The news is by your side.

Juanma Moreno, un político inmunizado

Sin duda, el presidente de la Junta que más y mejor está empleando el dinero institucional para su propia imagen y la de su partido el PP.

 

Cuatro años sentado en la presidencia de la Junta de Andalucía han convertido al malagueño Juan Manuel Moreno Bonilla en un político inmunizado. Nunca antes ninguno de sus predecesores en el sillón, ni Susana, Griñan, Chaves, Borbolla o Escuredo disfrutaron de esta especie de prerrogativa popular, ni tuvieron tanto poder real e influencia en sus manos y eso que algunos disfrutaron de exitosas mayorías como le ha sucedido a Bonilla en su reelección el pasado 19J. Pero, ojo, fueron mayorías del partido, esto es del PSOE. Las siglas siempre fueron más importantes en las autonómicas andaluzas que la foto con la cara/cartel en la farola, excepción hecha del caso de Rafael Escuredo en el 82 que recogió la impresionante cosecha política del 28F y de la lucha popular autonómica. Quizás en este punto radique uno de los secretos para entender como Juanma ha logrado el respeto y la confianza de un electorado que él sabe bien que no milita en el PP, que les da igual la gaviota que Núñez Feijóo, que solo le presta sus votos y que de momento está dispuesto a ser indulgente con la gestión de su gobierno. Una actitud, no se olvide, que no durará toda la legislatura porque el tiempo pasa y los problemas sin solucionar se amontonan, pudren y huelen detrás de la propaganda y las medias verdades. Pero haga hoy lo que haga el grisáceo gobierno de la Junta -donde brilla Antonio Sanz– sus votantes parece claro que están dispuestos a permitirle todo, incluso que se equivoquen. “Será porque ‘los otros’ no se han equivocado veces en treinta años”, te dicen para justificar.

Entre otras asume ese electorado con normalidad pasmosa barrabasadas políticas como defender a capa y espada a una alcaldesa de Marbella que no está formalmente investigada por la Justicia, cierto, pero en términos políticos está achicharrada y más que amortizada para el PP, opinión por cierto bastante extendida internamente en el partido. Bonilla ni siquiera ha tenido las agallas en público de reconocer que la alcaldesa Ángeles Muñoz no es un cargo público ejemplar -que desde luego no lo es- a la vista de lo que se está sabiendo sobre esta médica de familia con doce millones de patrimonio opaco a su nombre. En realidad el líder del PP andaluz lo que no quiere es romper con la herencia sagrada de Javier Arenas – los cortijos de Javié– cuya influencia en la sombra parece más que evidente. Guante de seda en Marbella como en Roquetas, el polvorín almeriense donde esta semana próxima empezará a arder la mecha con la dimisión de un miembro del equipo de gobierno de Gabriel Amat por razones que seguramente darán bastante que hablar.

 

Pasividad anticorrupción

Pasividad que a estas alturas no debiera sorprender a nadie ya que en el “debe” de Moreno Bonilla en estos cuatro años figura por méritos propios un permanente ‘donde dije digo, digo Diego’ en materia de corrupción, transparencia y honestidad política. Así, el partido que tanto pecho ha sacado a cuenta de las sentencias y procesos en marcha por el Caso Eres, que ellos denunciaron ante Mercedes Alaya, una vez en el gobierno escurren el bulto y de lo dicho nada.

Hay ejemplos muy llamativos en este capítulo, siendo de los primeros y más sorprendentes cuando nada más llegar taponaron el auditar la gestión del socialista Antonio Pulido en la Fundación Cajasol, tal y como ellos mismos pidieron cinco meses antes estando en la oposición a Susana Díaz. O cuando estando imputado el exalcalde de La Mojonera, José Cara Gonzalez en el sumario Halsa/Términus, le nombraron para presidir el IFAPA, el mismo puesto que hoy ocupa su paisana almeriense Marta Bosquet, expresidenta del Parlamento. El asunto llegó incluso a la cámara donde fue Juan Marín quien dio la cara retorciendo lo que pudo la verdad por un nombramiento, éticamente discutible, en la consejería de Agricultura de un cargo del PP ‘investigado’ en una macrocausa por corrupción.

