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A Gabriel Amat lo jubiló por teléfono Teodoro García Egea

Su resistencia final a dejar el puesto de mando en el PP obedecía mas a su instinto de supervivencia y protección que a seguir mandando.

 

Andan contando en el PP de Almería que Don Gabriel Amat Ayllón no quería dejar la presidencia del partido. Que se estuvo resistiendo como gato panza arriba hasta el último momento negándose a dejar la presidencia, tal y como le pedían casadistas y morenistas, transmisores de delicados y respetuosos mensajes ‘de parte de Pablo y Juanma’.

Con más de década y media ejerciendo el poder absoluto en el PP de Almería, Amat es junto al alcalde de Málaga, Paco de la Torre, el político andaluz en activo con más años de vida pública a sus espaldas, ambos en la derecha, siguiendo la estela de otro gran protegido del arenismo, el centenario Don Ramón Palacios Rubio de Jaén, el mismo Don Ramón que agasajaba como alcalde a Franco a su paso por La Carolina cuando el Generalísimo bajaba a los cotos andaluces de cacería y que acabó al final de su carrera como senador y canguro habitual de los hijos de Aznar en su palco del Real Madrid.

La figura de Javier Arenas Bocanegra,  expresidente regional del PP andaluz, dicen que ha estado sobrevolando el desencuentro entre Génova y San Telmo a cuenta del congreso del PP de Sevilla, pero en realidad donde Arenas parece que se habría  empleado a fondo habría sido en Almería, su feudo de adopción, provincia en la que primero estallan las hostilidades entre Madrid y Sevilla. Así lo revelaba el periodista Juanma Marqués en una de sus crónicas en las cabeceras del Grupo Joly: “Gabriel Amat, en Almería, será relevado como se había pactado en un principio entre Génova y la dirección andaluza. Este cambio de parecer sobre Almería fue lo que motivó la disputa entre Génova y la dirección regional, aunque acabó por proyectarse en la provincia de Sevilla”.

Siguen contando algunos populares en Almería que en Génova 13 siempre estuvieron convencidos de que en la resistencia de Gabriel Amat para irse estaban los consejos al oído de Javier, su “hermano pequeño” en tanto que Arenas definió en su día a Amat como su “hermano mayor”.  Javier Arenas, un zombi en la política de un tiempo a esta parte, parece que ante el casadismo genera más temor que confianza.

Desde luego es difícil poder demostrar que ha sido Arenas quien ha puesto palos en las ruedas de la supuesta ‘unidad’ que dicen perseguir la direccion nacional y regional del PP, usando además Almería de palanca. Que le haya estado mordiendo la oreja a Amat, con la de cañazos que lleva encima el edil roquetero en sus casi tres décadas en política, parece probable, otra cosa es que le haga caso a estas alturas. El problema de Amat es más personal que político. Su familia, sus nietos, le reclaman más tiempo desde hace años. El dinero y el poder no es todo en esta vida. A su edad y con su trayectoria el seguir en el poder no creo que sea una prioridad vital para él, aunque a muchos se lo parezca. En el fondo hay más de instinto de protección y supervivencia personal que ambiciones suficientemente colmadas.

 

Teodoro al teléfono

Pero ante la ausencia de evidencias solo hay que interpretar la forma y manera que, según fuentes populares, se empleó para dar el último empujón a un Amat que se negaba a deshojar la margarita de puertas afuera. ¿Me voy, no me voy? se preguntaba últimamente en los periódicos.

Cuentan que fue el propio Teodoro García Egea, en funciones de Secretario General del PP, quien le llamó por teléfono.

Dicen que fue una conversación breve, correcta y escueta, el tiempo suficiente como para trasladarle cuanto valoraba y agradecía el partido sus años de dedicación, desvelos y sacrificios personales y comunicarle que ya era hora de irse, que debía dar un paso atrás y dejar de presidir el partido en Almería. Le relevará quien fue su delfín, un hombre para la nueva unidad, Javier Aureliano García, un tipo con ambiciones no disimuladas, un riesgo a correr para la perspicacia alpujarreña de Amat.

El murciano García Egea, aunque solo sea por su cercanía geográfica con Almería, debe conocer mejor de lo que muchos creen las cocinas del PP almeriense y, desde luego, lo que representa el gran Chef ‘Don Grabié’ en la historia del partido.

La última vez que hablé con Amat de su jubilación de la política fue en noviembre de 2010, hace casi once años, y de la crónica de aquel encuentro extraigo estos dos párrafos:

Aquellas elecciones por llegar en 2012 y que, efectivamente, iba a ganar el PP con Javier Arenas al frente – según los sondeos con mayoría absoluta- mantuvieron a Amat en activo y ciertamente ilusionado. La aportación del PP de Almería a la segura victoria de Arenas le llenaba de orgullo. Aquel día obtuve la sensación que, aunque estaba cansado de tantos años en la gestión pública, le animaba el hecho muy probable de acompañar a Javier en su entrada triunfal en San Telmo. Había mucho de paternalismo en aquella decisión de seguir. Javier Presidente, su obra, sería su gran legado para el PP, colocar al que iba a mandar en toda Andalucía, desde Villaricos hasta Ayamonte.

