En la instrucción del “chivatazo” y el Yak-42 Grande-Marlaska se ganó el apoyo del PP, que lo propuso en el Senado como vocal del CGPJ resultando elegido.

Fascina la habilidad de Juan Marín, cuya colección de carnets como afiliado a distintos partidos - (AP),(PA), (CIS) y Ciudadanos-resulta difícil de superar.

En vez de ser reconocida su valentía y honestidad, son perseguidos, calumniados, expulsados de sus trabajos, incluso encarcelados y represaliados.

En todo este asunto, las actuaciones de Grande-Marlaska y de María Gámez no parecen compadecerse con la separación de poderes.

La culpa de lo de Nissan la tienen los señores de ERC y la coalición Frankestein. Ellos, los del PP, no se juntan con monstruos. Lo son. 

Los uniformados, ante la autoridad civil, de turno, elegida por los españoles, deben estar en primera posición de saludo y “a las órdenes de vuecencia, Sr. Ministro”.

Cada vez que en el Congreso/ Meritxell llama a votar/ España más se parece/ Cada día a un carajal.

El PSOE no existe hoy. Es la voluntad de su líder ambicioso, mentiroso y sin escrúpulos como ha acreditado en su trayectoria. Sánchez solo desea el poder.

A principios de febrero, el JEME llevó a despacho con la Ministra el destino y ascenso del GB Esteban, hoy con destino en Granada.  Y doña Margarita, simplemente, lo vetó.

Hoy la imbecilidad no es delito, ni el único pecado, aunque sí es cierto que la maldad es, con mucha frecuencia, una mezcla de varias imbecilidades.

La tensión se palpa gracias al descontrol y los tics dictatoriales de un Ejecutivo al que sólo parece preocuparle mantenerse en el poder.

No nos cabe otra a los españoles sensatos que rezar a San Talaleo para que este desaguisado que se está cociendo no vaya a más. Que puede ir.

Las decisiones que se toman son "políticas", siempre políticas, basadas en informes técnicos.

Fueron lemas del 15M: “Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

El Gobierno está en bancarrota. No solo en la acepción económica del término ―que también―, sino, especialmente, en su crédito y autoridad.