Ciertamente, no se ha visto beligerante al PP a la hora de limpiar su casa por dentro y dar el ejemplo que siempre le echó en cara al adversario. Se vio en el llamado Caso Mascarillas de Almería, con un vicepresidente de la Diputación acusado de haberse llevado una comisión considerable de centenares de miles de euros; por no hablar del Caso Maletines Covid donde anduvo en juego una petición de cinco millones de comisión desde dentro mismo de la Consejeria de Salud de la Junta, con Elias Bendodo como artista invitado. El PP ha tenido nuevamente ¿suerte? con la Justicia.  Causa archivada por un juez recién llegado al que fuera juzgado de Alaya, decisión de archivo que tomó Su Señoría en tres meses escasos, navidades y puentes de por medio, todo ello mediante un auto más que discutible para muchos juristas.

El presidente Moreno no se ha manchado las manos en estos años contra las malas prácticas ajenas y propias, no ya al combatir abiertamente la corrupción, sino intentar al menos educar y ser didáctico en la lucha contra comportamientos que él siempre condenó cuando no gobernaba. No se recuerda en estos años el envío a Fiscalia o al Juzgado de Guardia de ningún asunto con la herencia socialista. Mucho bla bla, pero nada. Como tampoco han cumplido con cuestiones tan manoseadas en su día por su formación política como el número de altos cargos en la Junta – hoy 298, 25 más que con los socialistas– el pago de viviendas para los mismos o la bautizada por ellos como administración paralela. Ahora todo ha aumentado con creces, reconvertido en un gran chiringuito 2.0 de la modernidad política pese a unas auditorias de postureo que nada aportaron. El gatopardismo se ha impuesto una vez más, todo cambia para que todo siga igual o peor, según se mire.

Porque hay problemas importantes que no pueden esperar más o estallará todo. El presidente deberá implicarse más a fondo en resolver el caos de la sanidad pública andaluza donde crece el descontento de usuarios y las protestas de los profesionales. La política del avestruz no suele ser la mejor en estas situaciones, así le fue el PSOE matando mensajeros como Spiriman. No basta con plantarse en Granada y proclamar orgulloso que somos los primeros de España en disponer de un bisturí de rayos gamma que hace maravillas en la intervención de tumores. La atención primaria hace aguas hace tiempo y no parece que encuentren la fórmula eficaz de gestión para recuperarla, quizás sea porque sigue el mismo equipo de cuatro años sin ideas en la Consejería de Salud.

 

Campaña de imagen

A Juan Manuel Moreno Bonilla sin embargo hay que reconocerle como gran acierto la campaña de imagen y comunicación que, financiada con fondos públicos del gobierno de la Junta, ha convertido al presidente en el verdadero objetivo a promocionar con el dinero invertido. Todo apoyado en un potente altavoz llamado Canal Sur TV donde la información se sigue manipulando a dos manos, aunque de forma algo más descarada y casposa que en los tiempos del PSOE con el comisario jienense de Gaspar Zarrias mandando por la redacción de San Juan de Aznalfarache.

Con una Tv pública a diario pegada como una lapa a la espalda del presidente, le ha resultado muy fácil a Moreno Bonilla llegar en conocimiento y aceptación a donde ha llegado en términos de marketing político. Y donde no llega la tele pública andaluza ahí están las privadas que, como grupos que lloran y facturan, siempre están disponibles a vendernos gato por liebre, como cuando el productor Pablo Carrasco, ex DG de la RTVA con Manolo Chaves, llevó a Juanma con Isabel Díaz Ayuso en campaña a casa de Bertín Osborne en Mediaset. Algún día alguien debería estudiar a fondo y escribir sobre este fenómeno tan empleado en nuestra democracia y de paso calcular cuanto le cuesta al contribuyente fabricar un nuevo líder político.

