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Hay que…

¿Hay que…?, ¿qué hay, ni qué gaitas? ¡Pardiez, valientes ilusos! ¡Basta ya hombre!

 

Caladas hasta los huesos, con sus pelos mojados y alborotados por el chaparrón que caía en Madrid, sus manos heladas por el frío y el agua, sus sonrisas bañadas por la lluvia, con un café en el estómago desde las ocho de la mañana porque tienen que trabajar y han ido directamente desde sus trabajos a la manifestación, sin tener tiempo siquiera de echarse nada a la boca, sin tener tiempo siquiera de recibir el calor de sus hijos e hijas. 

Muchas de ellas y ellos llegan a altas horas a sus casas desde que salieron a las ocho de la mañana, llegan extenuadas por una jornada de trabajo y lucha para darse una ducha para entrar en calor, poder cenar y dar el merecido beso de buenas noches a sus hijas e hijos. Otras de ellas aún no han llegado a casa porque se han desplazado desde otros puntos de España a Madrid para asistir a la manifestación y van de regreso en el tren o el autobús pagado de su bolsillo. 

Sonrisas eternas, corazones calientes e intactos, máximas ganas de pelear y luchar, almas incandescentes, personas educadas y respetuosas y ojos de esperanza y ternura. Esas son las princesas y príncipes con los que me codeo y camino. Ellas y ellos si me representan. Ellas y ellos ya tienen un espacio desde hace tiempo en mi corazoncito porque es un privilegio haberlas conocido y que me dejen colaborar a su lado. Que fácil se hace el camino al lado de personas tan bellas como ellas y ellos. 

Estas princesas y príncipes no llevan diademas de brillantes y van engalanadas en joyas, llevan un megáfono para gritar bien fuerte al Defensor del Pueblo, que no los recibe, “la plaza no se regala”, “a la función pública por oposición”. ¿Defensor del Pueblo?, juzguen ustedes mismos. 

En estas condiciones se han tenido que manifestar los opositores y funcionarios de carrera de la plataforma “Defensa Turno Libre” el pasado viernes en Madrid para defender mis derechos como opositor, para defender los derechos de los funcionarios de carrera. 

No se equivoquen ustedes, ellas y ellos ya no defienden sus intereses, que también, sino que defienden los intereses de sus hijas, de sus nietas, de su primo, de su madre, de sus abuelitas y sobrinos, etc.…Hace tiempo que se dieron cuenta de que, si no pelean, el futuro que les van a dejar a sus padres, madres, hijos e hijas, nietos y nietas, es muy negro e incierto. Yo lo tengo claro. ¿Lo tienen claro ustedes?

La recién aprobada Ley 20/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público (En adelante Ley 20/21) es una cicatriz profunda en nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. Me cuesta entender que a nuestros diputados y senadores no les haya temblado el pulso para aprobar una Ley en tal sentido. 

Esta Ley no va a resolver los problemas de la temporalidad en nuestro país. Con esta Ley solo se va a parchear, acomodar y someter la maltrecha y moribunda función pública de España. 

Escribiendo estas líneas me acuerdo de los transportistas que se han reunido con la ministra y le han dicho que se deje de poner parches a un problema tan grave como el suyo. Mis mejores deseos para todas y todos esos transportistas. 

Pues esta Ley 20/21 es lo mismo, un parche que solo va a permitir regalar plazas a quien o quienes no se lo merecen. Pero no es mi objetivo el análisis de este engendro de Ley 20/21. Esto ya lo he hecho en otros artículos redactados por este que les escribe.  Este artículo está dedicado a mis valientes princesas y príncipes que se han calado hasta los huesos para defender mis derechos.

Si ustedes conocieran a Chisi, Inés, Noe, Vanesa, Raúl, Jorge, Paula, etc.…caerían enamorados al instante de su bondad, cariño, inteligencia, compromiso, ternura, constancia, sonrisa, educación, respeto, personalidad y fuerza. Sí queridos lectores, sientan ustedes envidia de este que escribe porque yo las conozco y no hay adjetivos para agradecer su existencia. 

Hoy, precisamente, hablaba con un amigo sindicalista de la dejadez y somnolencia de la gente ante tan graves problemas, de la poca sangre, compromiso y educación de muchas personas que, pese a que les pisan el cuello con una bota mientras le roban sus derechos a plena luz del día, con la boca bien grande piden que le pisen el cuello un poco más. 

Llegábamos mi amigo y yo a la conclusión de que teníamos la sensación de predicar en el desierto. Y no le falta la razón a la vista de la actitud de la gente. Lo mismo cuando mis princesas y príncipes se cansen ya es tarde para que esas personas se alcen, se revelen y se decidan a caminar junto a ellas y ellos. “Y espera que no empiece alguien a sembrar la dudas de lo que se hace, eso sería ya la puntilla”, me advertía mi amigo sindicalista, a lo que le contesté que con eso cuento desde el minuto uno que me puse a colaborar con ellas y ellos y que tengo plena confianza en que cuando lleguen esos momentos, que llegarán, sus valores apaguen esas dudas.