El pacto – legal- de perdedores frente al PP en 2012 , lo mismo que sucedería en 2018 con los perdedores PP, CS y VOX, dio al traste con todas las expectativas, la izquierda socialista y comunista gobernó con Pepe Griñán de presidente y Diego Valderas de vicepresidente, gobierno al que fulminaría la Juez Mercedes Alaya al señalar a Griñán y Chaves como candidatos a ser declarados investigados por el TS en la trama política de los Eres.

 

Archivos judiciales como churros

Paralelamente, Gabriel Amat seguía pendiente de los juzgados y especialmente de la denominada “Trama Amat” donde sus denunciantes querían dejar en evidencia judicial una polémica gestión global de años, especialmente en el área urbanística salpicada de decisiones políticas bajo sospecha. No es baladí aportar el dato cierto de que Amat ha dado trabajo en su Ayuntamiento o en la Diputación a hijos o familiares de notables funcionarios judiciales de Almeria. Como tampoco es inoportuno dejar constancia de la magnífica relación personal de Amat con los ministros de Justicia del PP Alberto Ruiz Gallardón y Rafael Catalá, muy activos ambos en el escenario almeriense, especialmente en campañas electorales arropando a Amat, y eso sucedía incluso mientras los juzgados le mantenían imputado (por poco tiempo) en el Caso la Fabriquilla. Algo que al ministro de Justicia, Rafael Catalá no le importó.

Pasaron los años y algunos jueces de Almería, muchos de ellos con bastantes trienios en la plaza ejerciendo en distintas instancias, han venido archivando hasta un total de 26 piezas separadas en las que se dividió la macro denuncia de Amayt contra Gabriel Amat. Conforme se iba conociendo el festival de archivos judiciales -sin ni siquiera mancharse ninguna puñetita- la figura de Amat salía políticamente reforzada dentro del PP, donde siempre tuvo a algunos buitres sobrevolando, pese a su excelente buena salud política.

Cultivó la imagen de víctima perseguida injustamente, aunque le resultó muy difícil culpar a los socialistas de sus desgracias ya que el PSOE de Almeria  ha huido sistemáticamente de denunciar en los tribunales los escándalos del PP y más exactamente cualquier asunto que afectara directamente a Amat. Cuando se han personado como acusación en alguna causa lo hicieron a rebufo de asuntos escandalosos y en muchos casos sin las siglas del PSOE como denunciante, solo con el nombre de militantes como ocurrió en La Mojonera.

 

Arranca el Caso Halsa, luego Términus

Paralelamente, Amayt, la asociación sin adscripción política que en solitario osó llevar al edil roquetero a los tribunales durante años, acusándole de prácticas presuntamente corruptas, llevó a la Fiscalía del TSJA ocupada entonces por Jesús García Calderón, un nuevo asunto de gran calado, el denominado Caso Halsa y bautizado en el argot policial por la Udyco como “Operación Términus”.

Así empezó el Caso Halsa, ahora llamado Operación Términus

Conviene aclarar en este punto que Amayt siempre dirigió sus denuncias a través de la Fiscalía de Granada, nunca a la de Almería. Dada sus experiencias contaban que nunca se fiaron de algunos jueces y fiscales de la plaza en materia de corrupción política. (Algún fiscal ha sido pillado in fraganti en grabaciones policiales autorizadas judicialmente confraternizando con investigados por corrupción)

El asunto  de la constructora HALSA tiene ingredientes tan variados como escandalosos. Políticos, funcionarios, técnicos municipales y empresarios compartiendo todos una misma cama redonda inundada de billetes, por supuesto en negro y en sobres.

La aportación junto a la denuncia de documentación original – hallada en un contenedor de basuras- que demostraría la existencia de una Caja B de la constructora de cabecera de Amat -Halsa, Hispano Almería S.A.- para mordidas y comisiones a políticos, fue un salto cualitativo en la gravedad de las denuncias: se habían estado efectuando pagos al PP ( y alguno en el PSOE, como el portavoz de Roquetas) para sucesivas campañas electorales, a políticos del PP de La Mojonera y Roquetas, a técnicos municipales, a medios de comunicación y a personas muy diversas, siempre en la órbita de los intereses del PP y de su líder provincial. Una trama en toda regla, regada con carísimas inversiones de obras públicas con procesos de adjudicación de dudosa legalidad según constató la Udyco.

 

Un caso de corrupción con documentos originales

Durante años funcionarios judiciales de la Udyco-Costa del Sol han estado investigando a fondo la documentación original -no fotocopias-  aportada por un exempleado de la familia Morales, los dueños de Halsa amigos de Gabriel  Amat, a la fiscalía del TSJA en Granada.

Una curiosidad. El día que el extrabajador de Halsa se dirigía a Granada a depositar en Fiscalia la documentación tan sensible, de parte de un juez de Almeria, a instancias de Halsa, le llamaban amenazándole  y exigiéndole los papeles de inmediato. Fue cuando la Fiscalía Superior se plantó ante el juez Luis Durbán Sicilia y se quedó con la guarda y custodia de los miles de documentos de Halsa en Granada, amén de abrir sus propias diligencias.