Moreno Bonilla se ha convertido, al margen de su titulo oficial de presidente, en el mejor relaciones públicas de Andalucía, pero sobre todo de sí mismo. Su simpatía personal, su cercanía a la gente sin gorilas que empujen, aparecer como un tío normal, capaz de hablarle en serio pero de coña a una vaca, han sido algunos de los mimbres básicos empleados para fabricar un canasto que, de momento, parece que gusta a la parroquia.

En esa campaña de imagen, especialmente intensa tras su reelección el último verano, no han faltado viajes internacionales a Londres, Bruselas o El Cairo, últimos paseos presidenciales para demostrar, entre otras cosas, el perfil internacional de Juanma y la importancia del mandatario andaluz en el concierto mundial. Lo de menos es lo que se traiga en el canasto para Andalucía, lo importante es que las teles públicas y privadas le pillen buenos encuadres, a ser posible con muchas banderas de países como fondo, imitando a Pedro Sánchez.

Otro aspecto positivo que adorna la figura del presidente de la Junta  ha sido su capacidad para aprender rápido y mejorar a diario. Qué lejos han quedado aquellos debates  electorales donde un Bonilla que se sabía perdedor salivaba más de la cuenta y se le notaban blancas las comisuras de sus labios. Moreno con su cultivada sonrisa ‘Floïd‘ ha ganado en seguridad en sí mismo, viste mejor, ha adelgazado y le sienta bien. Cada día se le nota mayor naturalidad a la hora de opinar sobre asuntos de la política nacional; a veces da la sensación de que se encuentra como pez en el agua, demasiado cómodo arremetiendo contra Sánchez en vez de abordar asuntos de su competencia y de interés para los andaluces.

 

¿Sueña Moreno con Madrid?

¿Está pensando Juanma Moreno en dar el salto a la política en Madrid? Sobre este punto le alertó hace unos meses el propio Alejandro Rojas Marcos, quien ha posibilitado que Juanma recoja la herencia testimonial del segundo andalucismo histórico, en una de las operaciones más rentables y baratas de las realizadas hasta ahora por Bonilla. Tras captar la atención de Manuel Clavero ahí dejó el presidente el andalucismo transversal que tanto ha perseguido desde el principio. Rojas Marcos y Moreno, charlando a solas, hablaban de Andalucía y del futuro, haciendo hincapié Alejandro en el gran error que podría cometer Juanma yéndose a jugar a la política en Madrid  y le aconsejó que se quedase en Andalucia, “siempre los pies en Andalucía” le dijo, que no pensase en la aventura madrileña porque irremediablemente perderían Andalucía, su partido y él mismo.

Ciertamente no sería nada inteligente ni productivo desatender el día a día del gobierno andaluz, cargo para el que fue mayoritariamente votado hace siete meses y aparecer ocupándose preferentemente de la política estatal. Ese precisamente fue uno de los graves errores cometidos por el PSOE-A  y en concreto Susana Díaz quien durante meses mantuvo un pie en San Telmo y el otro en el Ave, todo ello en una guerra cruenta de primarias contra Pedro Sánchez que la presidenta andaluza perdió estrepitosamente.

No, no sería inteligente jugar a lo que hizo Susana y esa quizás sea la razón principal por la que Juanma Moreno parece que se repliega muy lentamente a su cuartel general en lo que podría ser una retirada estratégica a verlas venir. Bastante tiene ya con tener que ser orador obligado en los próximos mitines de las comunidades  autónomas donde se celebren comicios en mayo.