Que fácil es exigir desde el salón de casa, que fácil es exigir y protestar desde el teclado de un móvil escribiendo un tuit sin estar calado hasta los huesos por la lluvia, que fácil es exigir y pedir que me saquen las castañas del fuego desde la silla donde escribo este artículo, sin mover un dedo. 

Cuando se acercan a mis princesas y príncipes, no es para decirles, ¿en qué puedo ayudarte? No, no es para eso, es para decirles, hay que impugnar esta Oferta de Empleo Público, hay que pedir una reunión con el senador o diputada de turno, hay que escribir una queja al Defensor del Pueblo, hay que contactar con los medios de información para que nos escuchen, hay que redactar una petición a la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, hay que montar una asociación para defender nuestros derechos, hay que hacer una manifestación en Madrid para que se nos escuche… 

¿Hay que…?, ¿qué hay, ni qué gaitas? ¡Pardiez, valientes ilusos! ¡Basta ya hombre! Cuando te acerques a mis princesas y príncipes, que sea para ofreceros a caminar con ellos y ellas, para colaborar con ellos y ellas. 

Les aconsejo que no tarden mucho ustedes en ofrecerse a colaborar con ellas y ellos porque lo mismo es tarde cuando se decidan a hacerlo y ya no habrá nada por lo que luchar. Tengan esto muy claro ustedes, o lo haces tú mismo o nadie lo hará por ti. Así pues, sería conveniente que se dejara un poquito de lado el “hay que…” por el “¿en qué puedo ayudarte?”.

Hace tiempo que hinqué mi rodilla y rendí honores a mis princesas y príncipes para ponerme a su servicio porque ellas y ellos se lo merecen. ¿A qué esperan ustedes para hacerlo? 

La tristeza que tengo es que se conozca antes en las redes sociales el vestido azul de la chica de turno cuando sale a tomar una cerveza o los calcetines del chico de turno porque tiene una colección del carajo y hay que exhibirlos, que el grandísimo y duro trabajo desinteresado que mis princesas y príncipes llevan a sus espaldas y que les aseguro que ninguno de ustedes querría para sí mismo. Porque, desgraciadamente, lo que se lleva es aparentar más que el enorme sacrificio que supone esta labor de sacar adelante esta organización.

  Es un verdadero privilegio y un honor poder colaborar con mis princesas y príncipes. Esta noche se quitarán sus calzados reales para descansar un ratito y volver a calzárselos mañana para seguir defendiendo mis derechos, tus derechos. Por las noches duermo como un bebe sabiendo que mañana se volverán a calzar sus zapatos reales por mí. Lo que más admiro de ellas y ellos es que son personas. 

La policía nacional que los acompañaban en el recorrido les manifestaba, “por favor, no lo dejen ustedes, ustedes tienen razón, sigan como lo están haciendo”. Los farmacéuticos se asomaban al paso de la manifestación por su farmacia para darles consejos y ánimos. La madre de una niña se acercaba a preguntarles “¿por qué os manifestáis?”, y la respuesta de mis compañeros y compañeras la dejaba asombrada y muy agradecida por lo que estaban haciendo. 

Cariño, respeto, educación, ternura, empatía, sin esto es imposible llegar a conectar como ellas y ellos lo hacen. Pareciera que el policía, la farmacéutica, la madre de esa niña, entendiese mejor el grave problema que supone para el país las recientes decisiones adoptadas por nuestros políticos, que los propios afectados por esas decisiones, los opositores, los funcionarios de carrera, los funcionarios interinos. ¡Qué paradoja!

No saben ustedes hasta qué punto es importante para nuestro país que mis compañeros y compañeras se manifestasen en Madrid (como ya han hecho en otras ciudades) para pedir respeto y educación por los principios de acceso a la función pública y por los derechos de los funcionarios de carrera. De saberlo ustedes, les aseguro que los acompañarían en cada marcha, en cada paso que dan, se harían ustedes socios y socias de la recién constituida Asociación Defensa Turno Libre. 

Como diría la gente joven, “¡Al loro con lo que viene!”

Si no quieres perdértelo y quieres estar en primera línea, si cuando tengas setenta años quieres recordar esos momentos con orgullo de haber participado, colaborado y sin ningún sentimiento de culpa porque podías haber hecho algo más y no lo hiciste, te esperan en la recién constituida «Asociación Defensa Turno Libre».

Cada individuo del pueblo preferiría morirse antes que mover un dedo en beneficio de los demás. La gente vivía aislada y solo se preocupaba de sí misma. Y, a decir verdad, el individualismo feroz del valle solo se quebraba las tardes de los domingos, al caer el sol

Miguel Delibes Setién.