España necesita un partido de izquierdas que no sea este PSOE ni este comunismo rancio podemita que pretende robar el derecho a decidir a los españoles.

Ayer se presentó en Colón la modernísima R.A.C. R de Rivera, A de Abascal, C de Casado. España inmortal en esencia tripartita.

La manifestación de hoy 10F ha dejado claro que la independencia de Cataluña, ni por las buenas, ni por las malas. Que hasta aquí hemos llegado.

Los unos y otros socialistas. Los unos nos daban ilusión, energías y orientaciones. Éstos son los otros, y nos dan miedo. Sólo tienen en común el nombre.

Temblará la capital por la manifestación envuelta en banderas nacionales, colisión entre los amantes del relator y aquellos constitucionalistas letraheridos

Han transcurrido 146 años. Veintidós meses duró la Primera República española. Terminó de forma abrupta, con el pronunciamiento militar de Martínez Campos.

Ni el CIS manipulado de Tezanos les quita el sudor frío que les recorre la espalda a los socialistas ante la catástrofe inminente que se les viene encima.

Pedro Sánchez ya se está buscando el futuro como novelista de ficción y de ahí su libro autobiográfico “Manual de resistencia” que acaba de salir.

Disfrutemos pues de esta emocionante fase de la democracia que nos toca vivir. Somos menos idiotas y tenemos más liturgos totalmente laicos.

Algunos de los militares firmantes del manifiesto en alabanza a Franco, se han retractado a día de hoy, en la adhesión al manifiesto franquista.

El eslogan escogido por el Trifachito, para echar las patas por lo alto e intentar en la calle una demostración de fuerza lo veremos en los próximos días.

Lo más lamentable es tener que reconocer que el problema de nuestros políticos con respecto a la defensa nacional es que no saben para qué quieren las FAS.

Españoles y rusos, saben muy bien que las sonrisas pueden congelarse en un segundo para dejar al desnudo la brutalidad más despiadada.

Si la República tuvo la sensibilidad de reconocer la igualdad en derechos civiles, hoy seguimos reivindicando la igualdad real y efectiva.