Moreno Bonilla es un hombre que tiene olfato y suerte, mucha suerte. Siempre ha vivido de la política y del partido y no ha cotizado en la empresa privada. En 2018, siendo jefe de la oposición, ni soñaba con poder gobernar y menos gracias a la pirueta del voto de la extrema derecha de la que siempre ha intentado desmarcarse, demostrando cierto repelús. Lo tenía crudo el 2D de 2018 según las estimaciones demoscópicas previas, tanto que a media tarde de aquel domingo y sin el escrutinio cerrado, solo con los sondeos a pié de urna, Juan Ignacio Zoido pilló un Ave a Madrid para convencer al heredero de Mariano Rajoy de echar a Juanma de la presidencia del partido y que se pusiese en marcha una gestora del PP andaluz. Cuando en Génova 13 descubrieron con el escrutinio oficial en las pantallas que con Vox y Ciudadanos podrían gobernar y echar a los socialistas del poder por vez primera, dejaron de escuchar al exjuez  y apostar en serio por Juanma al frente de una coalición de intereses de las derechas y la extrema derecha. El balance objetivo al cabo de tres años de gobernar gracias a Vox es que, salvo cuatro detalles, (toros, misas, zancajadas, romerías y mucho ruido) la extrema derecha no solo no ha dejado su impronta, sino que tener a su candidato camino del banquillo como presunto chorizo de subvenciones públicas, le desactivó por mucho tiempo. Y para acabarlo de arreglar envían a Macarena Olona, renegando hoy de cuanto defendía entonces. A Moreno le votaron muchos andaluces gracias a las alucinaciones de Olona para evitar que cayera el PP en manos de Vox.

 

Una oposición de dulce

La baraka de Bonilla le ha aportado también suerte con la oposición que tiene enfrente, lo que le ha permitido disfrutar de una estabilidad política notable en Andalucía donde prácticamente no llegó la crispación o el discurso del odio que se vendía como telas de Sabadell entre Madrid y Barcelona. El PSOE-A, que ganó las elecciones en diciembre del 18 pero perdió el gobierno, inició después un proceso interno que desembocó en lo que hoy se ha convertido, un partido debilitado, para lo bueno y para lo malo demasiado identificado con Pedro Sánchez, muy lejos de cuando se autodenominaban “el gran partido de los andaluces”. Abundando en la suerte de Moreno también cabría anotar la irrupción del líder socialista Juan Espadas, cuyo perfil centrado y moderado a muchos les recuerda una copia de Moreno Bonilla. El último sondeo del Barómetro del CREA cuenta que el PSOE-A hoy perderían cuatro o cinco escaños que se irían a su izquierda. Pero si el panorama del primer partido de la oposición es desolador, a su izquierda, los que se suponían más combativos contra las derechas y por los derechos de las clases populares, se autodesactivaron al tiempo que decepcionaban a su electorado de izquierda radical con broncas, divisiones y peleas internas, no tanto motivadas por razones ideológicas sino por el presupuesto en euros del Parlamento a repartir.

Pese a ese triste y oscuro panorama en la oposición, Moreno y el PP no parecen dispuestos a bajar ni un ápice la maquinaria a su disposición empleada para ganar más poder electoral, especialmente ahora que llegan las municipales. De eso mismo acusaron el PSOE con los Eres, ganar clientela y votos para seguir en el poder.

Recuperan los populares en este contexto un experimento que les salió muy bien en las autonómicas y que consistía en hacer campaña electoral por toda Andalucía a coste cero para el PP y sin que se note. ¿Como? Pues llevando nuevamente toda la parafernalia y protocolos que comporta una reunión del Consejo de Gobierno itinerante por las ocho provincias, esta vez en grandes ciudades no capitales que para eso estamos en municipales. Coches, asesores, hospedajes, comidas… y mucha tele local y regional. Así el mitin electoral del partido en el gobierno, BOJA en la mano, se cuela en las teles camuflado como actos institucionales del gobierno andaluz. No es ilegal, pero ética y estéticamente les deja más que evidencia.¿Imaginan lo que habrían dicho los populares si algo así hubiese implantado y sistematizado un gobierno socialista en la Junta? Susana Díaz solo usó esa fórmula viajera para sus mensajes de fin de año. Aún se recuerda la imagen espectral del último en 2017; vestía traje color negro y fue en las ruinas de Medina Azahara en Córdoba.

 

Este artículo se ha publicado en la edición de papel de La Voz del Sur y desde este 28F en su página online.