las Regiones con la UCD de Adolfo Suárez, Catedrático de Derecho Administrativo y rector en la Universidad de Sevilla, llamado el ‘padre del Estado de las Autonomías’ ha expresado: «Andalucía es una nacionalidad tan histórica como puedan serlo el País Vasco y Cataluña. Antes de la Guerra Civil ya tuvo su Estatuto, el de Ronda, y su presidente, que fue Blas Infante; sólo la Guerra y la muerte de Infante pudieron parar ese proceso, que ya se encontraba en vías de realización». Y Salvador Távora Triano, el brillante dramaturgo y autor de obras tan sensacionales como ‘Quejío’, ‘Los Palos’ o ‘Andalucía Amarga’ (más su propia ‘Carmen’) no se cansó de repetir mientras vivió -Távora falleció en 2019- que «el hecho fundacional significativo de Andalucía fue la muerte de Blas Infante. La muerte de Infante fue como el hundimiento de una herencia o una historia que viniese de la vieja Andalucía. Como la gran catarsis que debió haber conducido a un renacimiento que hasta ahora no se ha terminado de cumplir. En 1977 o 1980, con las manifestaciones o el referéndum del 28-F-1980, creímos emocionalmente que ese renacimiento estaba llegando, como una refundación. Pero, políticamente, está claro que luego no ha sido así».

 

ALEGRÍA INFANTE, AGOSTO-2020: EL SUFRIMIENTO.

«No sé con quiénes llegó a hablar para intentar salvar a mi padre, pero sí sé de su sufrimiento por cómo no había podido sacar nada de Pedro Parias».

 

‘Confidencial Andaluz’ también recabó el testimonio directo de Alegría de las Mercedes Infante García, la hija menor de Blas Infante y de Angustias García Parias. Ya murieron sus hermanos Luisa Ginesa y Luis Blas. Y su hermana María de los Ángeles se encuentra en una Residencia privada para mayores. Nacida el 24-9-1935 y residente en Lora del Río desde que se casó con Nicomedes Naranjo, hace casi 50 años, así recuerda Alegría Infante aquellos días tan tristes, tan tristes… y de sueños tan lejanos. «Yo no puedo recordar nada claro de los años de la Guerra, porque yo era muy chica. Pero lo que sí recuerdo bien es el sufrimiento de mi madre. No sé con quiénes llegó a hablar para intentar salvar a mi padre, pero sí sé de su sufrimiento por cómo no había podido sacar nada de Pedro Parias. Después, ya vi la película de mi padre, no sé tampoco si todo es verdad. Recuerdo el sufrimiento igual que sigo regando mis macetas. Cuando vino la sentencia aquella de 1940, tuvimos que dejar la casa de Coria hasta que ya se vendió una finca de herencia de mi madre en Peñaflor (‘Las Villalonas’) y al año siguiente pudimos regresar a la casa… que se llovía casi entera. Nos fuimos de alquiler a Sevilla, a San Pedro Mártir. Cuando llovía en el ‘Recreo’ nos teníamos que meter todos en la Biblioteca, con todos esos recuerdos, porque era lo único que no se llovía, al tener encima el doble tejado del palomar. También recuerdo cómo mi madre agrandó el jardín y nos decía: ‘Ya que no sé dónde está ‘él’, Blas, que aquí tenga su sepultura’.

(N. B. Con casi idénticas palabras, Angustias García Parias también se negó a retirar el Escudo de Andalucía de la fachada de ‘Santa Alegría’: ‘Aquí está él’, decía)…