 

Miguel Angel Morales (Halsa) y Gabriel Amat firmando uno de los muchos contratos adjudicados en Roquetas a la constructora ahora investigada.

 

Una vez concluido el trabajo de campo, la policía vino a confirmar prácticamente todo lo denunciado por Amayt, dejando negro sobre blanco cómo habían estado ninguneando a los funcionarios policiales desde las administraciones investigadas, negándoles información – o mandando documentación errónea- reiteradamente solicitada incluso por la mismísima instructora.

Así, cuando parecía que los problemas judiciales habían terminado para Gabriel Amat con la cascada de archivos judiciales de su trama, resurge de nuevo con fuerza el embrollo Halsa, donde se demuestra documentalmente, entre otras muchas cosas, que José Cara González, diputado y alcalde popular de La Mojonera – hasta hace unos meses alto cargo de Moreno Bonilla en la Consejería de Agricultura- era socio de los Morales, dueños de Halsa, ante notario y lo ocultó siempre en sus diversas declaraciones de bienes, sin elevar nunca a escritura pública el acto documentado de compra de acciones a los Morales, donde también compró las suyas Nicolás Manzano, concejal de Roquetas y mano derecha de Amat. Una sociedad mixta que, por supuesto, dio excelentes pelotazos en el término municipal de La Mojonera de donde era alcalde y socio de la mercantil José Cara González. La matriz Halsa fue la principal constructora en obtener grandes proyectos en Roquetas como el Palacio Auditorio o la Plaza de Toros.

 

Halsa, asunto peligroso para el PP y para Amat

En el PP de Almeria todo el mundo sabe desde hace años que el Caso Halsa es un marrón muy peligroso para los intereses del partido, así que optaron por apostar por los cortafuegos jurídicos correspondientes a los que una juez de Almería, Ana Belén Vico, les dio la razón, troceando el sumario y mandándolo a  los juzgados de El Ejido y a Roquetas.

La operación divide y vencerás salió a pedir de boca. Dividido el sumario se alejaba bastante la posibilidad de ser acusados, entre otras cosas, como trama organizada o banda criminal para enriquecerse con bienes y dinero público.

Caso Halsa: la juez trocea el sumario y no investigará financiación ilegal del PP

Todo eso sucedía  mientras en el PP sonaban lejanos tambores de relevo en los liderazgos provinciales del partido. Muchos creyeron que Gabriel solo buscaba irse tranquilo, sin tener que pensar en desfilar desnudo ante la Justicia. El dividir el sumario Halsa fue para muchos la señal inequívoca de que a Gabriel Amat se le despejaba el futuro judicial y que, por tanto, ya no tenía excusas para seguir de presidente del PP. Difuminando el sumario y sus posibles concatenaciones delictivas el PP creyó que Amat quedaba a salvo y que Pepe Cara tendría que ser, necesariamente, el chivo expiatorio dadas las documentales existentes y su torpeza manifiesta a la hora de disimular sus negocios ilícitos al socaire de la alcaldía. El guión procesal se fue cumpliendo como siempre, una constante en todos los procedimientos donde la defensa del alcalde y presidente del PP, ha salido siempre airosa y satisfecha.

Y cuando parecía que todo estaba encarrilado, Amat recibe una mala noticia en forma de auto judicial como es la devolución al Juzgado de Almería de la pieza  enviada a El Ejido, en un auto razonado (recurrido después por Amat) que también puede servir de guión jurídico para la juez de Roquetas que tiene la parte menos conocida y más inquietante del sumario Halsa, decisión que a día de hoy aún no se ha dado a conocer.

Trocear el sumario del Caso Halsa es ‘ponerle puertas al campo’

Para muchos este giro de las circunstancias procesales ha pesado mucho en la toma de decisión de Gabriel Amat a la hora de dejar o no el puesto de mando del PP, su gran escudo protector. Un hombre experimentado como Gabriel sabe interpretar todas las partituras de la política  y conoce perfectamente lo fácil que es pasar de ser “el mejor alcalde de España” aplicado por Arenas a Juan Enciso en el 2000, a estar sentado durante meses en el banquillo de los acusados dos décadas después.

Por cierto, la Operación Poniente que lleva meses juzgándose en la Audiencia de Almeria, fue el arma política empleada por Amat para intentar someter a los rebeldes del PP de El Ejido con Juan Enciso al frente. Pero se le fue de las manos el control de la presión; él no quería ver a Enciso en la cárcel, pretendía solo asustarle. Fue la Fiscalía del TSJA en Granada la que inició la investigación en serio tras la declaración del primer testigo de cargo, el abogado Paco Sánchez Ramón.

En los cajones de la Fiscalía de Almería llevaban meses guardadas sendas denuncias presentadas tiempo atrás por el PP (José Andrés Cano y Rosalía Espinosa) y por IU (Rosalía Martín), denuncias que nunca se activaron desde la Fiscalía de Almería y que eran la base de lo descubierto después en la Operación Poniente.