Y Alegría Infante desentraña ‘esos’ recuerdos: «Íbamos muchas veces allí a la Fosa Común del Cementerio; ‘aunque no se sabe, allí puede estar’, decía mi madre. Yo era la más chica, iba con ella a todos lados. Pero entonces, nada se preguntaba, nada se decía ni se contaba. Sobre mi padre caía un velo de silencio, Yo siempre me creo que lo que mi madre contaba. Mi madre enfermó del sufrimiento de mi padre, de eso no tengo duda. Influyó, seguro. Se lo dijo un médico al que vimos en Yanduri y también me lo dijo a mí, eso sí lo recuerdo perfectamente: ‘Señora, lo que usted tiene viene de un porrazo muy grande que lleva por dentro’. Porque ella no dejaba de pensar en él y en ‘eso’ ni de día ni de noche. Pero el jardín está agrandado porque ella dijo: ‘aquí está la sepultura ya que no sabemos dónde está él’. Y ahí se quedó el rosal de Seisdedos, el de Casas Viejas, del que yo tengo una mosqueta, una rosa amarilla con cuatro hojas; le tengo dicho al jardinero que mucho cuidado con esa mosqueta que es lo más precioso que yo tengo en este mundo. Ya, de la sentencia y todo eso no quiero hablar más: mi hijo, Estanislao, anda metido en esos temas legales. Pero la mosqueta de ese rosal… que no me la toque nadie».

 

 

EPÍLOGO.

 

En estos días hirvientes del verano de 1940, perdón… de 2020, todo esto es lo que nos queda de Blas Infante.. en vista de que ni siquiera puede conocerse el paradero de la (desaparecida) estatua del notario de Casares que dominaba la rondeña Plaza del Socorro: precisamente, Ronda.

 

Monumento a Blas Infante en Ronda, retirado por la izquierda y que la derecha actual dice que está restaurándose.

 

A cambio, Gonzalo Queipo de Llano sigue su reposo bajo una losa de mármol: precisamente… en la Basílica de la Macarena, la hermandad donde Angustias García Parias apuntaba a los niños Infante, su hijo Luis Blas y su primer nieto, Francisco Blas Navarro Infante. Quizá Blas Infante pensó algo parecido a lo que Felipe II dijo al Duque de Medina Sidonia cuando éste dudaba para dirigir la Gran Armada (‘Invencible’), aquel tenebroso julio de 1588: «Yo tengo ofrecido a Dios este servicio … Alentaos, pues, en lo que os toca». Quizá, las conversaciones y carteos de Infante con Mohandas Mahatma Gandhi y con Lluís Companys (al que visitó personalmente en 1934 en el Penal de El Puerto) le convencieron definitivamente de la necesidad final de una república más o menos confederal de todos los pueblos agrupados en la Península Ibérica. En el caso de Andalucía, todo brillaba bajo el halo resplandeciente e ideal, ‘Ideal Andaluz’, del fastuoso pasado andalusí y de esos grandes monumentos musulmanes que edificaron… andaluces: porque fueron andaluces aquellos que asombraron y asombran al mundo con la Alhambra granadina (El Castillo Rojo), la Mezquita cordobesa, la Giralda sevillana: y tantos otros minaretes perdidos…

Ya no puede saberse. O, en este mundo de patanes, bien poco puede saberse. Nos queda -sí: aún queda- esa sentencia infame, el Expediente 214 de ‘Responsabilidades Políticas’… para ejecutar a un ejecutado o asesinar a un asesinado, cuatro años después del asesinato, con esa multa de 2.000 pesetas que puede equivaler a 200.000 o 300.000 euros de hoy: en 1946, seis años después de 1940 los traspasos de buenos futbolistas internacionales se tasaban en 40.000 pesetas… y dejémoslo ahí. Esta copla triste que agoniza durante más de 80 años entre las chicharras de las atardecidas de agosto necesitaba un héroe que siguiera vivo, en el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso. Y todos sabemos quién es ese héroe: aquel cuya verdadera sepultura es ese jardín donde crecen las rosas amarillas de Seisdedos.

 

 

Y EL ‘MOVADO’ VOLVIÓ A RONDA

Uno de sus nietos, Alejandro, lo llevó.

Al cabo de muchas décadas el viejo Movado que lució Blas Infante en vida, volvió a Ronda, al escenario histórico más importante del Andalucismo y de la biografía política del ‘Padre de la Patria Andaluza’. La histórica pieza volvió al Círculo de Artistas de Ronda en la muñeca de Alejandro Delmás Infante, nieto del notario asesinado y colaborador habitual de Confidencial Andaluz.